La Verja, Gibraltar y sus servidumbres

Crónicas de la prosperidad compartida

Nada parece indicar que el acuerdo fantasma camine por el sendero de revertir la posición gibraltareña como explotadora de la economía y trabajadores de la comarca del Campo de Gibraltar. La reunión en Downing Street no ha ido más allá del paseo del gato presuntuoso, al olor de una sardina, que ilustra esta Crónica

Un gato callejero, frente al 10 de Downing Street, el pasado día 3.
Un gato callejero, frente al 10 de Downing Street, el pasado día 3. / Tolga Akmen / EFE-EPA
Teófilo Morón

La Línea, 07 de septiembre 2025 - 04:01

Se puede entender que aquel que no resida en el Campo de Gibraltar pueda parecerle el tema del acuerdo mucho menos interesante que la recientemente iniciada temporada futbolística. Lo que no se puede entender son aquellos que, residiendo en la comarca, creen que lo del acuerdo no va con ellos, por no trabajar en Gibraltar o no visitar el Peñón desde hace años.

Para que estos últimos abran los ojos quisiera plantearles los problemas que se avecinan con el acuerdo fantasma, siempre que su contenido sea el cacareado por el británico. Que los nuestros, más allá de querer tirar la Verja, no han dicho nada al respecto.

He dicho bien lo de querer tirar la Verja, porque a Madrid se les ha escapado el detalle de que la Verja fue levantada en 1908 por el Imperio Británico con la intención de evitar el contrabando y facilitar las labores de vigilancia. Esto fue la excusa, la finalidad era consolidar el territorio no cedido en Utrecht. El problema que no calcularon es que la Verja frenó su posibilidad de seguir usurpando terreno al norte de la Verja. Siento informar a los condecorados diplomáticos que uno no puede tirar lo que no es suyo.

La Verja marca la diferenciación legislativa y fiscal que existe entre ambos territorios, y que permite la subsistencia de Gibraltar

Si se sigue un poco la prensa colonial se sabría que hace tiempo que vienen pregonando que no van a tirar la Verja. Lo único que están dispuestos a derribar es la parte de la Verja por donde se transita entre ambas coreas, es decir, quieren frontera fluida. Muy lejos de la intención gubernamental española de avanzar en soberanía derruyendo la Verja. La soberanía se tiene o no se tiene, no se conquista a cachos.

No quieren ni oír hablar de quitar la Verja, porque viven de su existencia. La Verja marca la diferenciación legislativa y fiscal que existe entre ambos territorios y que permite la subsistencia de Gibraltar. Para esconder sus intenciones disfrazan el derrumbe de la Verja en facilitar la vida a los trabajadores, pero esto es un camelo del que aún no se ha dado cuenta el señor Landaluce, excelentísimo alcalde de Algeciras y excelentísimo senador, presidente también de la Comisión de Exteriores de la Cámara Alta. Prometo, a no mucho tardar, desarrollar esto en la Crónica que se merece.

A renglón seguido de derruir solo las puertas del hispano paralelo 38, han anunciado la creación de un edificio, donde actualmente se encuentra una oficina de cambio de moneda, nada más ingresar en Gibraltar a la izquierda, donde instalarán la Policía, Aduanas e Inmigración. Aquí empiezan los problemas. Si las fronteras pasan a estar en el puerto y el aeródromo: ¿Qué pinta esa instalación ahí? ¿Eso está recogido en el acuerdo fantasma? ¿Se encargarán ahí de que no pase nadie con prendas con banderas españolas que puedan herir la sensibilidad de los macacos de berbería? ¿Esto no sería contrario a la normativa europea de fronteras? ¿Se ha previsto esta incidencia en el acuerdo? Demasiadas preguntas sin respuesta, y eso que no hemos hecho nada más que empezar.

Ya que hablamos del puerto y del aeródromo, es curioso que cuando hablan de control fronterizo nada digan del primero; ni lo mentan. ¿No se va a controlar esa frontera por parte de España o se va a controlar por videocámara desde el sótano, donde a buen seguro meterán a la Policía Nacional y la Guardia Civil, en el aeródromo?

Capitales no es industria, no son empresas, ni empleo, es 'cash'. Quieren que se domicilien en la colonia los del taco para esconder sus beneficios del fisco o la Ley, en los bufetes gibraltareños

La vivienda en La Línea, ese codiciado botín

No le falta razón al alcalde de La Línea, Juan Franco, preocupándose por el tema de la vivienda. Desde el blog de un conocido gibraltareño se ha mostrado preocupación por este mismo tema. ¿Sorprendidos? Tiene su explicación.

Gibraltar, como buen paraíso fiscal, fomenta la atracción de grandes capitales hacía su colonia. Capitales no es industria, no son empresas, ni empleo, es cash. Quieren que se domicilien en la colonia los del taco para esconder sus beneficios del fisco o la Ley, en los bufetes gibraltareños.

El blanqueo de capitales y la evasión de impuestos no genera riqueza ni trabajo ni beneficios para el resto de la sociedad. Y para atraer a estas joyitas les dan facilidades para la adquisición de viviendas.

Esto hace temer a los gibraltareños una subida de los precios de las viviendas a la sombvra del Peñón y les va a empujar a tener que adquirirlas al norte de la Verja. Pero, aunque sean el segundo territorio con mayor renta per cápita del mundo, no todos los llanitos tienen las mismas posibilidades económicas. Así que la estimación es que en La Línea se instalen los profesionales de mayor poder adquisitivo, por aquello de la cercanía, y que el resto, por su menor poder adquisitivo, tendrá que residir más lejos de Gibraltar. Con ello, toda la comarca se verá agraciada con nuevos colonos.

Un pequeño paréntesis para explicarles, en relación a lo del PIB, que de sus tiempos coloniales los británicos aprendieron que no renta esclavizar a la población colonial, ya que tarde o temprano se les subleva. Por ello en sus actuales colonias económicas se encargan de que el jefe de la tribu local reparta beneficios entre la población para tenerlos contentos. El pan y circo de los romanos. Y ya saben que el que parte y reparte…

Que aumente el número de residentes de otras nacionalidades con mayor poder adquisitivo en la comarca, a priori, no es ningún problema. Pero, vista la capacidad negociadora de nuestros diplomáticos y el celo del Ministerio del Interior y el de Hacienda en la persecución de aquellos gibraltareños que residen de manera irregular en el Campo de Gibraltar, no se habrá previsto que esas residencias sean de manera legal y por tanto tributen en España. Por el contrario, se asentarán en la comarca sin pagar impuestos con los que sostener todos los servicios de los que, a buen seguro en el acuerdo se recogerá, se beneficiarán.

De esta manera aumentará la población en la comarca y seguiremos careciendo de servicios de sanidad, educación, transporte -ferrocarril y carreteras- acordes a la población de la comarca. No aparecerán en un registro, no existirán, y mientras no existan, ningún Gobierno va a ampliarnos servicios para una población fantasma.

Otra derivada del crecimiento de población será el aumento de precios. En cuanto su tendero detecte que la clientela tiene posibilidades de pagar más por el mismo producto, aumentará los precios. Ley de vida.

No voy a seguir poniéndoles mal cuerpo contándoles todas las derivadas que un acuerdo deficientemente negociado pueda traer al Campo de Gibraltar. Pero, como el que negocia no va a vivir aquí, le trae al pairo todo esto. Si se dan cuenta, en estas negociaciones los únicos intereses que no se han tenido en cuenta, ni han estado defendidos por nadie, son los de la población campogibraltareña, que viene sufriendo la convivencia con una economía parasitaria.

Si creen que la existencia de la colonia no perjudica nuestra economía, y por tanto nuestra calidad de vida, hagan un ejercicio muy simple: tomen ustedes cualquier indicador económico y analicen cómo progresa desde La Línea hacia el interior del resto de España. Verán que cuanto más lejos de la colonia, mejores indicadores económicos.

Los comerciantes

En relación a lo que venimos tratando, esta semana tuvimos un revelador artículo, si se sabe leer entre líneas. Lo titulaban en este periódico "Los comerciantes de Gibraltar temen la subida de impuestos y de los costes laborales por la desaparición de la Verja".

Sin ponerse colorados, mencionaban que "muchos de quienes reciben el salario mínimo no viven en Gibraltar y ya ganan más que lo que obtendrían al otro lado de la Verja". Otra frase para poner en evidencia la economía de la tostá untada por los dos lados.

Señores comerciantes, un trabajador español con salario mínimo en Gibraltar no recibe más que si trabajara en España porque en Gibraltar le roban las prestaciones sociales de sanidad, vivienda, educación y pensiones que les deberían corresponder en derecho, para que ustedes puedan seguir disfrutando del segundo puesto en PIB per cápita. Ese robo que le hacen a los trabajadores es lo que les permite disfrutar del nivel económico que tienen y lo que empobrece a esta comarca. Los trabajadores en Gibraltar que residen en España -no solo los hay españoles- tienen menor poder adquisitivo que cualquier otro trabajador de España en sus mismas circunstancias.

Todos los negocios que sustentan la economía gibraltareña lo hacen en detrimento de la economía de la comarca

Otras perlas de los comerciantes fueron pedir que desde Gibraltar se controle férreamente a aquellos albañiles, fontaneros, electricistas, pintores y, en general, cualquier persona, casi siempre del Campo de Gibraltar, que realice una actividad comercial en la Roca sin declararlo. Ahí tienen al residente en España pagando impuestos en Gibraltar cuando acuda a la colonia a buscarse la vida, mientras el gibraltareño que vive en España ilegalmente pide la devolución del IVA de sus compras.

Ponían de manifiesto como entienden allí la prosperidad compartida cuando desvelaban que en Gibraltar hay actividades para las que se exige se contrate a un gibraltareño, caso del montaje de cocinas o de muebles en general. Esto, si no me equivoco, son medidas proteccionistas y contrarias a la libertad de mercado y contratación de trabajadores. No hay de lo que preocuparse porque esto lo corregirá el acuerdo fantasma al ser contrario a la legislación europea (entiéndase la ironía). A renglón seguido pedían poder comerciar fuera de territorio llanito "en igualdad de condiciones". Esto ya suena más a ley del embudo.

Seamos claros. Todos los negocios que sustentan la economía gibraltareña lo hacen en detrimento de la economía de la comarca. Hasta la aparición del caño de diésel, en Gibraltar no hay recursos que permitan producir nada, no les queda otra que saquear a sus vecinos. El bunkering se hace en competencia desleal con el Puerto de Algeciras, con combustible ruso y sin cumplir la normativa medioambiental europea. Los bufetes sustraen capital al fisco español, se quedan con nuestros impuestos o reciben tajada de los beneficios de la comisión de delitos. El contrabando de tabaco deja en Gibraltar los beneficios que sustrae al erario español. Imposibilitan cualquier intento de que el turismo, que les llega desde España, deje beneficios en la comarca. A los casinos online les bajan los impuestos para que no se asienten en España y nos cargan los servicios de sus trabajadores. Ahora cuéntenme eso de la prosperidad compartida.

Con este panorama sería más acertado que arriaran la bandera de la Commonwealth, a la que no pertenecen, e izaran la bandera pirata. Los huesos y la calavera sobre fondo negro junto con el cartel de Aquí el trabajo esclaviza ofrecería la imagen más acertada de Gibraltar para el que se dirige a conocer la colonia.

La falta de información sobre el contenido del acuerdo no hace presagiar nada bueno. Si se ha renunciado a tratar soberanía se esperaría que el acuerdo dictara medidas para revertir la posición gibraltareña como explotadora de la economía y trabajadores de la comarca del Campo de Gibraltar. Pero nada parece indicar que el pacto fantasma camine por ese sendero. La reunión en Downing Street no ha ido más allá del paseo del gato presuntuoso, al olor de una sardina, que ilustra esta Crónica.

PD: Del contenido del artículo referido se deduce que, en Gibraltar, no solo se siguen estas Crónicas de la Prosperidad Compartida, si no que calan conceptos como el de la frontera fluida. Es de agradecer. Podré argumentárselo al editor cuando la semana que viene me toque volver a pedirle que me publique la siguiente Crónica.

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