El científico sanroqueño Emilio Fernández Espejo publica un hallazgo clave sobre el Parkinson en la revista 'Nature Parkinson Disease'
Su estudio revela que la actividad de una enzima inflamatoria en la sangre está directamente relacionada con el desarrollo de esta enfermedad neurodegenerativa, lo que abre la puerta a nuevos métodos de diagnóstico y tratamiento
"En la Bahía de Algeciras hay una contaminación crónica que puede influir en enfermedades neurodegenerativas, como el Parkinson o el Alzheimer"
El Campo de Gibraltar vuelve a dejar huella en la investigación internacional sobre el Parkinson. El neurocientífico sanroqueño Emilio Fernández Espejo, Premio Nacional de Neurociencias en 2021, ha logrado publicar un artículo científico en la revista Nature Parkinson Disease, considerada la publicación más prestigiosa del mundo en este campo. Su hallazgo: una enzima del sistema inmune, cuando actúa de forma excesiva en la sangre, podría ser un factor determinante en el desarrollo de esta enfermedad que afecta a millones de personas.
En términos sencillos, Fernández Espejo ha identificado que la actividad de una enzima concreta, llamada mieloperoxidasa (MPO), está significativamente aumentada en personas con Parkinson. Y lo más relevante: cuanto más activa está esta enzima en la sangre, mayores son las probabilidades de padecer la enfermedad.
“Este descubrimiento podría convertirse en una herramienta útil para detectar precozmente el Parkinson e incluso para diseñar tratamientos que frenen su progresión”, explica el científico, que ha dedicado buena parte de su carrera a estudiar enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y el propio Parkinson.
La mieloperoxidasa es una enzima que forma parte de las defensas naturales del cuerpo. Su función es luchar contra bacterias y virus generando sustancias químicas capaces de destruirlos. Pero cuando se produce en exceso, como han demostrado múltiples estudios en enfermedades inflamatorias relacionadas con la edad, puede dañar tejidos sanos, incluidos los del cerebro.
El trabajo de Fernández Espejo, basado en una investigación con 199 personas, comparó los niveles de concentración y actividad de esta enzima en sangre entre pacientes con Parkinson y personas sanas. Y los resultados fueron claros: aunque ambas medidas estaban elevadas en los enfermos, solo la actividad de la enzima se mostró directamente relacionada con la presencia de la enfermedad. Es decir, cuanto más activa estaba la MPO, mayor era la probabilidad de tener Parkinson.
El estudio también observó que el uso de medicamentos antiinflamatorios o estatinas (fármacos empleados contra el colesterol) reducía la actividad de la MPO, aunque este dato no fue lo suficientemente concluyente como para establecer una relación directa con una menor incidencia del Parkinson.
Además, otro dato llamativo es la relación entre depresión y niveles altos de esta enzima. “La actividad de la mieloperoxidasa también está relacionada con síntomas depresivos, lo que refuerza su papel en los trastornos neurodegenerativos y del estado de ánimo”, señala el investigador.
Fernández Espejo ha reforzado este hallazgo con un segundo estudio publicado en Movement Disorder Clinical Practice, otra de las revistas de mayor prestigio en este campo. En esta nueva investigación, realizada con 217 personas, el equipo científico ha demostrado que la actividad de la mieloperoxidasa no solo está asociada al desarrollo del Parkinson, sino también al grado de discapacidad funcional que produce la enfermedad. Los datos revelan que niveles más altos de esta enzima en sangre se correlacionan con peores resultados en escalas clínicas como la Hoehn-Yahr, empleada para medir la progresión del Parkinson, y con una menor disponibilidad de dopamina en el cerebro, evaluada mediante neuroimagen. “Esto refuerza la idea de que la mieloperoxidasa no solo es un biomarcador potencial de diagnóstico, sino también un indicador del avance de la enfermedad”, apunta el científico.
Emilio Fernández Espejo, catedrático retirado de Fisiología de la Universidad de Sevilla, destaca por su trayectoria en el estudio del cerebro y sus enfermedades. Natural de San Roque, su trabajo ha sido reconocido con importantes galardones científicos y ha contribuido a desentrañar algunos de los mecanismos más complejos de la mente humana.
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