Balotelli, ante la dosis de disciplina italiana

Precedido por su fama de chico malo, Mario Balotelli afronta la Eurocopa agradecido por la oportunidad que le ha dado el seleccionador de Italia, Cesare Prandelli, una ocasión única que no piensa desaprovechar.

El delantero del Manchester City, de 21 años, es consciente de que su actitud fuera y dentro del campo eclipsa a sus aptitudes futbolísticas; una imagen polémica que pretende borrar en el torneo de Polonia y Ucrania. "Prandelli me ha esperado y yo no veo la hora de corresponderle", afirmó Balotelli en las vísperas de una cita continental que considera es la ocasión de su vida para demostrar lo que puede dar. Además de a Prandelli, el exjugador del Inter, pero de reconocida afición por el Milan, tiene presente a Roberto Mancini, a quien agradece el hecho de que le haya dado "la ocasión de ser decisivo en el final de temporada" en el equipo inglés.

A Balotelli le toca ahora responder a las expectativas de Prandelli, quien siempre ha confiado en su buen juego y que espera inculcarle la disciplina que parece faltarle a este jugador de ascendencia ghanesa. El fútbol se convirtió en un buen anestésico durante una infancia marcada por el abandono de sus padres biológicos y por la suerte que tuvo al ser acogido por una familia de italianos de Brescia (norte de Italia). Al no haber sido adoptado, Balotelli no obtuvo la nacionalidad italiana hasta la mayoría de edad, momento en el que entró en la azzurra sub 21.

El palermitano ha sido un niño prodigio del mundo del fútbol y, a la vez, el enfant terrible de cada uno de los equipos por los que pasó. Objeto de los cánticos racistas de varias de las aficiones de sus equipos rivales en Italia, Supermario Balotelli ha tirado la camiseta de su club al suelo, ha discutido con entrenadores y jugadores, contrarrestando esas salidas de tono con buenas prestaciones dentro del terreno de juego. Este poderoso estilete tiene con la Eurocopa la oportunidad de demostrar que es algo más que una promesa. Eso sí, ha amenazado con "matar" a quien se atreva a lanzarle un plátano durante un partido.