Se ruega mantener silencio
El tráfico en algunas vías es el principal foco de ruido en el municipio · El Consistorio estudia alternativas para Campamento
Se llama contaminación acústica o sonora a la que altera las condiciones de sonido normales del entorno en una determinada zona. Del diagnóstico ambiental y de los foros de participación ciudadana de la Agenda Local 21 se deduce que el ruido no es el principal problema de preocupación de los sanroqueños (es el segundo, tras la contaminación atmosférica). Además, es considerada por la consejería de Medio Ambiente como ciudad poco ruidosa, sin embargo, el municipio prepara a través del documento medioambiental un programa de disminución de la contaminación acústica.
Aunque tradicionalmente la contaminación acústica ha procedido de las actividades industriales, en los últimos años ha dado un giro importante y la fuente principal de ruido es ahora el tráfico rodado que se localiza en varias zonas del municipio. El alcalde, Juan Carlos Ruiz Boix, destaca que las quejas vecinales respecto a las industrias se han reducido de una forma brutal y se debe a la mayor sintonía entre ambas partes, tras los acuerdos aprobados en las reuniones vecinales.
Los problemas se encuentran en varios puntos del término municipal, siendo los más significativos la travesía de Campamento y la avenida de Guadarranque, entre Estación y Taraguilla. "La principal queja es la calle Real de Campamento, la entrada a La Línea con tráfico pesado", destaca el alcalde, quien anuncia que desde el departamento de Tráfico y Seguridad Ciudadana se está estudiando algunas medidas para reducir este impacto.
Actualmente, se encuentra en fase de estudio impedir que el tráfico pesado pase por Campamento desviándolo al polígono. "Se trata de una carretera estatal, -CA-34-, por lo que es una decisión que afecta a otra administración, es necesario consultarlo con el Ministerio de Fomento", añade Ruiz Boix. La otra vía denunciada con frecuencia es la travesía de La Estación, que comunica con Castellar. "Gracias a la variante de Miraflores ha mermado considerablemente el tráfico pesado. Nuestro interés es que la Junta nos permita cerrar esa travesía a los camiones y vehículos con material peligroso y circule sólo en la variante", destaca el primer edil, quien se mostró muy satisfecho con esta infraestructura porque "mejora sustancialmente las comunicaciones con la Zona de Actividades Logísticas (ZAL)".
De forma puntual se reciben algunas quejas procedentes de bares de copas o botellones, pero el municipio carece de este tipo de contaminación acústica.
El Plan que figura en la Agenda 21 se apoya en la actual ordenanza sobre ruidos y vibraciones. El programa comenzará con una campaña de formación en temas de ruidos a la policía de Medio Ambiente y un rediseño de sus funciones. También se iniciarán campañas de concienciación sobre el ruido e información a los ciudadanos sobre las actividades a realizar. Seguidamente se realizarán mediciones periódicas en aquellos puntos más conflictivos. A continuación se publicarán los resultados obtenidos.
Por último, se elaborará un mapa de ruidos.
Con este trabajo se estudiarán los flujos de circulación de vehículos, con una reorganización del tráfico en las áreas de mayor contaminación acústica por tráfico rodado, principalmente en áreas residenciales cercanas a vías de comunicación y a las calles con intentos volúmenes de tráfico. Esto se realizarán en las inmediaciones de San Roque núcleo, Campamento y Pueblo Nuevo, cuyo tráfico aumenta considerablemente durante el verano, así como el tráfico pesado de entrada a los polos industriales.
El periodo de control y medición será en verano y los fines de semana principalmente. Las zonas y parámetros a medir son: ciclomotores, motocicletas y vehículos discoteca, hoteles, restaurantes, trabajos en la vía pública y edificaciones, instalaciones de aire acondicionado, ruidos domésticos, como animales; actividades de limpieza municipal y recogida de residuos.
Finalmente, en el plan se adaptará la ordenanza municipal en materia de ruido con la Ley Estatal de Ruidos. Partiendo de ella, la vigilancia y control del ruido implicará a otras entidades y contará con herramientas de medición reglamentarias y técnicos competentes.
Este programa que se elaborará a largo plazo y en el que intervienen diferentes administraciones como la Delegación Provincial de Medio Ambiente, tendrá un coste entre los 50.000 y 100.000 euros.
El plazo de ejecución es a largo plazo, si bien desde el documento medioambiental se indica que la periodicidad debe ser constante, por lo que el control y vigilancia no debe dejar de realizarse.
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