Varios taxistas critican que otros coches recogen a pasajeros fuera de las paradas

Varios taxistas de la zona del Valle del Guadiaro solicitan al Ayuntamiento de San Roque que vigile la supuesta actuación desleal de otros autotaxis del término municipal. Los conductores denunciantes sostienen en tres documentos fechados entre junio y julio de este año que otros taxis (citan incluso los números de licencia) acuden hasta las zonas turísticas de San Roque y toman pasajeros fuera de las paradas delimitadas, infringiendo así lo dispuesto en la ordenanza municipal sobre el transporte de viajeros.

Los conductores aseguran en estos escritos, citando fechas y horas concretas, que varios vehículos acuden y recogen a clientes en zonas no delimitadas, especialmente en la zona comercial de Sotogrande y que incluso llegan a esperar servicios fuera de las áreas delimitadas, algo que contraviene la ordenanza municipal. Los escritos también recogen que en varias ocasiones el taxista no habría respetado el orden de cola en la parada.

La situación ha provocado varios encontronazos verbales entre conductores a tenor de varias denuncias por supuestas injurias entre conductores presentadas ante la Guardia Civil. En una de las denuncias se recogen incluso supuestas amenazas proferidas contra uno de los conductores por parte de otro.

Los perjudicados dicen que la competencia desleal de sus compañeros, además de hacerles perder dinero, provoca que otras zonas del término municipal (donde en total hay 52 licencias) queden desasistidas. Como ejemplo citan la estación de ferrocarril, ya que los vehículos prefieren desplazarse hasta la zona del Valle del Guadiaro donde, como consecuencia de la temporada estival, se presupone una mayor carga de trabajo.

Los taxistas de la zona también han solicitado a la coordinación de la gerencia del Puerto de Sotogrande que se demanden taxis directamente a la operadora del servicio y no a vehículos previamente concertados. Según los taxistas, los vigilantes de seguridad de las casetas de acceso suelen llamar a un determinado vehículo cuando es demandado por un residente o turista en la urbanización en lugar de llamar a la parada más cercana, la del propio puerto de Sotogrande o la Torreguadiaro, provocando que el cliente deba esperar en ocasiones más de media hora a ser recogido mientras que, con toda probabilidad, existe un vehículo a la espera en el aparcamiento oficial.