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El cierre de la frontera en 1969: incidentes y primeras reacciones

Tierra de Fronteras

Aproximadamente un 70 % de los trabajadores españoles desempeñaban puestos de importancia en el desarrollo laboral de Gibraltar cuando la Verja se cerró

Operación Gibraltar (1954-1969): Franco y la visita de la reina Isabel II de Inglaterra

El Gobierno Militar de Campo de Gibraltar en la actualidad, en la zona de la plaza de abastos de Algeciras. / ES

Tras el cierre permanente de la frontera, ocurrido a las 23:30 del día 8 de junio de 1969, las autoridades franquistas estaban expectantes ante las nuevas circunstancias que se iban a producir, no solo en relación a la postura oficial inglesa, sino también ante la reacción de la población y de los miles de obreros campogibraltareños que de la noche a la mañana se quedaron sin trabajo, y con un futuro bastante incierto.

En los informes y notas confidenciales se aprecia la abrumadora distancia entre la realidad de los obreros de la comarca que trabajaban en Gibraltar y la alejada visión de las autoridades franquistas. En cuanto a la reacción inglesa, el Gobierno Militar del Campo de Gibraltar, puso especial hincapié en analizar la postura oficial del Gobernador de Gibraltar, y del ministro Sir Joshua Hassan, analizando, además, la prensa, la radio, y la actitud del pueblo gibraltareño ante el cierre de la frontera.

Las manifestaciones del Gobernador de Gibraltar fueron de mucha ponderación ante los problemas que se planteaban con motivo de la decisión española, y exhortaba a los gibraltareños a que reorganizaran sus vidas esperando que pronto todo se solucione. Como esperaban las autoridades franquistas, el ministro Sir Joshua Hassan, declaraba que España se equivocaba si creía que los gibraltareños cambiarían de manera de pensar por el cierre de la frontera. Mantenía Hassan, que la medida española crearía algunos inconvenientes, aunque no afectaría a los servicios esenciales de la Roca. También insistía el primer ministro en la repugnancia que sentía a ver como la España franquista trataba a sus súbditos.

Desde días antes la prensa gibraltareña traba el tema de la retirada de los obreros españoles como considerándolo poco probable. Incluso el ministro laborista de Edificios y Obras, John Silkis, destacaba en su visita al Peñón días antes, que no preveía la retirada de la mano de obra española.

Ambiente en Gibraltar. Escrito del Gobierno Militar al Ministerio de Asuntos Exteriores. / ES

Las emisoras de radio de Gibraltar trataron el asunto desde tres vertientes. En primer lugar, desde la crítica hacia el gobierno, que calificaba de seguir una "política absurda", "rastrera" e "inhumana", y tildaba al gobierno español de tener controlada toda la prensa, cosa obvia en una dictadura. Una segunda vertiente era sobre los trabajadores españoles, que presentaba como los más perjudicados, ya que después de tantos años de haber tenido que salir de su país para ganarse la vida, cuando ya casi tenían ganada su seguridad, se encontraban sin nada, y con la perspectiva de tener que irse a trabajar a Alemania, Francia o Inglaterra.

También incidía en que en Gibraltar se les había tratado con mucho cariño. Por último, y respecto a los habitantes de la colonia, fue un momento clave para elevar los sentimientos británicos. Una muestra es la carta que publicó Mr. Wale (ministro británico que visitaba en los días previos el Peñón) en el Daily Express, de la que podemos entresacar de sus declaraciones que: “Gibraltar es un lugar de progreso que ha cambiado mucho, pero lo que no ha cambiado es la determinación de su pueblo en permanecer siendo británico”, y añadía “que se atreva cualquier político británico a sugerir siquiera que el Peñón debe ser entregado y sufrirá la ira de todos cuantos nos sentimos británicos”.

El gobierno franquista también estaba interesado en ver la actitud del pueblo gibraltareño ante el cierre. Según los informes franquistas, se constataba que los patronos se comportaron correctamente, y en algunos casos con muestras de gran afecto. Por poner un ejemplo, algunos jefes de equipo del Arsenal de Gibraltar acompañaron al barco para despedirse. Muchos gibraltareños se trasladaron a la frontera para despedirse de sus amigos y familiares. Incluso, algunos patronos pagaron dos semanas de vacaciones, y en cuanto los del Gobierno le han informado que a otros lo harán por vía diplomática.

Incidentes en la frontera

A pesar de todo, si existieron incidentes en los días previos y posteriores al cierre de la frontera que no aparecieron en la prensa española, controlada férreamente por el régimen franquista. En el momento de arriar la bandera en suelo español, un buen número de gibraltareños (cita el informe español que principalmente mujeres), que estaban estacionados a unos 40 metros de la verja, profirieron frases soeces, mueras y silbidos contra España. El informe hace resaltar que se encontraba el comisario británico, el jefe de la policía de Gibraltar y otros jefes, que no hicieron nada por evitar el incidente.

Ya en los últimos días de la frontera abierta, al paso de los obreros que se disponían a entrar en Gibraltar, y según la documentación franquista, algunas mujeres llanitas abrazaban a los obreros españoles llorando, mientras captaba la escena una televisión británica, argumentaba la autoridad franquista que sería para "tergiversar la verdad". Una vez cerrada la frontera, al paso de los llanitos que regresaban a la colonia, los propios gibraltareños los abucheaban y después les aplaudían. Primero para afearles la conducta por ir a España, y posteriormente para demostrarles la alegría que les causaba el regreso, ya que no podrían pasar más por allí.

Unos minutos antes del cierre, el periodista inglés Cassidy intentó cruzar la frontera y cuando se le dijo que debía ser por Algeciras se volvió, y, deslumbrado por los focos de la televisión gibraltareña, dio un tropezón que a punto estoy de hacerlo caer al suelo. La documentación franquista sostenía que había sido un montaje del periodista como parte de la propaganda contra España, ya Cassidy sabía perfectamente que no podía pasar por el punto habilitado.

Al cierre permanente de la frontera, ocurrido a las 23:30 del día 8 de junio de 1969, unos 300 llanitos situados a 50 metros de la Verja interrumpieron en gritos, insultos, muera a Franco y vivas a la Reina Isabel II. Hechos que fueron presenciados por las autoridades llanitas sin que interviniesen. En el momento de la retirada de estas personas se destacó una joven que intentó poner una bandera inglesa en la Verja, pero fue detenida por los policías gibraltareños.

Primeras reacciones ante el cierre de la frontera

Al ser ya conocidas las medidas españolas, el Consejo de Ministros de la colonia ya se planteaba dos posibilidades: o bien traer diariamente marroquís a trabajar para reemplazar a la mano de obra española, o bien alojarlos en un trasatlántico. Entre las medidas adoptadas, se trajeron 50 soldados de oficio panadero para sustituir a los panaderos españoles. También plantearon poner una valla a 40 metros de la frontera para que nadie se acercase a ella.

Escrito del Gobierno Militar de Campo de Gibraltar, sobre la situación de nerviosismo en la Roca. / ES

Además, aumentaron la guardia militar alrededor de la frontera, habiendo subido cuatro soldados a la terraza del cuerpo de guardia, montando sus armas apuntando a la frontera en actitud ostentosa y provocativa. También quedó en suspenso el relevo del Batallón irlandés y se pidieron refuerzos para remediar la situación.

La reacción española rebosaba de optimismo, en cuanto a la reacción de los obreros españoles, afirmaban que estaban satisfechos por la medida adoptada de cerrar la frontera. Hecho muy discutible, debido a la edad media de los obreros que se quedaban sin su sustento en Gibraltar, que hacía difícil su colocación, y la convicción por parte de los obreros, que más tarde se confirmó, de que no se les podría dar eternamente el mismo sueldo real que cobraban en la Roca.

El cierre de la Verja afectó gravemente a los principales servicios de la colonia, especialmente a las industrias hoteleras, las empresas de construcción, los periódicos, las panaderías, el transporte urbano, talleres, y el arsenal. Aproximadamente un 70 % de los trabajadores españoles desempeñaban puestos de importancia en el desarrollo laboral de Gibraltar.

Ambiente de nerviosismos en Gibraltar

En un informe del Gobierno Militar del Campo de Gibraltar, del que obviamente tuvo conocimiento inmediato el Capitán General de la Región Militar y el gobierno a través del Ministerio de Asuntos Exteriores, se hablaba del ambiente de nerviosismo que se vivía en Gibraltar, especialmente en la guarnición militar, por creerse posible un ataque del ejército español para ocupar la plaza. Los mandos militares de la Roca, según dichos informes franquistas, no descartaban la posibilidad de un ataque a Gibraltar por parte del ejército español.

Las últimas horas del martes 23 de junio, unas dos semanas después del cierre de la frontera, se produjo entre las fuerzas de la guarnición de Gibraltar la voz de alarma, y, rápidamente ocuparon sus puestos urgentemente, ya que habían recibido la noticia de qué numerosos carros de asalto del ejército español se dirigían al Peñón procedente de La Almoraima, con la determinación de ocupar la plaza la noche de mismo martes.

A la única comunicación entre la comarca y Gibraltar que quedaba, el servicio de Transbordadores Vapores Punta Europa, se le retiraría su autorización el 27 de junio, a las cero horas. Quedaba roto el servicio regular marítimo entre Algeciras y Gibraltar y viceversa. Así lo firmaba el comandante Militar de Marina, Eladio Rodríguez, con el lógico conocimiento del Gobernador Militar del Campo de Gibraltar, el General Carlos Hernández Risueño.

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