Medio ambiente

Ni las mariposas monarcas ni las plantas del sendero de Castellar son especies invasoras

  • Juan Fernández Haeger, autor del plan de conservación del singular lepidóptero explica que ni este ni las especies vegetales de las que se alimentan son ajenas al espacio natural en el que se encuentran

Una mariposa monarca, en el sendero de Castellar que lleva su nombre.

Una mariposa monarca, en el sendero de Castellar que lleva su nombre. / Juanjo Rodríguez

El biólogo Juan Fernández Haeger ha respondido a las acusaciones del grupo Agaden, en las que la organización ecologista se postulaba contra sus propuestas para la conservación de la mariposa monarca en el sendero que lleva su nombre en Castellar de la Frontera.

En el documento La colonia de mariposa monarca Danays plexippus en el río Guadarranque, propuestas para su conservación compatibles con el uso público del sendero el biólogo mostraba su preocupación por la rápida disminución de la abundancia de mariposas en este enclave del Campo de Gibraltar y realizó al Ayuntamiento una serie de propuestas para la conservación de estas mariposas y para que el sendero de la mariposa monarca pueda seguir siendo un atractivo para la población local y foránea.

El grupo ecologista sostuvo que la propia mariposa, originaria de Norteamérica, es una especia exótica de la cuál no se sabe si llegó de forma natural o bien fue introducida. "Estoy seguro de que en Agaden conocen bien que el área de distribución de cualquier especie no es estática y, por el contrario, puede ampliarse, contraerse, desplazarse, fragmentarse o fundirse con otras adyacentes", responde Fernández.

"Está bien documentado por nuestros colegas americanos y australianos que la mariposa monarca, originaria de América, se expandió de forma natural durante el siglo XIX por el océano Pacífico, estableciéndose en Australia y sureste asiático. Así mismo, nuestro grupo de investigación de la Universidad de Córdoba documentó en 2015 que la mariposa monarca se expandió también, sin intervención humana, a través del océano Atlántico durante el siglo XIX. Las primeras citas de avistamientos de esta especie en la península ibérica se produjeron simultáneamente de Portugal y Gibraltar en 1886, siendo esta última cita, probablemente, de algún ejemplar procedente de alguna de las colonias establecidas en el sur de Cádiz", explica el biólogo.

Los primeros avistamientos en la península de mariposas monarca se dieron en 1886

"Mas aún, la mariposa había sido citada en décadas anteriores en Canarias, Madeira, Azores y las Islas Británicas. Este último archipiélago es una fuente de datos muy interesante puesto que casi todos los años se detectan ejemplares nuevos, que no pueden reproducirse por falta de sus plantas nutricias. Es decir, el área de distribución de esta especie se expandió de forma natural en el siglo XIX mediante individuos que tratan de colonizar nuevas áreas favorables. Este fenómeno se sigue produciendo en la actualidad, como lo demuestran las nuevas observaciones que se registran anualmente en las Islas Británicas y como apoyan también nuestros modelos predictivos, que detectan áreas de hábitat favorable en amplias zonas costeras del mar Mediterráneo, donde la mariposa aparecerá sin duda en los próximos años", continúa.

"Por tanto, la mariposa monarca no debe considerarse una especie exótica, introducida por el hombre, como propone Agaden sino una especie de nuestra fauna de mariposas que ha realizado la enorme proeza de cruzar el Atlántico y establecerse exitosamente en nuestro entorno. De forma equivalente otras especies de mariposas de origen norteafricano (Colotis evagore, Borbo borbonica, etc.) se están detectando con mayor frecuencia en la provincia de Cádiz, expandiendo sus áreas de distribución, probablemente motivadas por el cambio climático", desarrolla.

Las plantas que sirven de alimento a la mariposa están presentes en el sendero desde hace mucho tiempo

Otro punto conflictivo es la acusación de la organización al alcalde de Castellar, Adrián Vaca, de querer introducir especies invasoras en el sendero para alimentar a la mariposa. "Es sorprendente esta crítica, puesto que las supuestas especies invasoras que sirven de alimento al insecto están establecidas en el área del sendero a lo largo del curso del Guadarranque y en otras muchas zonas próximas desde hace bastante tiempo. En el siglo XIX se detectaron las primeras mariposas, lo que indica que ya estaban allí las plantas, aunque probablemente lo estaban desde mucho antes", responde Fernández. 

"Asclepias curassavica fue introducida, junto con otras muchas especies, en el siglo XVI tras el descubrimiento de América, dentro del intercambio de especies que hubo entre ambos continentes tras ese acontecimiento. Las dos especies de Gomphocarpus tienen su origen en África meridional y debieron ser introducidas por los portugueses en fechas parecidas. Son pues introducciones antiguas y se las puede considerar neófitos naturalizados, tal como aproximadamente el 12% de la flora española. En el Campo de Gibraltar forman una trama de fragmentos dispersos en el paisaje, tanto en el Parque Natural de los Alcornocales como del Parque Natural del Estrecho y otras muchas zonas aledañas. En la península ibérica se extienden, al menos, por una amplia franja costera desde el Sur de Portugal y por la costa del Mediterráneo hasta Turquía, además de en muchas de sus islas", detalla.

Fernández explica que la Ley 42/2007 del Ministerio para la Transición Ecológica (MITECO) define una especie exótica invasora (EEI) como: “aquella que se introduce o establece en un ecosistema o hábitat natural o seminatural y que es un agente de cambio y amenaza para la diversidad biológica nativa, ya sea por su comportamiento invasor o por el riesgo de contaminación genética”.

Las plantas nutricias de la mariposa no suponen riesgo alguno para la biodiversidad local

"Durante más de 10 años de seguimiento de las plantas nutricias de las mariposas monarca en el Guadarranque y en más de 60 enclaves del Campo de Gibraltar nuestros resultados demuestran que estas plantas carecen de potencial invasor y no son agente de cambio y amenaza para la diversidad biológica nativa ya sea por su comportamiento invasor o por riesgo de contaminación genética. Mas aún, dada la antigüedad de su introducción (400-500 años aproximadamente), esos supuestos efectos deberían ser ya muy evidentes y las asclepiadáceas deberían tener algún tipo de dominancia y efectos evidentes sobre la flora y fauna locales. Por el contrario, los rodales de plantas que hemos prospectado durante años han permanecido mayoritariamente estables y, en algunos casos, han sufrido regresión al disminuir la intensidad del manejo a que estaban sometidos", desarrolla el biólogo, que considera la afirmación de Agaden como "extravagante".

Ninguna de las especies mencionadas aparece en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras

"La Ley 42/2007 mencionada más arriba creó, en su artículo 64, el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras, en el que se han de incluir todas aquellas especies y subespecies exóticas invasoras que constituyan, de hecho, o puedan llegar a constituir una amenaza grave para las especies autóctonas, los hábitats o los ecosistemas, la agronomía, o para los recursos económicos asociados al uso del patrimonio natural”. En ese Catálogo al que considera un “instrumento dinámico susceptible de cambio y actualización al mejor conocimiento posible” se definieron los taxones integrantes del mismo. La actualización de 2019 del Catálogo relaciona un total de 42 especies de plantas, entre las que no aparece ninguna especie de Asclepias ni de Gomphocarpus, por lo que estas especies no son consideradas invasoras (EEI) ni desde el punto de vista legal, ni desde el punto de vista ecológico. De forma equivalente la Junta de Andalucía tampoco las incluye en su legislación", desarrolla.

Agaden también afirma que el plan de conservación podría "alterar la cadena trófica" y provocar la disminución de especies vegetales autóctonas, algo que el biólogo no llega a comprender: "Esta última afirmación parece disparatada, puesto que nuestros datos demuestran lo contrario."

"Es decir, en la competencia interespecífica entre las asclepiadáceas y las plantas autóctonas las primeras salen siempre perdiendo. No aparecen nunca en pastizales cespitosos, densos y húmedos, aparentemente por no poder establecerse y son desplazadas en la competencia por otras especies características de zonas húmedas como zarzas, juncos, adelfas, etc. No provocan, por tanto, ninguna disminución de especies autóctonas sino que, muy al contrario, son desplazadas por las especies autóctonas de los lugares que consigue ocupar, a no ser que medie algún tipo de manejo externo (ganado, desbroces, roturaciones, etc.) que las favorezca", explica.

Las plantas denominadas invasoras por Agaden están desapareciendo

"Un caso paradigmático es precisamente el Sendero de la mariposa monarca que nos ocupa, donde las plantas calificadas por Agaden de invasoras están desapareciendo por la presión competitiva que ejerce la vegetación autóctona sobre ellas en ausencia de las cabras que anteriormente la consumía. Este fenómeno ha sido la causa fundamental de nuestro informe para tratar de mantener la presencia de las plantas y de las mariposas en este enclave esencial para la persistencia de la metapoblación de mariposas monarca y también de la mariposa tigre en el Campo de Gibraltar", expone.

Fernández cree que "cabe la posibilidad de que Agaden se hubiera basado para sus apreciaciones en una publicación denominada Atlas de plantas invasoras de España aparecida en 2004 y, por tanto, anterior a la ley, que relaciona un total de 294 especies recopiladas por sus autores a las que atribuyen algunos caracteres invasores. Pero esta publicación no tiene carácter de ley, que como ya hemos mencionado considera como especies exóticas invasoras sólo 42 especies de plantas (254 especies menos de las incluidas en ese Atlas)".

"No estamos, por tanto, ante una propuesta de experimentos ambientales, en la percepción peyorativa de Agaden, sino ante una propuesta sensata para mantener la biodiversidad de plantas y mariposas existente en el Campo de Gibraltar, al menos, desde el siglo XIX, compatible con el uso público", concluye el experto.

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