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Manella se despide de la patrona como alcalde y pide amparo para los vecinos

Numeroso público asiste a la solemne misa concelebrada en la que el Consistorio renueva el voto a la Virgen de la Luz · Los jinetes copan el protagonismo en el recinto ferial con el paseo a caballos

El alcalde, junto a otras autoridades civiles y militares, durante el oficio religioso de renovación del voto a la Virgen de la Luz, ayer por la mañana.
Shus Terán Reyes / Tarifa

09 de septiembre 2010 - 01:00

En una iglesia de San Mateo abarrotada, la comunidad de creyentes celebró ayer el día de la patrona, María Santísima de la Luz, en un acto litúrgico solemne que tiene además componentes de oficialidad institucional pues como cada año desde que se consolidara el patronazgo de la Virgen en 1750 si bien desde el año 1959 hasta 1987 dejó de realizarse tan solemne acto de veneración de la ciudad a la Patrona.

Ayer volvió a cumplirse la tradición y en las primeras filas de la iglesia el Ayuntamiento bajo maza asistía al acto litúrgico al igual que las autoridades civiles y militares, los miembros de la junta de gobierno de la Real y Pontificia Congregación, del consejo local de Hermandades y Cofradías y numerosos fieles. Una homilía decorada con los cánticos de la Coral de Tarifa y presidida por el vicario del Obispo, con la presencia de numerosos y recordados párrocos que como el padre Aquiles, el padre Troya o el propio hasta hace unos días párroco de Tarifa, Agustín Borrell.

Cuando llegó el momento, el alcalde, Miguel Manella subió al altar y destacó la figura de la patrona en la sociedad tarifeña. Manella Guerrero entonó una intervención de despedida y manifestó que esta renovación era especial este año. "Es especial pues es la primera que se realiza no siendo el párroco Agustín Borrell. Es especial porque tenemos a un nuevo párroco, Pedro Durán. Y es especial porque será la última que yo presida como alcalde de Tarifa pues no me presentará a los próximos comicios", señaló Manella, que pidió disculpas a la Virgen por no lograr la plena felicidad de "sus hijos" en necesidades básicas como el trabajo o viviendas y solicitó su amparo para acabar el mandato. El alcalde volvió a reseñar al igual que el pasado año la crisis económica y pidió su ayuda e intermediación para superarla. El cese de los conflictos bélicos en el mundo, la eliminación del hambre y la ayuda en las catástrofes naturales fueron otras prerrogativas protagonistas de la renovación del voto a la Señora en una misa que se alargó por espacio de una hora.

En el Real, poco a poco y a medida que avanzaba la tarde se fueron congregando numerosas personas para disfrutar de la festividad de la Virgen y de las mariluces que, como es fácilmente imaginable, se cuentan por miles en una localidad donde existe tanta fe a la patrona.

Al igual que las personas, caballos y jinetes y amazonas comenzaron a dejarse ver sobre la una de la tarde en el albero, calles y aledaños de la Feria. Una presencia cada vez numerosa de caballos que tuvo su punto más álgido sobre las tres de la tarde con la presencia de al menos dos centenares equinos. Como en otras ediciones y ante los desgraciados incidentes de la Cabalgata, la comisión de Fiestas determinó separar mediante unos pasillos la zona central para los caballos con dos pasillos de entrada a las casetas.

Los actos ecuestres corrieron a cargo de la Asociación Amigos del Caballo, cuya caseta se quedó pequeña. Poco a poco las casetas se fueron llenando y en una hora transitar por el Real se hacía complicado entre tantos caballos y jinetes y tanto público. Pero realmente el albero de la feria se dibujó ayer como una estampa increíble en el que la belleza de las mujeres a la grupa de los caballos y la recortada figura de los jinetes contribuyeron a destacar el verdadero sentido del Día del Caballo como día grande en el programa de actos de la feria tarifeña.

Fueron muchos los jinetes que al reclamo del histórico Trofeo Paco Pestisme, que va ya por su vigésimoctava edición acudieron engalanando montura al Real que se llenó de los ruidos de los cascos de los caballos.

La jornada festiva estuvo especialmente vigilada por las fuerzas de seguridad y el personal de socorro que no tuvieron afortunadamente que intervenir en graves accidentes.

La jornada matinal se extendió hasta la noche abarrotando las casetas. En los cacharritos, en las tómbolas, en las barras, en los puestos, un montón de gente. Animación a raudales y en familia, pues en la noche de ayer jueves no era ninguna estampa rara ver a familias enteras disfrutando alrededor de una jarra de rebujito o cerveza y un plato de carrillada.

Arroces, flamenquines cordobeses, berza, tortilla de patata, pimientos asados, croquetas caseras, sopa de ajo o queso y jamón. Variado tenderete, que demostró que la feria viene a ser un gasto económico casi brutal. Pues lo que en un bar o restaurante se encuentra a un precio asequible, en la Feria dispara su precio.

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