Real Balompédica | Primera RFEF

La Balona y su ¿fondo de armario?

  • Las ausencias de Antoñito, Fito Miranda e Iván Martín pasan factura a los albinegros

  • Cuatro de los nueve suplentes en Barcelona eran chicos de 21 años con nula experiencia

El banquillo de la Balona, durante el encuentro frente al Castellón

El banquillo de la Balona, durante el encuentro frente al Castellón / Jorge del Águila

Las derrotas cosechadas en las dos últimas semanas advierten de la importancia de que el entrenador de la Real Balompédica Linense, Antonio Ruiz Romerito, pueda contar cada semana con los 12-14 principales valores de su plantilla. La ausencia de Antoñito (como ha quedado de sobras demostrado) y las de Iván Martín y Fito Miranda -aún por estrenarse- no parecen encontrar repuesto. El banquillo que presentaron los albinegros en Barcelona apenas cuenta con un par de futbolistas de los que de verdad optan a ser titulares cada domingo. Y ya son varios los técnicos que han deslizado que en una competición tan igualada, el fondo de armario puede ser definitivo en el caso de la Balona para alcanzar la permanencia, que no hay que perder de vista que sigue siendo el objetivo.

Romerito realizó un solo cambio el pasado viernes con respecto a los jugadores que habían participado en la derrota en el Clásico. El argentino Gabriel Chironi se situó por delante de los dos mediocentros en lugar del gambiano Mamadou Cham. No son pocos los aficionados que entienden esta decisión como una forma de quitarle importancia a una derrota que ha levantado tantas ampollas en la hinchada. Pero el once de la Balona en su duelo con el Barcelona B en el Johan Cruyff -del que salió derrotada por 2-1- ofrece otras muchas lecturas y una de ellas, la falta de fondo de armario, puede ser un toque de atención para el devenir del equipo en una competición que se antoja muy dura.

La primera de las valoraciones es que Romerito, con independencia del resultado final, trató de darle un voto de confianza a los hombres que habían resuelto las tres primeras jornadas con enorme solvencia: conquistaron siete puntos de nueve y solo habían encajado un gol.

El míster debió creer que llevar a cabo una revolución implicaba señalar a alguno de sus futbolistas y que estos se habían ganado el derecho a una muestra de respaldo durante los 270 primeros de competición. Vaya, a que se entendiese que lo sucedido en el Clásico no fue más que un accidente.

La otra opción es que el preparador balono, que ya deslizó en pretemporada en más de una ocasión que la plantilla no estaba del todo compensada, entienda que tampoco hay mimbres para llevar a cabo una metamorfosis profunda, sobre todo cuando no cuenta por lesión con tres futbolistas que, en circunstancias normales están llamados a disfrutar casi siempre de la titularidad: Antoñito, Iván Martín y el aún inédito Fito Miranda.

Como consecuencia de estas ausencias, la Balompédica se desplaza a la Ciudad Condal con una suplencia de la que formaban parte cuatro jugadores de 21 años y experiencia prácticamente nula en competiciones de este nivel: el meta Mateusz Kania, Dani Lavela, Mamadou Cham y Alu Koroma -quien el domingo jugó con el filial-.

Completaba el banquillo por un lado Abdoul Bandaogo, sobre el que existe un consenso de que no está rindiendo al nivel esperado. Sacar del once al pichichi Aly Coulibaly o a José Ramóns Masllorens, de los mejores en el inicio liguero, no se antoja que pudiese dar demasiados réditos.

Junto a él, un Jáuregui que estuvo a un tris de salir en verano y con el que es manifiesto que el míster no cuenta, al menos de momento, Leandro Martínez, que está tomando el ritmo tras su tardía incorporación y dos futbolistas que, eso sí, estarán en formación inicial más pronto que tarde: Óscar Arroyo (entre otras cosas para que Loren puede jugar por delante) y Borja López.

La pregunta es, con ese plantel (y el lateral Jeremy Saygbe, que se quedó en casa por decisión técnica) ¿le da a la Balona para capear el temporal cuando lleguen, como es el caso, las ausencias por lesión o sanción? El tiempo y los marcadores irán resolviendo esa duda, pero los primeros indicios son, cuanto menos, preocupantes.

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