Los vinos generosos que se producen en Andalucía son únicos tanto por las variedades de uva utilizadas, que son endémicas de esta zona, como por el sistema de producción a través de criaderas y soleras. El resultado se traduce en unos vinos con una personalidad extraordinaria, rica en matices que van presentándose paulatinamente a nivel olfativo y gustativo.
Las bodegas que producen los vinos generosos se caracterizan por su peculiar fisonomía en la que las botas se acumulan a varias alturas. Las filas superiores corresponden a las criaderas mientras que la que última, la más próxima al suelo, es la solera. La curiosidad de este sistema estriba en de la solera se saca una proporción de vino que se compensa, en la misma proporción, con la bota que tiene inmediatamente por encima. Este mismo proceso se realiza en orden ascendente hasta llegar a la primera criadera, que es donde se encuentra el vino más joven. Esto permite conseguir vinos homogéneos, sin altibajos y con las mismas cualidades organolépticas.
Venencia rompiendo el vlo de flor
Otro de los aspectos a destacar en los vinos generosos que se producen en Andalucía está relacionado con el velo de flor, propio de la crianza biológica de los finos y amontillados; mientras que los olorosos, los palo cortado o los Pedro Ximénez tienen una crianza oxidativa. El sistema de criaderas y soleras se aplica a ambos tipos de envejecimiento aunque varía el el número de trasiegos anuales y las condiciones de temperatura y humedad de la bodega dependiendo de las características del vino o las necesidades comerciales de la empresa.
Si bien los vinos finos y el Pedro Ximénez son los más conocidos para el gran público, en los últimos años se ha comenzado a poner en valor los amontillados, los olorosos y el palo cortado. Al menos así se refleja en los premios y distinciones que anualmente se entregan por parte de prestigiosos referentes como Robert Parker, la guía Peñín o más recientemente los XX premios Akatavino Best Wines Spain Awards que reconocen los mejores generosos del año.
Para estos últimos, el pódium está compuesto por tres vinos provenientes del marco de Jerez: los amontillados de la bodega Fernando de Castilla y Delgado Zuleta y el palo cortado de bodegas Arfe.
El vino amontillado VORS Qvo Vadis que elabora la bodega Delgado Zuleta logra una puntuación de 98 puntos. Este generoso 100% palomino tiene su origen en las soleras de la casa Rodríguez La-Cave. Se trata de un ‘vino de pañuelo’ por su espectacular riqueza, elegancia y profundidad aromática. Si bien nace como manzanilla, lo que le proporciona los beneficios del velo de flor en su fase de crianza biológica, al perderla pasa a la fase oxidativa para tener una crianza de más de 40 años de crianza en botas de roble americano. Este proceso se traduce en un vino de color caoba oscuro, intenso, limpio y brillante con aromas a frutos secos y madera.
Amontillado VORS Qvo Vadis
En segundo lugar, nos encontramos con el palo cortado que elabora bodegas Arfe, Palo Cortado de la Cruz 1767. Esta bodega se dedica única y exclusivamente a la elaboración de este tipo de vino. Akatavino le otorga 98 puntos a este generoso elaborado con uva palomino en el que se encuentra la finura y delicadeza de los amontillados viejos y la persistencia y estructura de los olorosos viejos.
Palo Cortado de la Cruz 1767
La medalla de plata recae en el amontillado Antique de bodegas Fernando de Castilla con 97 puntos. Se trata de un vino con crianza biológica de cinco años que posteriormente pasa al envecimiento oxidativo, resultando un generoso de color ámbar en el que resalta la elegancia de las sensaciones almendradas que produce en el paladar.
Amontillado Antique de bodegas Fernando de Castilla
