Vuelta al cole

Padres del Campo de Gibraltar amenazan con no llevar a sus niños al colegio por el Covid-19

  • La asociación Ampas de Cádiz ha mandado un escrito a la Junta en el que solicita la posibilidad de acogerse a una educación no presencial

Aula del colegio Carteia, en San Roque

Aula del colegio Carteia, en San Roque

Los padres de los escolares del Campo de Gibraltar dudan de si los centros educativos serán espacios seguros frente al coronavirus. Así lo han expresado varias asociaciones de padres de la provincia, que se plantean incluso no llevar a sus hijos al colegio hasta que no se tomen medidas que permitan realizar la docencia en un entorno donde el riesgo de contagio se reduzca al mínimo.

En la provincia de Cádiz ya se han movilizado varios grupos para lanzar diversas propuestas para proteger la salud de los más jóvenes. Una de ellas proviene de Flampa Gades, que ha distribuido entre los padres un documento para justificar no enviar a sus hijos a los colegios si creen que no se dan las garantías sanitarias suficientes, una situación problemática dado que la Junta de Andalucía ya ha anunciado que activará los protocolos de absentismo si un niño no acude a clase por temor a la Covid-19.

En el Campo de Gibraltar también hay otras asociaciones que están promoviendo no ir a clase hasta que no sea segura. Es el caso de la recién formada Ampas de Cádiz, fundada por varias asociaciones de padres de Algeciras y que ya ha logrado la adhesión de un gran número de centros de toda la provincia al escrito que han dirigido esta misma semana a la Junta en demanda de mejores medidas de prevención frente al coronavirus.

Su portavoz, Pilar Ortega, explica que la mayor preocupación de los padres son los ratios de alumnos. "Hasta que no bajen no vamos a llevar a los niños al cole. Es imposible mantener el distanciamiento social", argumenta. "Visto que la dimensión media de una clase en un colegio cualquiera ronda los 35 metros cuadrados y en ella se encuentran entre 25 y 30 alumnos dependiendo de la etapa además de diverso mobiliario y pasillos de acceso (lo que disminuye la superficie total útil para albergar alumnos), está claro que el porcentaje de profesores necesarios para garantizar una ratio segura es, en algunos centros, casi del doble de los existentes", señalan desde Ampas de Cádiz en el escrito que han remitido a la Junta.

Ortega también duda del buen funcionamiento de los llamados grupos de convivencia o burbujas. Sanidad ha informado este jueves de que, en un principio, ante un caso de coronavirus, se aislará a los grupos de convivencia antes de cerrar el centro al completo, pero Ortega también muestra sus dudas frente a esta propuesta. "También habría que comprobarse el entorno de cada niño. Un médico podría contagiarse de uno de los grupos burbuja a través de un compañero asintomático de su hijo", argumenta. 

En el escrito remitido a la Junta, Ampas de Cádiz señala que no entiende cómo van a funcionar bien las burbujas si hay elementos exentos de desinfección que se suelen compartir, como instrumentos, material de talleres, laboratorios y deportivo o equipos de trabajo. "¿Cómo se evitará que se propague el virus entre los alumnos de dicho grupo y sus familias si además no se cumplen las distancias de seguridad mínimas ni se desinfectan las cosas a compartir entre un uso y otro?", se preguntan.

Ortega señala que no se oponen a la presencialidad ni tampoco a un modelo semipresencial, sino que su principal exigencia es que esta se haga con la mayor seguridad posible. Por ejemplo, con un sistema de turnos para evitar que coincidan a la vez un gran número de estudiantes. En caso de necesitar una docencia a distancia, Ampas de Cádiz lamenta que se "desconoce aún con qué plataformas digitales contamos en esos casos y si el profesorado tiene la formación suficiente para impartir estas clases".

Ante estas circunstancias, desde Ampas de Cádiz exponen en su escrito dos reclamaciones fundamentales: la implantación de las medidas de seguridad necesarias para la seguridad de todas las familias y la posibilidad de elegir entre la educación presencial y a distancia. En este caso, demandan que las clases se graben para que los alumnos que no acudan a clase puedan seguirlas en el mismo horario que sus compañeros. Además, reclaman empezar en octubre en zonas donde haya una elevada tasa de contagio para evitar rebrotes.

A escasas semanas del inicio del curso escolar, son muchos los aspectos relativos a la educación que siguen en el aire. "Están improvisando y al final los que pagan son los niños", sentencia Ortega.

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