Provincia de Cádiz

Madres y Jornaleras

  • "A ver qué hace el Gobierno con nosotros. Los políticos hablan con mucha facilidad cuando tienen la nevera llena", gritan desde Espera

 Ana María, Encarni y María nadan cada día con el agua casi al cuello. Intentan salvarse de la marea de la exclusión social, que está a punto de atraparlas por la maldita crisis. Las tres son madres de familia, jornaleras en paro, que no tienen un horizonte ni para ellas ni para sus hijos. 

Repiten como una letanía que nunca han estado tan al límite como hasta ahora. En casa de María, todos están en paro. Su sustento para poner el plato en la mesa cada día se basa prácticamente en lo que le da la pequeña huerta que trabaja su marido. Él es un damnificado más de la construcción y ahora está pendiente de la ayuda de los 400 euros. 

Estas tres mujeres ponen rostro a cifras, informes y a la angustia de un futuro incierto. "Jamás me he visto en esta situación. Siempre he trabajado en el campo. He juntado mis peonadas. Pero ahora no hay nada", explica María, con una hija de 15 años y un hijo de 23 años, a quien la crisis lo atrapó con un préstamo para poder montar una tienda de ropa, que ha tenido que cerrar. A los pagos que amontonan la familia para pagar luz, agua y casa se une el préstamo del hijo. 

"A ver qué hace el Gobierno con nosotros. Los políticos hablan con mucha facilidad cuando tienen la nevera llena. Nos gustaría que se bajaran a la calle, que tienen el país destrozado", reclaman estas madres. Ellas aseguran que desde siempre han ido enganchando campañas agrícolas para poder subsistir. Pero la cosa anda muy floja en el campo. María llegó hasta Murcia para recoger tomates en los años de vacas gordas. "Pero las huertas las vendieron para hacer casas", matiza. 

Ellas siguen dispuestas a "meterle mano" a lo que sea con tal de llevarles el pan a sus hijos. "Siempre he trabajado. Antes para ayudar a mis padres y ahora para ayudas a mis hijos", comenta Encarni.

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