Ignacio Vinuesa, oftalmólogo | Entrevista

"El médico de ahora está más preparado, pero humanamente deja mucho que desear"

El oftalmólogo Ignacio Vinuesa, durante la entrevista, en la redacción de 'Europa Sur'.

El oftalmólogo Ignacio Vinuesa, durante la entrevista, en la redacción de 'Europa Sur'. / Jorge del Águila

El doctor Ignacio Vinuesa Silva, antiguo Jefe de Servicio de Oftalmología en el Hospital Punta de Europa de Algeciras y un referente en el tratamiento del glaucoma, acaba de ser reconocido durante los Premios Medicina Gaditana 2023 que cada año otorga el Colegio de Médicos de Cádiz en la modalidad de atención hospitalaria. 

Nacido en Tarifa, hijo de un practicante, el querido y recordado Mariano Vinuesa, polifacético, sencillo y optimista, divide el tiempo que le ofrece la jubilación entre sus antiguos colegas de profesión, un grupo de música, una chirigota, una ONG, su mujer Mari Carmen y su nieta.

Su amigo y compañero Amaro Camacho, encargado de presentarle en Cádiz la tarde en que recogió el premio del Colegio de Médicos, dijo sobre él que es un defensor de la medicina hospitalaria y de la sanidad pública. "Con Ignacio he aprendido muchas cosas: la más importante de ellas, la humildad profesional. Nunca ha tenido aires de grandeza, a pesar de haber realizado el primer trasplante de córnea en la provincia, ser pionero en la implantación de la Esclerectomía Profunda No Perforante (EPNP) o referente nacional en glaucoma", recordó Camacho.

-Admite sin vanagloria que el galardón va dirigido a todo su equipo y que un jefe, si delega en las manos adecuadas, cosecha el prestigio de manera indirecta.

-Cuando recogí el premio, mi colega Amaro hizo la loa y luego yo dije unas palabras. Expliqué que el grado máximo de académico es el de doctor, porque catedrático jefe es un empleo, púbico o privado, dependiendo de la empresa. Mi mayor satisfacción consiste en haber empleado mis conocimientos y mi experiencia en los demás. El jefe no tiene que ser quien más sepa de todo. El jefe sabrá mucho sobre una parcela; en mi caso, sobre el glaucoma. Pero, por eso, yo tenía en mi servicio a Amaro que es un artista en oftalmología pediátrica, y a José María Naranjo, que hacía muy bien la retina. Yo delegué en ellos y así salieron bien las cosas. Formamos un triunvirato desde que pusimos en marcha el servicio de Oftalmología de Algeciras, prestigioso a nivel nacional. Curiosamente, se ha valorado más desde fuera que desde dentro, pero en esta tierra somos así. 

"Mi mayor satisfacción consiste en haber empleado mis conocimientos y mi experiencia en los demás"

-¿Qué aprendió de su padre?

-Además de a trabajar como un mulo, a ser buena gente. Y que el enfermo es primordial. Todo lo demás, se aprende. Yo nunca he intentado pisar al otro. Tenía un compañero, que se formó en Málaga, y acabó en el Punta de Europa cuando quedó una plaza libre. Pero, por circunstancias, no había operado nada. El tío llegó aquí, se puso a aprender y a trabajar, y ahora está en Marbella, en el Hospital Costa del Sol, y es un virguero. Pero, sobre todo, es un tipo fabuloso. A la gente tienes que darle cariño y libertad para hacer cosas. Otra cosa muy importante es consensuar. Yo, por ejemplo, cuando tenía que comprar un aparato para el servicio, pedía que nos pusieran demostraciones y que el equipo probara y eligiera. Si lo hubiera comprado yo, siempre me habrían echado cosas en cara. Son truquitos.

Ignacio Vinuesa y María Jesús Andrés, durante una intervención en 2010. Ignacio  Vinuesa y María Jesús Andrés, durante una intervención en 2010.

Ignacio Vinuesa y María Jesús Andrés, durante una intervención en 2010. / E.S.

-¿Cómo convive un jefe de servicio con la dirección de un hospital?

-La dirección es el enemigo. Yo siempre he luchado por mi gente. A mí han llegado a echarme del despacho del gerente por decirle que era un sinvergüenza. A los quince días, me llamó su secretaria, el gerente subió a verme, hablamos y, a raíz de eso, mano de santo. Lo que no puede hacerse es responder constantemente: Sí, Bwana; sí, Bwana... La gente nota, para mal, cuando un jefe de servicio es un defensor de la dirección.

-Los sanitarios del Punta de Europa están en pie de guerra contra la acumulación de pacientes, especialmente en áreas como Urgencias. Con la distancia de la jubilación, hace seis años que dejó el hospital, ¿qué opina de esta situación?

-El principal problema que sufre el Punta de Europa ha sido siempre el mismo: que está muy lejos de Sevilla, donde se encuentra el centralismo. Yo, con mi gerente, como le he dicho, siempre he tenido muchas broncas porque, cuando iba a Sevilla, no apretaba lo bastante. Sin embargo, para ser un hospital comarcal, ha habido muchos servicios con un nivel bueno. A raíz de la pandemia, bien es cierto, que las citas y las cirugías acumulan retrasos, como está sucediendo en tantos otros sitios. 

"El principal problema que sufre el Punta de Europa ha sido siempre el mismo: que está muy lejos de Sevilla"

Ignacio Vinuesa, durante su discurso tras recoger el Premio Medicina Gaditana 2023. Ignacio Vinuesa, durante su discurso tras recoger el Premio Medicina Gaditana 2023.

Ignacio Vinuesa, durante su discurso tras recoger el Premio Medicina Gaditana 2023. / Colegio de Médicos de Cádiz

-¿Lleva bien el retiro, no siente nostalgia por su antiguo servicio de Oftalmología?

-Tengo 71 años y perder pelo es el único complejo que no me preocupa. En la vida es importante saber tus limitaciones. El día que recogí el Premio Medicina Gaditana llevaba una corbata con un diseño inspirado en la vidriera de la catedral de la Santísima Trinidad de Adís Abeba, en Etiopía. El doctor Joaquín Barraquer, que es buen amigo, me dijo que había elegido una corbata muy vistosa. Le respondí: "Don Joaquín, a ciertas edades, somos hombres invisibles y, si no llevamos algo que llame un poco la atención, ni nos miran". 

-Con la cantidad de vidrieras que hay más cerca, ¿por qué Etiopía?

-Llevo 16 años yendo allí, al Tigray, en el norte, donde hay una comunidad de monjas con un hospital, la Clínica St. Louise, que subvencionamos a través del Proyecto Visión. También hay un colegio, talleres para que las mujeres aprendan a coser, cocinar... Se trata de una asociación médica para la prevención de la ceguera evitable en esta zona desfavorecida de Etiopía, que se independizó. Estamos pendientes de regresar en los próximos meses. 

-Presupongo que en Etiopía notará que todavía existe, a nivel social, la veneración al médico, el respecto al doctor, que aquí se ha perdido.

-Ciertamente. En España, un médico no es nada. Y, cuando te jubilas, ya nada de nada. De todos modos, si no te importa el estatus, de jubilado se vive muy bien. Me encanta ser Ignacio. Además, en Tarifa, mantengo mi grupo de música de los 70 y 80. Se llama Dirección prohibida. Toco el bajo y canto algo. De jovencitos, tocábamos en los pueblos y ahora hemos vuelto, todos jubilados, claro. Hay un veterinario, un practicante, un periodista... Como soy muy gadita, he llegado a cantar en el Falla con una comparsa de Tarifa y ahora también formo parte de una chirigota. Y otra afición que ocupa mi tiempo es mi nieta de cuatro años.

"En España, un médico no es nada. Y, cuando te jubilas, ya nada de nada"

-Usted tendrá anécdotas como para escribir un libro.

-De todo tipo. Tenía un paciente, muy anciano, que me enviaba poesías para que lo operara de cataratas. En otra ocasión, pusimos a un paciente delante del optotipo para medirle la agudeza visual. Era un marroquí casado con una tarifeña y hablaba un español muy fino. Lo sentábamos ante las letras y nos respondía: "Nos veos". Le poníamos un cristal y contestaba: "Tampocos os veos". "Nos veos biens"... Llegó un momento en que la contraseña del ordenador del servicio era NOSVEOS. 

-Usted, como bien apuntó el otro día Amaro Camacho, es un referente nacional en glaucoma.

-Ha sido mi especialidad. Empecé mis estudios de Medicina en Cádiz y después me trasladé a Madrid, donde el catedrático, Julián García Sánchez, que ahora es mi cuñado, no se lo pierda, porque enviudó y acabó casándose con mi hermana María José, fue el fundador de la Sociedad Española de Glaucoma. 

"Tenía un paciente, muy anciano, que me enviaba poesías para que lo operara de cataratas"

-El glaucoma es la segunda causa de ceguera evitable. ¿Qué se puede hacer para prevenirlo?

-Se trata de una enfermedad traicionera porque, muchas veces, cuando se detecta, ya está en un periodo muy avanzado. Se calcula que un 2% de la población lo padece. Todo el mundo, a partir de los 40 años, debería tomarse la tensión ocular, aunque también existe un glaucoma juvenil. Pero la toma de tensión es un primer paso para diagnosticarlo. Una vez llegado a este punto, se puede optar por un tratamiento con gotas o una cirugía precoz. Hay muchas técnicas. La catarata es la primera causa de ceguera pero, a diferencia del glaucoma, es reversible. El 50% de los glaucomas no están diagnosticados; de ese 50%, el 50% están mal diagnosticados y, del 50% correctamente diagnosticados, el 50% están mal tratados. 

Ignacio Vinuesa, en la redacción de Europa Sur días después de recoger su premio en Cádiz. Ignacio Vinuesa, en la redacción de Europa Sur días después de recoger su premio en Cádiz.

Ignacio Vinuesa, en la redacción de Europa Sur días después de recoger su premio en Cádiz. / Jorge del Águila

-¿Ha notado que el uso de pantallas entre los jóvenes ha disparado los casos de miopía?

-Absolutamente. Existe un tipo de miopía, que es la acomodativa, que se produce por forzar la visión durante largos periodos de tiempo. Antes se daba muy poco, quizá entre los opositores. A ciertas edades, esa miopía acomodativa es reversible, pero entre los pacientes muy jóvenes, no. Se abusa de las pantallas. Hasta los novios, cuando van al bar, no levantan la vista del móvil. Por eso, cada vez habrá más miopes. Actualmente, se recomienda la teoría 20-20-20 para prevenir la miopía y la fatiga visual. O lo que es lo mismo, descansar la vista cada 20 minutos mirando un objeto lejano durante 20 segundos.

"Hasta los novios, cuando van al bar, no levantan la vista del móvil. Por eso, cada vez habrá más miopes"

-¿Qué otras enfermedades relacionadas con la visión van a aumentar en los próximos años?

-Habría que hacer un estudio exhaustivo, pero en el Campo de Gibraltar he visto más tumoraciones oftalmológicas que en Madrid, por ejemplo. Aquí me he encontrado con patologías que en otras zonas no se dan, o no con tanta profusión. ¿Hasta qué punto influye el medio ambiente en el índice oncológico de la comarca? No lo sé. Pero creo que hay un trasfondo seguro. El otro día también leí que el Covid-19 está influyendo en la incidencia de catarata precoz. Por otro lado, las nuevas drogas de diseño o el fentanilo también podrían tener repercusión en la visión ya que el ojo es un órgano dependiente de cualquier afectación neurológica.

"En el Campo de Gibraltar he visto más tumoraciones oftalmológicas que en Madrid, por ejemplo"

-¿Cuándo decidió que quería ser oftalmólogo?

-Desde pequeño, cuando iba al médico y me ponían cristales. Aquello me maravillaba. El ojo, con lo chico que es, no se puede imaginar la cantidad de problemas que genera. Por eso está tan relacionado con la medicina general. ¡La cantidad de enfermedades que se diagnostican a través del ojo! Una vez, noté decaída a una paciente. Cuando le hice un fondo de ojo, detecté un edema de papila, manifestación clarísima de un tumor cerebral. La mandé a Cádiz, a Neurología, la operaron y ahí está, estupendamente. Son satisfacciones. A la gente hay que darle cariño. En la Medicina se pasa del cielo al infierno en un segundo.

"¡La cantidad de enfermedades que se diagnostican a través del ojo!"

-Hablando del cariño, ¿es cierto que muchos médicos actuales apenas tocan a sus pacientes, apenas los miran?

-Se ha perdido el contacto. Cuando un paciente llegaba a mi consulta, yo me levantaba y nos dábamos la mano. Al llegar y al irse. No se puede recibir a la gente estando sentado. Quizá, a veces, yo he abusado del tuteo. Después hay que mirarle... y la anamnesis es crucial: ese interrogatorio para conocer las dolencias del enfermo, su historia clínica. Si, tras hacer la anamnesis, por muchos aparatos que tengas, no estás orientado sobre el diagnóstico, no llegas a ningún lado. A veces, las mujeres le decían a sus maridos: "Anda, no le cuentes más historias al doctor, que eres muy pesado". Al contrario: que el paciente hable, así se sacan muchas conclusiones. Todo eso se ha perdido. Posiblemente, el médico de ahora está más preparado, pero humanamente deja mucho que desear. Un viejo amigo decía que al médico no se podía ir. Que te lo quitaba todo: el café, el vino, el tabaco... Que el médico te lo quitaba todo, excepto la enfermedad.

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