(3-3) Infeliz Navidad
CD Utrera - Real Balompédica Linense | La crónica
Una Balona ramplona, que sólo juega a chispazos, es incapaz de ganar en Utrera y llega al parón fuera del play-off
David Sánchez altera demasiado la defensa para paliar la baja de Pedro Morillo y su equipo naufraga atrás
Así queda la clasificación del grupo X de Tercera Federación tras la 15ª jornada
Ni la pedrea. Porque la pedrea consuela y el empate cosechado por la Balona en Utrera indigna más que otra cosa. El equipo de La Línea sigue aferrándose a sus ya 13 jornadas sin perder para eclipsar su sensación de vulnerabilidad, su falta de jerarquía en una categoría que se le queda pequeña a la entidad, a la ciudad, a la afición… pero por lo que se ve no al equipo. Una plantilla confeccionada a golpe de talonario para volver por la vía de urgencia a la Segunda Federación se va de vacaciones de Navidad no ya lejos del liderato (seis puntos), sino fuera del play-off. Cuatro empates en cinco jornadas sirven para engordar el ego de la caseta y hablar de racha de imbatibilidad, pero no para engañar a la clasificación.
La Balompédica empezó a no ganar el partido en el San Juan Bosco hace una semana, cuando Pedro Morillo se fue a la calle por una segunda amarilla que tenía mucho de conducta temeraria. El míster -que queda bastante señalado- decidió en Utrera retocar toda la defensa para paliar esa baja. Que en su cabeza seguro que sonaba muy bien, pero en el campo… no puede ser una casualidad que los linenses cometiesen dos penaltis (sí, sí, por segunda semana consecutiva) y que ambos tuviesen como protagonistas a los futbolistas que en ese momento desempeñaban el papel de lateral zurdo. Sacar a Diego Domínguez del eje de la zaga fue una imprudencia. Y el equipo pagó tanto desorden atrás. El preparador habla de errores individuales. Claro. Pero no estaría más que se preguntase por qué los cometieron los que los cometieron.
Los males de la Balona no acaban ahí. Después de 15 jornadas es incapaz de cuajar un partido completo. Se contenta con jugar a chispazos. No se exige. En Utrera sólo lo hizo cuando tocaron a rebato porque el marcador se escapaba. Diez minutillos en el primer tiempo con el 1-0 y otros tantos en la segunda mitad con 2-0. Como tiene pólvora, otra vez se salva gracias a la gente de arriba. Pero la sensación de falta de continuidad, de fútbol vacío de argumentos es enorme. No hay un pelotero que asuma responsabilidad y canalice el fútbol.
Y antes que nadie lo diga, sí jugaron en un campo pequeño y de césped sintético. Los que ascendieron en 1999 lo hicieron en terrenos de albero. Pero ganaban y con autoridad. Que ya empiezan a cansar las excusas. Un día el calor, otro el campo, otro los árbitros… que den un paso adelante y silencien las críticas. Porque cada día que pasa da más la sensación de que aquel 0-4 sobre el Cádiz Mirandilla fue un espejismo al más puro estilo del triunfo que el Real Madrid logró en Bilbao.
No habían pasado tres minutos de partudo cuando Ismael -que está aún muy blandito- se comió un balón largo de manual, Kamara le ganó la espalda y fusiló (1-0).
La Balompédica, con el marcador en contra, no fue capaz de imponer su fútbol en toda la primera mitad. Es verdad que durante diez-quince minutos metió al rival en su medio campo, pero sin chispa, sin criterio. La prueba es que al final del partido el meta local, Pablo Luque, no había realizado una sola parada. No fue sometido jamás.
Al descanso victoria mínima local. No había señales de esa Balona que sabía cuando saltó al campo que sólo le valía ganar para acabar la jornada entre los cinco primeros. De hecho fue necesario que Brian realizase un paradón en el 11’ para que la herida no fuese mayor.
En el descanso David Sánchez mandó entrar a Diego en lugar de Sergio Pérez, al que ya se le está esperando demasiado tiempo. Tiene que hacer mucho más. O su presencia en el once empieza a parecer un regalo injustificado.
Pero ni cambios ni nada. En el 52’ Chey —que no estaba cómodo en el lateral zurdo— cometió un penalti infantil sobre un rival que se iba casi para la esquina. Lanzó Lidueña y puso el 2-0.
Sobre la marcha, dos cambios más. Entraron Leo y Lanzini, que no estuvieron nada afortunados. Bueno, como el resto. Eso sí, la defensa parecía más reconocible. Y de repente el equipo se dio cuenta de que estaba rozando el ridículo y apretó. Lo que más rabia da es que cuando pisa el acelerador, es mejor que los rivales. Faltaría más pensará alguno.
Primero Diego (70’) acortó distancias y después Pepe Rincón (77’) —que se ve que quiere la cena que tiene apostada con este medio— hizo un golazo desde fuera del área. Bien es verdad que el empate llegó precedido de polémica, porque los linenses siguieron adelante después de que un jugador local pegase un sospechoso testarazo en el suelo.
El Utrera se tambaleaba. Era el momento de completar la remontada y limpiar la imagen. Maquillarla al menos. Pero para qué. En el 80’ Leo cometió penalti al arrollar a un rival. Contacto hubo, pero si es suficiente para que se transforme en penalti es más discutible. En cualquier caso, escándalo ninguno.
Lanzó José Carlos —que se había apagado tras un primer tiempo espectacular— pero detuvo Brian. La mala fortuna se cebó con el portero canario —cuya certera actuación no debe quedar eclipsada por los tres goles encajados— el esférico pegó en el poste y volvió al lanzador, que ya solo tuvo que empujarla (3-2).
Ya en plan todo vale, con Julio Algar haciendo de Alexanco, llegó el empate definitivo. El central cabeceó dentro del área en medio de un desajuste defensivo del Utrera que demuestra que es un equipo limitadísimo, porque permitir eso a tres del final es inadmisible.
En el tramo final, otra vez, el que quiso ganar, fue el Utrera. De hecho en un golpe franco otra vez Brian tuvo que sacar una mano porque aquello amenazaba con convertirse en el cuarto.
La Balona deja un reguero de preocupación en una hinchada que lleva sufriendo tres años y que soñaba con disfrutar de una bendita vez aunque fuese en esa diminuta Tercera Federación. Harán bien los protagonistas en reflexionar durante sus vacaciones. Y hará bien el club en sacar la agenda para ver si puede apuntalar una plantilla que parecía mejor de lo que es. O de lo que está demostrando. Que tanto monta.
Ficha técnica
CD Utrera (3): Pablo Luque; Álex Rovira (Keita, 84’), Álex Sánchez, Núñez, Caraballo; Mario Begines, Giráldez (Paco, 63’), Lidueña (Álex Rico, 84’), Álex del Río, José Carlos y Kamará (Manu Alonso, 70’).
Real Balompédica Linense (3): Brian Mahugo, Diego Domínguez, Julio Algar, Ismael (Leo Blasco, 55’), Chey; Aschalew Sanmartí; Cascajo (Zaki, 61’), Boateng (Lanzini, 55’), Pepe Rincón, Sergio Pérez (Diego, 46’) y Juaniyo (Alvaro González, 61’).
ÁRBITRO: Jorge González Sánchez, de Málaga. Tanto el segundo gol balono -quizás debió parar el juego- como el penalti que dio origen al 3-2 dejan dudas. En cualquier caso, nada escandaloso. Correcto.
Tarjetas: Amarillas para los locales Caraballo (28’), Álex Rovira (40’) y Pablo Luque (70’) y para los albinegros Julio Algar (75’), Diego Domínguez (92’) y Lanzini (95’).
Goles: 1-0, Kamara (3’). 2-0, Lidueña, de penalti (52’); 2-1, Diego (70’). 2-2, Pepe Rincón (77’). 3-2, José Carlos al recoger el rebote de un penalti malogrado por él mismo (80’). 3-3, Julio Algar (87’).
INCIDENCIAS: Partido de la decimoquinta jornada del grupo X de Tercera RFEF disputado en el San Juan Bosco de Utrera ante unos 250 espectadores, medio centenar llegado desde La Línea. Antes del comienzo en el sector en el que se encontraba la hinchada visitante aparecieron botes de humo lo que provocó incluso la mediación del alcalde de La Línea, Juan Franco. La Guardia Civil tomó la identidad de alguno de esos aficionados.
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