Gibraltar, un paraíso fiscal con puertas abiertas a la UE
Crónicas de la prosperidad compartida
Se fueron los soldados y los administradores de las colonias, pero aun controlan gran parte de los flujos financieros gracias a la confidencialidad y la baja imposición fiscal: es lo que llaman el Segundo Imperio Británico
La frontera fluida con Gibraltar
Esta semana, la UE hizo efectiva la salida de Gibraltar de la lista gris de países con riesgo de blanqueo de capitales, pero, como bien dice el refranero, aunque la mona se vista de seda, mona se queda. Con más razón en este caso, por lo de los primates.
Que un territorio o jurisdicción sea o no un paraíso fiscal no lo determina su inclusión en una lista u otra. En esencia se considera paraíso fiscal al que aplica un régimen fiscal especialmente favorable -bajos impuestos, secreto bancario, opacidad de transacciones y falta de colaboración con otras jurisdicciones- a empresas o personas no residentes en su territorio.
El que una jurisdicción este incluida en alguna lista como paraíso fiscal le dificulta la realización de según que negocios, puesto que a los incluidos se les exigen ciertos requisitos para evitar, principalmente, que dinero de origen ilícito sea blanqueado o que se eluda el pago de impuestos.
Auparon a elites locales de esos territorios, a los que dotaron de cierta jurisdicción propia, y así consiguieron hacerlos vivir de la economía de la tostá untada por los dos lados
Los procesos descolonizadores marcaron el principio del fin del imperio británico y con ello el fin de las riquezas y privilegios de sus elites dominantes. Esto las llevó a buscar un nuevo papel en el tablero mundial y lo encontraron en las finanzas. Migraron de potencia colonial a potencia financiera. En este contexto, Gobierno y sector financiero británico llegaron a un pacto no escrito por el que, si los bancos intermediaban entre dos clientes no residentes, en moneda extranjera, no sería considerado por el Banco de Inglaterra dentro de su jurisdicción.
Paralelamente a esto, Reino Unido se encontró con el problema de ciertos territorios que no habían sido descolonizados y que, carentes de recursos naturales, obligaban al contribuyente británico a mantener a su población; y ya sabemos que el contribuyente británico no está para eso. Así que abogados y contables de la city aterrizaron en las islas Vírgenes Británicas, Jersey, isla de Man, Guernsey, islas Bermudas, islas Caimán y, por supuesto, Gibraltar. Y comenzaron a redactar leyes y reglamentos financieros con la opacidad como principal reclamo. Auparon a elites locales de esos territorios, a los que dotaron de cierta jurisdicción propia, y así consiguieron hacerlos vivir de la economía de la tostá untada por los dos lados.
Con las elites locales se pretendía poner al zorro a vigilar las gallinas: los mismos que legislan o imparten justicia, se sientan en los consejos de administración de empresas a las que tienen que regular. Se asegura que nadie muerda la mano que le da de comer. Indaguen la ocupación de los primeros ministros gibraltareños Joshua Hassan, Peter Caruana y Fabián Picardo.
Además, para evitar delaciones de los trabajadores del sector, se establecen sutiles mecanismos y procedimientos -cuando no acusaciones falsas- de los que si quieren ampliar datos les remito al caso del comisario McGrail.
La entrada de España en la CEE
El caso de Gibraltar fue más tardío puesto que el cierre de la Verja imposibilitó la instauración del paraíso fiscal a imagen y semejanza de otros territorios offshore británicos. El cierre de la Verja ocasionó un importante agujero en el bolsillo del contribuyente británico, por lo que la señora Thatcher vio el cielo abierto cuando España entró en 1986 en la CEE; como condición puso la apertura de la Verja y que la colonia siguiera manteniendo el régimen fiscal del que disfrutaba. Así, el llanito podría hacer dinero sin necesidad de ser un mantenido británico. Esto supuso el comienzo del crecimiento exponencial de la economía gibraltareña.
El caballo de batalla para esta actividad financiera son los fideicomisos, que se configuran como empresas fantasma, manipulando activos sin obligación de registrarse ni de presentar balances, e invisibles para los no participantes en ellas.
Cada paraíso fiscal ofrece a sus clientes una serie servicios, como depósitos en sociedades opacas, cuentas bancarias y gestión de fideicomisos, todo ello tras una densa cortina y gestionado por un bufete. Dense una vuelta por las webs de las firmas de abogados gibraltareños. Esto es la base de estructuras que se enmarañan interactuando con otros paraísos fiscales imposibilitando averiguar quiénes son los verdaderos titulares.
Imaginen que tenemos a Vladimir, un ciudadano ruso que vende diésel en Turquía y que tiene que realizar ciertas “gestiones” en Gibraltar, donde se le garantiza la confidencialidad de sus “gestiones”. Pero, si a su paso por la Verja, tuviera que “fichar”, la UCO podría unir puntos y averiguar cuántas veces y con qué frecuencia visita Gibraltar, cómo ha conseguido el visado, en qué Parador se ha alojado, etc. Mejor una frontera fluida y prosperidad compartida para todos.
Los tratos se negocian y cierran en Londres y se registran en sus territorios offshore por razones impositivas, regulatorias o de transparencia. Si se hacen negocios sucios en Londres -pregunten si no a los piratas somalíes- se corre el riesgo de que aparezca un regulador que les pida explicaciones, pero si esos negocios sucios se hacen en el patio de atrás -como es el caso de Gibraltar- Londres siempre se podrá tapar la nariz y decir que no sabía nada. Otra cosa es que nombre a los gobernadores y otros cargos importantes en esos territorios, lleven sus relaciones exteriores y de defensa y posean derecho de veto sobre sus legislaciones.
Que vengan los laureados diplomáticos y me expliquen cómo va a ser eso de que Gibraltar va a entrar en la Aduana Común Europea y la fiscalidad del IVA, que mientras me lo cuentan les pongo la música con un pito de carnaval
Como se comprenderá, pagar a un bufete por estos servicios no es barato, por lo que estamos hablando de capitales de importancia, que posibilitan que, a pesar de la baja imposición, el volumen del dinero manejado permita a la economía gibraltareña convertirse en la segunda economía en PIB per cápita a escala mundial. ¿Entienden ustedes por qué el Reino Unido no entró en el euro? Ahora que vengan los laureados diplomáticos y me expliquen cómo va a ser eso de que Gibraltar va a entrar en la Aduana Común Europea y la fiscalidad del IVA, que mientras me lo cuentan les pongo la música con un pito de carnaval.
Los beneficiarios de los mercados financieros no invierten en industria. Invierten en especulación inmobiliaria o financiera y mercados de divisas, lo que empobrece la economía. No sé por qué me vienen a la cabeza las Torres Hassans y los rellenos del proyecto Eastside.
Se fueron los soldados y los administradores de las colonias, pero aun controlan gran parte de los flujos financieros de esos territorios y otras partes del mundo. Es a lo que llaman el Segundo Imperio Británico. Las botas ya no están sobre el terreno, pero se sigue absorbiendo el capital de esas colonias gracias a la confidencialidad y la baja imposición fiscal.
La delincuencia y los evasores fiscales -tanto españoles y europeos, como extranjeros- financian la economía gibraltareña. El Parlamento Europeo saca a Gibraltar de las listas de paraísos fiscales por lo que sea y se creen que aquí nos chupamos el dedo. Mientras en Madrid siguen agradeciendo que nuestro vecino contrate mano de obra barata en el Campo de Gibraltar a la que se cruje a impuestos. Ya saben: ¡prosperidad compartida!
También te puede interesar