Vuelta al Cole

Profesores: el retorno más extraño a las aulas

  • Los docentes se enfrentan al inicio de un curso en el que su relación con el alumnado se verá muy afectada por el coronavirus y, con ello, su forma de dar clases

Gustavo Hernández, profesor del IES Baelo Claudia de Algeciras

Gustavo Hernández, profesor del IES Baelo Claudia de Algeciras / Nacho Marín

La llegada del nuevo curso supone la vuelta de los alumnos a las aulas. Estos días, los más jóvenes se han retornado a las clases y en las próximas semanas lo harán en secundaria y en las enseñanzas universitarias. Allí, esperándoles, estará el personal educativo, que afronta uno de los cursos más difíciles de su toda su trayectoria profesional, con la incertidumbre de saber si se podrá realizar el curso entero con la mayor normalidad posible.

Después de haber finalizado el pasado año escolar con un gran peso de la enseñanza telemática, se retoma la presencialidad, aunque la educación a distancia seguirá teniendo presencia a partir de tercero de ESO. Eso condiciona el trabajo de los docentes, acostumbrados a realizar la educación cara a cara con los estudiantes. 

Gustavo Hernández, profesor del IES Baelo Claudia, de Algeciras, resalta que esta nueva docencia les conllevará un mayor esfuerzo. "Hay un trabajo extra en casa para preparar. En una educación presencial, tú conoces la materia y tienes un acercamiento con el alumno. En la telemática, no todos los alumnos están en la videoconferencia. Son trabajos diferentes, más cuadriculados, más específicos para esa plataforma. Los trabajos tienen que llamarle la atención al alumno", señala. "Cambia totalmente. Es como si tienes a tu pareja al lado o por teléfono", compara.

Tamara Rodríguez, docente de la Universidad de Cádiz en Algeciras Tamara Rodríguez, docente de la Universidad de Cádiz en Algeciras

Tamara Rodríguez, docente de la Universidad de Cádiz en Algeciras / Nacho Marín

Tamara Rodríguez da clases en el Campus Bahía de Algeciras de Universidad de Cádiz (UCA). Para ella, los alumnos sí notan mucho la diferencia. "Ese tipo de enriquecimiento que se da en la presencialidad, no se da en el online, que es mucho más unidireccional y desvirtúa el interés", argumenta, aunque reconoce que como docente no le ve "inconvenientes a estar físicamente delante o en la cámara".

Una percepción parecida tiene Juan Carlos Vadillo. Este docente del CEIP Mediterráneo, también en Algeciras, cree que sus alumnos de primaria necesitan ese contacto físico y agradece volver a tener una educación presencial. "La educación telemática es fría y superficial y los alumnos han perdido más que el profesorado en el confinamiento. El maestro, más que enseñar, educa. A estos niveles, la enseñanza es importante, pero también secundaria", indica.

"La educación telemática es fría y superficial", sentencia Juan Carlos Vadillo, docente del CEIP Mediterráneo

Vadillo reconoce que, a pesar de todo, la educación telemática sí tendrá un efecto positivo en esta nueva etapa marcada por el coronavirus. "El profesorado ha ganado autoformación, aunque no nos han puesto fácil la tarea. Vamos a cumplimentar la educación con programas como Classroom porque es un recurso didáctico muy grande. Dan la posibilidad de trabajar con ellos pero a través del juego. Como complemento es ideal", cuenta, añadiendo que ha sido el confinamiento el que les ha ayudado a descubrir estos recursos extra.

Preocupación y algo de miedo

La vuelta a las aulas conlleva el encuentro con grupos de alumnos que superan la veintena, cuando las reuniones sociales están limitadas a menos personas. Ello convierte a los profesores también en un colectivo expuesto a los contagios, algo que preocupa a los docentes

"He encontrado miedo por parte de algunos profesores. Yo no lo tengo, porque entiendo que lo que nos han dicho en las recomendaciones es que si llevas mascarilla y la otra persona también y hay distancia, el riesgo es prácticamente nulo", explica Tamara Rodríguez, que cree que los alumnos están más expuestos que ellos mismos al tener más dificultades para mantener las distancias.

"Yo no tengo miedo, porque entiendo que lo que nos han dicho en las recomendaciones es que si llevas mascarilla y la otra persona también y hay distancia, el riesgo es prácticamente nulo", señala Tamara Rodríguez, profesora de la UCA en Algeciras

Para Vadillo, la palabra no es miedo, sino preocupación. "El contacto es grande. Los profesores especialistas (es profesor de inglés) que impartimos a varios grupos tenemos más riesgo. Pero como nos gusta, somos conscientes de que hay que hacerlo, con todo tipo de medidas", expresa con pasión sobre su profesión.

Juan Carlos Vadillo, del CEIP Mediterráneo de Algeciras Juan Carlos Vadillo, del CEIP Mediterráneo de Algeciras

Juan Carlos Vadillo, del CEIP Mediterráneo de Algeciras / Nacho Marín

Entre sus labores, también está la de evitar que los jóvenes se acerquen mucho entre sí. En el poco tiempo que lleva de curso, cree que los propios alumnos están tan cohibidos por las normas relativas al virus que se comportan para evitar el contacto. "Tanta norma a los niños los bloquea, pero también les impide una relación social estable, agradable o de cercanía", dice, aunque lamenta que el Covid coarta su forma de dar clase. "Soy muy cercano, pero puedo estar dando vueltas por el aula. Hay que predicar con el ejemplo", señala.

Gustavo Hernández sí reconoce miedo al contagio, pero explica que encuentra "seguro el centro" y añade que "seguridad no hay ni en casa". "Vamos a ser capaces de controlar que se comporten bien, pero tenemos que contar con la ayuda del alumnado y también con las familias, que tienen que concienciar a los alumnos, ya no por nosotros, sino por ellos mismos. El virus no entiende de edades", opina.

Pero quien sí va a tener un contacto realmente cercano con los niños es Milagros Ortiz, que ejerce su profesión de técnica de jardín de infancia en la Escuela Infantil Los Navegantes, de Algeciras. En este centro, los niños van desde los meses de edad hasta los tres años. Allí no hay mascarillas ni distancia social, sino aislamiento en burbujas entre los distintos grupos y contacto directo entre trabajadores y pequeños.

Por este motivo, para Ortiz, apenas ha habido diferencias en su rutina. "Ha sido más el cambio de estructura y obras", señala sobre la adaptación que se ha llevado en el centro para facilitar el aislamiento de cada uno de los grupos. La única diferencia es que hay más cuidado a la hora de tratar con los pequeños. "Antes los cambiaba y tenía la cara del niño al lado, pero no tenías eso en la mente. Ahora me pongo la pantalla porque si te estornuda o vomita tengo la protección", añade Ortiz, que también tiene que estar continuamente cambiando la ropa que utiliza en su labor. "Sales de clase y esa ropa va directamente a lavarse y desinfectar", detalla.

Milagros Ortiz, técnico de jardín de infancia en la Escuela Infantil Los Navegantes Milagros Ortiz, técnico de jardín de infancia en la Escuela Infantil Los Navegantes

Milagros Ortiz, técnico de jardín de infancia en la Escuela Infantil Los Navegantes / Nacho Marín

Ella tampoco tiene miedo, aunque sí "respeto". "Eso no lo controlas. Puede venir un niño positivo y yo estoy en contacto. Es como tener un hijo y estar con él. Te sientas con él, juegas con él, lo cambias. ¿Qué distancia vas a tener con un niño de cuatro meses? Ahora estás deseando que no pase nada y se tiene respeto", explica.

En primera línea

Ante la creciente exposición al ponerse al frente diariamente de un grupo elevado de personas, el profesorado también se enfrenta a una difícil labor durante los próximos meses. Como en muchas otras profesiones, muchas veces van a tener problemas para mantener la distancia social y el riesgo de contagio por coronavirus estará continuamente flotando en el ambiente. Pero, a pesar de ello, estos profesionales no tienen claro que la sociedad valore mejor en el futuro la labor educativa.

"Quizá, a lo mejor se nos vea con otros ojos, como personas que van a su puesto de trabajo. Yo no considero que seamos más o menos valientes por acudir, pero si nos valoran mejor, no me gustaría que fuese por pena", explica Rodríguez.

Juan Carlos Vadillo cree que quien tienen cerca a un docente, saben de la labor que realizan. "Las personas que valoran el trabajo que hace un sanitario lo hace con Covid o sin Covid. Con un docente pasa lo mismo. Somos factor de riesgo y nos relacionamos con grupos de gente y estamos más expuestos, pero un buen profesional, disfruta lo que hace y, con medidas, evita las posibilidades de contagio", argumenta.

"Algunos verán lo difícil que es estar con 10 o 15 niños de esas edades y que tengas que procurar que no pase nada", espera Milagros Ortiz, técnica de jardín de infancia en la Escuela Infantil Los Navegantes

"Se debería de valorar más, pero no sé si lo van a hacer. Algunos verán lo difícil que es estar con 10 o 15 niños de esas edades y que tengas que procurar que no pase nada", reclama Milagros Ortiz. Quien no cree que esto vaya a dar una mejor imagen a su profesión es Gustavo Hernández. "En absoluto", remarca, tajante.

Con el inicio del curso, todos estos profesionales están expectantes ante lo que pueda pasar en los próximos meses. De momento, con los primeros compases del curso, todavía hay un tanto de incertidumbre y desconfianza hacia el futuro. Con el paso del tiempo, todos ellos esperan a buen seguro recuperar ese contacto cercano con los alumnos que hace tan especial su labor.

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