El tiempo
Inundaciones domésticas y un rayo sobre una farola en La Línea

El caso McGrail

Con una escasa población, los puestos de los diferentes poderes legislativo, ejecutivo y judicial son ocupados por personas que no solo tienen estrechos lazos personales y familiares entre ellos, sino que en muchas ocasiones hay permeabilidad entre el sector privado, léase sector financiero, y esos poderes públicos. Una suerte de endogamia entre cargos públicos y privados

'Mafia on the Rock'

Vistas de Gibraltar, desde la cima del Peñón. / Erasmo Fenoy

28 de diciembre 2025 - 04:00

Estábamos acabando septiembre cuando se publicó una crónica de título Mafia on the rock, donde dábamos cuenta de las vicisitudes que envolvían en Gibraltar la forzada jubilación del comisario McGrail y las simetrías que la forma de actuar en este suceso guardaba con la de las organizaciones mafiosas.

Finalizábamos refiriendo cómo se encontraba pendiente de salir una resolución judicial sobre las pesquisas llevadas a efecto en la Biblioteca de la Guarnición, que se retrasaba más de lo previsto. Cuando ya no se hizo más sostenible la dilación se publicó el Informe. Este viene a concluir que las acciones de Fabián Picardo fueron intentos inapropiados de influir en la investigación y constituían un conflicto de interés significativo. Intervino ilegítimamente en una investigación policial cuyo investigado era James Levy, socio principal del Bufete Hassans y amigo y mentor del ministro principal.

Resumidamente, el Informe apunta a que Picardo, valiéndose de su cargo, trató de evitar que la Policía gibraltareña obtuviera pruebas que demostrasen que su jefe, amigo y mentor se estaba enriqueciendo del erario público llanito a través de una contrata que le había concedido su subordinado, amigo y pupilo, tras haber montado una empresa al efecto, 36 North, después de un complot para defraudar a la empresa Bland, de la que obtuvo tecnología y trabajadores que terminaron en 36 North. Prosperidad compartida a borbotones.

La interferencia fue de la suficiente entidad como para que su jefe, amigo y mentor se haya ido de rositas; así, el día que el jefe del Gobierno llanito termine su mandato podrá volver al trabajo del que salió

La interferencia fue de la suficiente entidad como para que su jefe, amigo y mentor se haya ido de rositas; así, el día que el jefe del Gobierno llanito termine su mandato podrá volver al trabajo del que salió.

No deja de venirme a la cabeza una característica de los paraísos fiscales terminales de la City de Londres que provienen de los territorios descolonizados: la asiduidad con la que se suceden conflictos de intereses.

En tan escasa población, los puestos de los diferentes poderes legislativo, ejecutivo y judicial son ocupados por personas que no solo tienen estrechos lazos personales y familiares entre ellos, sino que en muchas ocasiones hay permeabilidad entre el sector privado, léase sector financiero, y esos poderes públicos. Una suerte de endogamia entre cargos públicos y privados.

Esto desemboca en que una ley que revierta sobre el sector financiero va a ser redactada por personas con fuertes y estrechos lazos con el sector que van a regular y va ser difícil que no se unte la tostada por los dos lados. Como no podía ser de otra manera, esto reduce considerable y significativamente la calidad democrática de estos territorios.

Juan Palomo ejecutivo se inmiscuye en cuestiones del judicial en una clara situación en la que debería haberse inhibido. No se olviden de que Picardo tenía participaciones de la empresa 36 North

Es aquello de Juan Palomo: yo me lo guiso y yo me lo como. Pues aquí tienen cómo en esta ocasión Juan Palomo ejecutivo se inmiscuye en cuestiones del judicial en una clara situación en la que debería haberse inhibido y mantenido lo más alejado posible. No se olviden de que Picardo tenía participaciones de la empresa 36 North.

Para zanjar el asunto se llega al extremo de enseñarle la puerta de salida al comisario jefe de la Royal Gibraltar Police (RGP), el Sr. McGrail, y en la refriega participan la Fiscalía Pública (DPP), la Autoridad Policial de Gibraltar (GPA) y, cómo no, el gobernador, todo un presunto contubernio de cargos públicos dispuestos a tapar, encubrir o permitir la corrupción.

El contubernio

Lo que nadie ha dicho hasta ahora es que esto puede suponer el paso del Rubicón para el paraíso fiscal gibraltareño. Cuando alguien se dirige a una jurisdicción de este tipo busca principalmente, entre otros, un sistema legal confiable, estable, con seguridad jurídica y respaldado por una economía potente y respetable, la británica en este caso. Esto es así porque uno va a dejarle un importante patrimonio a un bufete que será el único que sabrá quién es el auténtico dueño. Si al día siguiente de consignar el patrimonio fallece, el bufete podrá quedarse con todo el patrimonio ya que los legítimos herederos no podrán demostrar que lo son.

El presunto contubernio gubernamental que ha puesto en evidencia el Informe es un torpedo en la línea de flotación de la confiabilidad que proyecta Gibraltar como paraíso fiscal. Si la potencia colonial no toma medidas va a tener averiada una de las lavadoras de su reputación o, lo que es lo mismo, aquellos territorios en los que trata los negocios que pueden ensuciar su casa. ¿Se abrirá un proceso judicial en el que se depuren responsabilidades legales? Lo veremos.

Un bloque de hormigón decorado en la calle Real de Gibraltar. / Manu Romero

Síndrome holandés

Las terminales coloniales de la City, esos territorios pequeños, con poca población y de escasos o nulos recursos naturales suelen adolecer de lo que en economía se conoce como el Mal de Holanda o Síndrome holandés, y que en lo que nos atañe se produce cuando una economía se vuelca en el sector que le proporciona mayores beneficios, en nuestro caso el financiero, olvidándose del resto de sectores, lo que provoca una distorsión de la economía.

A diferencia de otros territorios, Gibraltar ha conseguido eludir el Síndrome holandés, gracias a su característica única, dentro de las colonias financieras de la City, de no encontrarse aislada. Su proximidad con España y la posibilidad de parasitación de la economía campogibraltareña le ha permitido explotar otros sectores productivos, todos ellos parasitarios de la economía campogibraltareña.

Así una élite gibraltareña bendecida por la potencia colonial, se reparte los negocios de bunkering, la venta de tabaco para matuteo, la gestión del turismo, etc, dejando al resto de la población gibraltareña las migajas de esos negocios.

Se entrevé un lucrativo negocio para el Gobierno 'surcoreano', en el que va a poder vender a precio de oro permisos de residencia que abran las puertas de la UE a todo aquel que pueda costearlo

A la hora de contrabandear tabaco los mayores beneficios los recoge el propietario de la licencia para la venta de tabaco al por mayor; los piernas, los que se encargan de llevar el tabaco a pie de playa y cargar las embarcaciones. Son los llanitos a los que la potencia colonial no dudaría en calificar de bocas inútiles.

Esto viene a cuento de los augurios del acuerdo fantasma en el que se entrevé un lucrativo negocio para el Gobierno surcoreano, en el que va a poder vender a precio de oro permisos de residencia que abran las puertas de la Unión Europea (UE) a todo aquel que pueda costearlo.

En buena lógica, el que pagará por ese permiso de residencia es aquel que no la pueda conseguir sin pagar. La UE no se caracteriza por impedir el ingreso en su territorio de terceros por sistema. Justificándolo, cualquiera puede ingresar en territorio europeo. Por tanto, lo futuribles clientes de los permisos de residencia gibraltareños serán aquellos con más dificultades para justificar su ingreso en territorio europeo y con suficiente solvencia económica para conseguirlo. Soy un mal pensado, pero en esa situación solo encuentro a aquellos con mayor dificultad para demostrar el origen legal de su capital.

Permisos de residencia

En cualquier lugar para conseguir un permiso de residencia en ese territorio hay que tener una residencia dentro de él. Aquí es donde entran los temores de esa inmensa mayoría de gibraltareños no tocados con la barita mágica de la potencia colonial y que no tienen negocios de pingües beneficios y que van a verse sometidos a una segunda evacuación como bocas inútiles, en este caso, para beneficio de las arcas de los sí agraciados por la metrópoli.

Si uno tiene fortuna, compra una vivienda acorde a su poder adquisitivo, poder del que no goza la inmensa mayoría de los gibraltareños y que, dado el poco espacio disponible en la colonia para la construcción de viviendas, hará que sí o sí en Gibraltar residan aquellos poseedores de fortunas de innombrable origen, mientras que el lugareño de nómina se tendrá que conformar con residir en el Campo de Gibraltar.

Aquí tenemos la semilla que germinará en forma de problema de vivienda en esta comarca. A aquellos más críticos con esta visión les invitaría a estudiar lo ocurrido en la isla de Jersey desde los años 90 del siglo pasado. Muy revelador.

EI contencioso

Por último, me gustaría recomendarles que no dejen de preguntarse por todo lo relacionado con el contencioso gibraltareño. Preguntarse por los condicionantes de un problema no es solo una forma de acercarse a su comprensión: es, muchas veces, el único camino hacia una solución realista.

Preguntarse por los factores —sociales, políticos, legales o humanos— que rodean el contencioso de Gibraltar no solo permite entender la persistencia del conflicto, sino también vislumbrar sus posibles salidas. Detrás de cada tensión diplomática, cada acuerdo frustrado o cada paso en falso, hay una red compleja de factores históricos, jurídicos, geoestratégicos, militares y emocionales. Explorar esas claves ayuda a dejar atrás los discursos simplistas y a comprender por qué este pequeño territorio sigue siendo un gran problema para la comarca, España, y, recientemente, Europa.

Me gustaría regalarles un catálogo de preguntas —a las que a buen seguro el lector sumará muchas más— con las que acercarse a la comprensión del contencioso, sus posibles soluciones y los derroteros que podrá tomar el mismo.

Por imprevistas razones me veo obligado a finalizar esta etapa de Crónicas de la Prosperidad Compartida. Ha sido todo un honor haber tenido tan distinguidos y fieles lectores, no solo por los que comulgaban con su contenido, sino también por aquellos que disentían. Ya saben aquello de que a uno se le mide por el tamaño de sus enemigos.

Seguiremos filosofando sobre este contencioso que en suerte nos tocó vivir. Para ello, nada mejor que el laboratorio social de una buena y dilatada sobremesa que nos permita digerir un buen plato de cuchara antes de rematar con la obligada japonesa.

Si no tuviéramos a suerte que nuestros caminos se volvieran a cruzar, mis mejores deseos de que este contencioso, como poco, termine en el mismo feliz final de La Española Inglesa de Don Miguel de Cervantes Saavedra, el mayor ingenio de todos los tiempos.

No hay comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último