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Julio de 1941, bombas italianas sobre La Línea

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La Italia fascista de Mussolini bombardeó el municipio por error, pues el objetivo era el puerto y aeródromo de Gibraltar. Los misiles causaron oficialmente 5 muertos, 5 heridos graves, y 15 menos graves

El 'SIPM': el servicio de información del ejército franquista en el Campo de Gibraltar (1936-1945)

Un Savoia Marchetti SM 82, el bombardero que arrojó la bomba sobre La Línea. / ES
Doctor en Historia Contemporánea. Consejero de Número de la Sección 1 del IECG. Cronista de la Villa de Los Barrios.

La Línea, 14 de septiembre 2025 - 04:01

La Italia fascista de Mussolini, en el contexto de la Segunda Guerra Mundial bombardeó La Línea por error la madrugada del 12 de julio de 1941, causando oficialmente 5 muertos, 5 heridos graves, y 15 menos graves. Como aliados de Franco, el cruce de información por este hecho entre ambos países, fue muy amistoso, una tímida respuesta oficial.

Un escueto escrito de General Gobernador Militar del Campo de Gibraltar al General Subsecretario del Ministerio del Ejército de 18 de julio de 1941, daba cuenta de que un avión italiano había arrojado tres bombas sobre La Línea, causando varios muertos y heridos, y destrozando una casa.

Casi tres meses después el ministro de Asuntos Exteriores daba a conocer la nota verbal recibida de la Embajada de Italia sobre el incidente, era 2 de octubre de 1941, y le comunicaban:

“Que el Ministerio de la Aeronáutica en Roma, después de haber realizado las averiguaciones del caso, ha reconocido que aun excluyendo cualquier descuido o impericia por parte de los aviadores italianos es posible que las bombas soltadas por nuestros aparatos sobre Gibraltar en la noche del 11 al 12 de julio pasado, hayan caído, por causas accidentales debidas a las condiciones meteorológicas, sobre territorio español. Habida cuenta de lo que antecede el gobierno italiano corresponde en línea de principio de homenaje a las relaciones de amistad existentes entre los dos países a la demanda de indemnización a favor de las familias de las víctimas, haciendo presente que la indemnización en cuestión se concede a título gracioso y no puede por tanto constituir antecedente. La Real Embajada de Italia ruega por tanto al Ministerio de Asuntos Exteriores se sirva amablemente facilitarle una relación detallada de los miembros que componen las familias, reseñando los elementos que puedan ser útiles para fijar dicha indemnización. Madrid a 2 de octubre de 1941.”

Eran noches de preparación de la feria de La Línea, que no se celebraba desde el inicio de la Guerra Civil. Entre las 2 y las 3 de la madrugada del 12 de julio de 1941, un estruendo, que recordaba a los de la Guerra Civil, despertó a los sufridos habitantes de una ciudad sumida en la posguerra, y que descansaba antes de la inauguración de su feria. La bomba afectó de lleno a tres viviendas, que quedaron reducidas a escombros. Hubo 5 fallecidos y 5 heridos graves oficialmente.

Bomba recogida en la playa, igual que la que causó las muertes. / Museo Militar de Sevillla

En la Calle Duque de Tetuán fueron convertidas en escombros las casas números 1, 2, 10 y 19. En la Calle López de Ayala sobre todo la casa número 3.

José Valdés Díaz, tenía 21 años cuando perdió la vida en el bombardeo. Era soltero, y trabajaba de impresor en su ciudad natal. Él fue la víctima mortal de la calle López de Ayala, número 3. Dejaba a su madre, ya viuda, que ganaba 6 pesetas de jornal diario trabajando en el Hospital Municipal, con las que tenía que mantener a sus tres hijos, hermanos del fallecido, Matilde, Antonia y Francisco de 16, 12 y 11 años respectivamente.

La ubriqueña Julia Roja Torres, tenía 48 años cuando murió a consecuencia de la bomba italiana. Como muchas familias, había venido de los pueblos de la sierra de Cádiz a trabajar en las pocas oportunidades que podía dar una zona fronteriza en la dura posguerra. Su domicilio, en la Calle Duque de Tetuán, número 1, quedo totalmente destruido. Dejaba a su esposo, Tomás Caballero Ramos, linense que no trabajaba ya que su único medio de vida, un automóvil, le había sido requisado por las autoridades franquistas.

Joaquina Murillo Vega, falleció por la misma causa con 32 años de edad, esta linense era sirvienta y estaba domiciliada en la calle Duque de Tetuán, número 2, y no se le conocían familiares en la localidad.

Los hermanos María y Tomás Caballero Hidalgo, tenían 21 y 15 años respectivamente, eran naturales de la localidad y hallaron la muerte en la casa número 10 de la calle Duque de Tetuán. Otra hermana de 19 años tuvo mejor suerte y resultó herida grave, era Jacinta Caballero Hidalgo. Los padres, Francisco Caballero Ramos y Ángeles Hidalgo Jiménez de 50 y 46 años, eran chofer y propietaria de una finca urbana y dueños de la casa demolida por la bomba, según consta en la documentación franquista.

También resultaron heridas las hermanas Dolores y Encarnación Ruiz Sánchez, de 17 y 15 años de edad, nacidas en Linares (Jaén), y llegadas como tantos hacía pocos años a La Línea en busca de mejores oportunidades de vida. Su casa en la calle López de Ayala, número 3, quedo destruida, y ellas heridas, e imposibilitadas para el trabajo. Sus padres eran churreros, aunque en ese momento no trabajaban debido a la falta de materias primas.

También jienense, de La Carolina, Concepción Bernabéu Sánchez, de 21 años y soltera, fue herida por la bomba de aviación en la calle López de Ayala, número 3, y quedó inutilizada para poder hacer su trabajo en el servicio doméstico.

Esquina Duque de Tetuán y Ayala, reconstruida unos años después. / ES

La algecireña afincada en La Línea Ana Serrano Pérez, a sus 64 años ya viuda, fue herida en el bombardeo por efecto de los cascotes que le impactaron en la cabeza, no tenía bienes de ninguna clase, y le mantenía su hijo Enrique Jiménez Serrano, de 35 años, que con un jornal diario de ocho pesetas tenía que mantener a sus cinco hijos menores todos de menos de 19 años. También quedaron heridos leves 15 personas más según las autoridades franquistas.

No solo en la confluencia de la Calle Duque de Tetuán con la Calle López de Ayala se vieron restos de la explosión, la bomba de unos 500 kilos, causó desperfectos por su onda expansiva incluso hasta la calle Sanjurjo, hoy Avenida del Ejército, así lo expuso ante las autoridades Soledad Carreño Roca, que vivía en la calle Sanjurjo nº 4, que sufrió desperfectos como el levantamiento y rotura de las tejas del piso, la rotura de una puerta y una ventana de cristal de la fachada y de dos montantes de las puertas con cristales, además de la rotura de pestillos, cerrojos y cerraduras de huecos exteriores, con un coste aproximado de 750 pesetas, una fortuna de la época.

El avión del ejército italiano del dictador Mussolini, un Savoia-Marchetti SM-82 había partido desde la base de Cerdeña y como misión tenía la orden de bombardear el aeródromo y el puerto de Gibraltar. Un error de cálculo por parte del piloto hizo que éste lanzase las bombas en La Línea. Los italianos achacaron el error a las condiciones meteorológicas.

El mismo 12 de julio por la tarde, según comunicó el Gobernador Militar de la comarca al Ministerio del Ejército en Madrid, aparecieron en las dunas de la playa de poniente las otras dos bombas que quedaron sin explotar. El enviado de aviación de la base sevillana de Tablada, hablaba del gravísimo peligro que corrían en la desactivación, que tuvo lugar varios días después, con personal especializado venido de Sevilla.

Afortunadamente, solo una de las bombas explotó, afectando a las tres viviendas que quedaron bajo los escombros y dejaron a La Línea a oscuras, ya que afectaron también a los tendidos eléctricos. Esa misma madrugada, para facilitar la labor de desenterrar las víctimas se sirvieron de los focos de unos camiones militares, para efectuar el desescombro.

Teletipo urgentísimo enviado desde Algeciras a Ministro del Ejercito de Madrid. / ES

Las tres noches siguientes (domingo 13, lunes 14 y martes 15 de julio) un avión del mismo tipo sobrevoló la zona, eran solo vuelos de reconocimiento según las autoridades italianas. En el vuelo del martes 15, el fuego antiaéreo de la colonia británica obligo al avión dirigirse a Campamento, y al deshacerse de su carga, tres bombas, dos cayeron en las playas de Campamento, en las cercanías de las antiguas pistas de polo, y una en la orilla del arroyo de rio cachón. El Museo histórico militar de Sevilla en la plaza de España alberga una de las bombas italiana lanzadas sobre territorio de la comarca.

250.000 dólares de la época fue el montante de la indemnización italiana. Finalmente, el dinero no sería abonado, ya que el gobierno, ya democrático una vez caída la dictadura fascista de Mussolini, lo descontaría de la deuda de guerra que los sublevados tenían con la Italia de Mussolini por la ayuda durante la contienda civil. Se estima que la deuda oscilaba entre 413 y 456 millones de dólares a Italia. Sería el gobierno franquista el que pagaría las indemnizaciones a las familias de los fallecidos, por los gastos médicos de los heridos y por la compensación a los afectados por la pérdida de sus bienes. Aunque no sabemos con certeza en que quedaron dichas indemnizaciones.

El sábado 12 de julio, con la presencia de las autoridades municipales, encabezadas por el alcalde franquista, Lutgardo García López y el Gobernador Civil. El sepelio en el cementerio de la localidad fue acompañado por las calles por miles de linenses. Tras el suceso se decretó un día de luto y se aplazaron los actos de apertura de la feria hasta el domingo.

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