Los italianos de la Décima | Capítulo XX

En nombre del Rey. La Operación BG 7 (y III)

  • Gianoli narra su peripecia durante el ataque, que le lleva hasta un campo de concentración en Escocia 

  • El Olterra acababa de dar por concluida su actividad como base secreta de torpedos tripulados

Operación de fijación de la cabeza de combate, obra del pintor Rudolf Claudus.

Operación de fijación de la cabeza de combate, obra del pintor Rudolf Claudus. / E.S.

Tras abandonar el maiale y salir a superficie, el agotado Gianoli se había agarrado a un cabo que colgaba del costado del mercante. Luego había nadado hasta la popa y aferrándose al timón, se había despojado del autorrespirador y del resto de su equipo de buceo. En principio, su idea era permanecer allí sólo unos minutos y luego recorrer a nado la milla escasa que le separaba de la costa española. Pero finalmente, ante la posibilidad de ser descubierto y poder comprometer así el éxito del conjunto de la misión, optó por dar tiempo a que sus compañeros hubiesen completado la maniobra de evasión.

Años después dejaría escrito: "Yo pretendía intentarlo desde la misma popa, confiando no ser visto en la oscuridad para, nadando de espaldas y moviendo las manos por debajo del agua, alejarme silenciosamente. Una vez alcanzada cierta distancia, comenzaría a nadar más vigorosamente. Pero... el pero de siempre. Cuando ya me encontraba aproximadamente a cien metros, los reflectores de la fortaleza iluminaron el sector, permitiendo al personal de a bordo ver a popa, en línea con la quilla, el jersey, el mono y mi traje impermeable, que no se habían hundido... y que navegaban transportados por la corriente, a unos ciento cincuenta metros del mercante. Desde el barco, iluminaron las prendas con un proyector... con el que luego iniciaron un rastreo... Finalmente me localizaron... Sentí un grito que recordándolo ahora, en inglés sonaba algo así como hombre al agua. Cinco minutos después, largaron un bote que me recogió y me llevó a bordo. Primero me preguntaron si era inglés, luego si era español y al fin que si era italiano, a lo que yo asentí. Me trajeron un café caliente del que verdaderamente estaba más que necesitado. Algunos minutos después, se presentó un oficial de la Royal Navy que, tras cruzar unas palabras con el capitán del carguero, me dijo come on y yo le seguí. Eran las cuatro y media y aquel mercante debía saltar por los aires a las cinco y cuarto".

Recreación de la salida de un 'maiale' a través de la compuerta abierta en el costado de babor del 'Olterra'. Recreación de la salida de un 'maiale' a través de la compuerta abierta en el costado de babor del 'Olterra'.

Recreación de la salida de un 'maiale' a través de la compuerta abierta en el costado de babor del 'Olterra'. / E.S.

Mientras tanto, en el Olterra, todos esperaban que las espoletas cumpliesen su función y el estallido de las cargas les confirmase que, a pesar de la pérdida de Gianoli, la misión se había culminado con éxito. Por lo demás, la captura del operador italiano había desatado la alarma en la fortaleza. A bordo de una patrullera, el equipo de trabajos submarinos fue inmediatamente enviado a inspeccionar los mercantes cercanos al lugar donde este había sido localizado.

Estaba previsto que esa misma embarcación fuese la que luego se encargase de llevar al prisionero a Gibraltar para ser interrogado por el Servicio de Inteligencia. Sigue contándonos Gianoli: "Se me transbordó a la patrullera y me bajaron a la bodega... Cuando nos alejábamos ya del barco, a unos doscientos metros de este, comenzaron a estallar una serie de cargas de profundidad (lanzadas por el enemigo), creo que fueron ocho en total. En mi interior, resonaba la letra de nuestra canción butta bombe finchè vuoi (arroja todas las bombas que quieras)".

Cuando el submarinista británico estaba ya a punto de meterse en el agua para inspeccionar el casco, estalló la primera de las cabezas de combate. Notari escribiría en su informe: "A las cuatro y diez, en horario perfecto respecto a la hora en que se había activado la espoleta, se sintió la primera detonación. La carga aplicada por Cella bajo el casco de un cisterna noruego había funcionado perfectamente... Algunos minutos después, bajo las luces de los proyectores, pudimos ver cómo este se partía por la mitad aunque manteniendo las dos partes unidas". Se trataba del Thorshovdi, un gigantesco petrolero matriculado en Sandefjiord, veterano de la batalla del Atlántico, de construcción alemana y 9.944 toneladas de desplazamiento. "Yo no pude ver nada -recordaría luego Gianoli, pero por la expresión en los rostros de la tripulación de la patrullera que me transportaba, supe (que había sido una de nuestras cabezas de combate)".

El petrolero noruego Thorshovdi quebrado por su centro como consecuencia del ataque italiano del 5 de agosto de 1943. El petrolero noruego Thorshovdi quebrado por su centro como consecuencia del ataque italiano del 5 de agosto de 1943.

El petrolero noruego Thorshovdi quebrado por su centro como consecuencia del ataque italiano del 5 de agosto de 1943. / E.S.

"A las cinco y diez y de nuevo en perfecto horario -dice el informe oficial del comandante Notari-, se oyó una segunda explosión, sensiblemente más fuerte que la anterior. Aquella detonación se había producido, según recordaría Gianoli, en el preciso momento en que nosotros pasábamos junto al mercante. Recuerdo que durante tres días me estuvieron zumbando los oídos y que la patrullera que me transportaba sufrió desperfectos y heridos graves. A mí me acertó una esquirla de metal enorme aunque por fortuna apenas llegó a rozarme (Esa esquirla fue la que posiblemente, causó la muerte del marinero encargado de vigilarle). Esta vez -continua Gianoli, sí que pude ver (el efecto causado por la detonación) gracias al agujero que esta había abierto en el mamparo de mi derecha".

En su informe, Notari escribiría: "Con el catalejo de doce aumentos apuntado hacia el Liberty atacado por Tadini... he visto elevarse una enorme columna de agua y vapor que ha alcanzado casi cien metros de altura". Aquel Liberty norteamericano era el Harrison Grey Otis, de 7.176 toneladas, matriculado en Los Ángeles.

Imagen del casco del Thorshovdi tomada en astillero en la que se muestran los daños sufridos como consecuencia de la BG 7. Imagen del casco del Thorshovdi tomada en astillero en la que se muestran los daños sufridos como consecuencia de la BG 7.

Imagen del casco del Thorshovdi tomada en astillero en la que se muestran los daños sufridos como consecuencia de la BG 7.

Pero aún quedaba por saber si la labor de minado del novato se había completado de manera eficiente. Notari comentaría al autor: "Aunque era consciente de que, dada la distancia que nos separaba de nuestro blanco nuestra carga sería la última en estallar, yo no las tenía todas conmigo. Ni siquiera estaba seguro de si, con todos los problemas ocurridos durante nuestro ataque, mi segundo había tenido tiempo de activar las espoletas o a qué hora había programado la detonación. De manera que, aunque no lo exteriorizara, conforme pasaban los minutos, me iba poniendo cada vez más tenso. Finalmente, cuando ya empezaba a desesperarme, sobre las seis menos cuarto, se oyó la tercera detonación, la más fuerte de todas. Aquello era algo lógico porque, a diferencia de las otras dos, mi carga había sido fijada, no bajo el casco, sino a la quilla de balance, con lo que buena parte de la deflagración se había expandido hacia lo alto siguiendo el mismo costado de la nave". Aquel barco era el S.S. Stanridge, un carguero británico de 5.975 toneladas que había entrado en servicio hacía apenas tres meses".

Empleando un foco, desde el Olterra se informó al viceconsulado italiano en Algeciras del éxito de la operación. Minutos después, la noticia llegaba al centro de mando de la Xª MAS en La Spezia y a la sede del Estado Mayor de la Regia Marina en Roma. Se dejaba así constancia de que, con el fascismo ya depuesto, el mandato dado por el Rey por vía del nuevo Gobierno italiano, se había cumplido. Seis palabras bastarían al Comandante Notari para resumir al autor la esencia de la que había sido su segunda operación como sustituto de Visintini al frente de la Squadriglia Orsa Maggiore: "Misma técnica, mismas dificultades, mismo resultado". Aunque salvando las distancias, aquello me recordó al tantas veces citado vini, vidi, vinci del Cónsul Julio César.

Portada del semanario italiano La Tribuna Illustrata correspondiente al 22 de agosto de 1943, en la que se recoge la operación efectuada por la Xª MAS en la Bahía apenas dos semanas antes. ejemplar dedicado al autor por el Almirante Notari, último jefe de la Squadriglia Orsa Maggiore del Olterra. Portada del semanario italiano La Tribuna Illustrata correspondiente al 22 de agosto de 1943, en la que se recoge la operación efectuada por la Xª MAS en la Bahía apenas dos semanas antes. ejemplar dedicado al autor por el Almirante Notari, último jefe de la Squadriglia Orsa Maggiore del Olterra.

Portada del semanario italiano La Tribuna Illustrata correspondiente al 22 de agosto de 1943, en la que se recoge la operación efectuada por la Xª MAS en la Bahía apenas dos semanas antes. ejemplar dedicado al autor por el Almirante Notari, último jefe de la Squadriglia Orsa Maggiore del Olterra. / E.S.

A la mañana siguiente, mientras los remolcadores de la base intentaban fondear los mercantes alcanzados en los bajíos más cercanos a la base, Notari y los otros cuatro operadores eran conducidos por Pistono hasta el aeropuerto de Sevilla para tomar el avión de Ala Littoria que les llevaría a Roma. Gianoli por su parte, era sometido a los primeros interrogatorios. Tras una breve estancia en Gibraltar, sería enviado a un campo de concentración en Escocia donde, tras varios e infructuosos intentos de fuga, permanecería internado hasta 1946. Sólo unas semanas después de aquel ataque, el Olterra iba a dar por concluida su actividad como base secreta de torpedos tripulados, para comenzar a jugar un singular papel, esta vez dentro del ámbito de las relaciones internacionales.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios