Real Balompédica - Unionistas | La crónica

La Balona se congela (0-1)

  • Los albinegros cosechan su primera derrota en casa de la 'era Escobar'

  • Los linenses, espesos, se estrellan en el exquisito orden de Unionistas

  • Los locales perdonan sus ocasiones y regalan el tanto a los salmantinos

Omar Perdomo se desespera mientras Unionistas celebra su gol

Omar Perdomo se desespera mientras Unionistas celebra su gol / Erasmo Fenoy

La guasa que tienen esos partidos que se quedan por el camino y con los que todo el mundo cuenta como si los pudiesen ganar los dos que lo saltan al césped. El frío casi glaciar que apretaba en el Municipal de La Línea congeló las ideas de una Balona que perdió su primer encuentro en casa desde que Rafa Escobar tomó el mando, hace exactamente tres meses.

Lo hizo en un partido con sensaciones extrañas, muy de miércoles por la noche. Muy como si faltase algo. Los albinegros disfrutaron de más ocasiones de largo que en su celebrado triunfo en Córdoba del pasado domingo, pero esta vez no acertaron con el marco y regalaron un gol al rival. Mientras nadie diga lo contrario, esto del fútbol se decide en las áreas.

Los albinegros tuvieron enfrente a un Unionistas al que no hace justicia su estadística como visitante. Fue un equipo exquisito, ordenado, solidario, que supo manejar los tiempos, muy al estilo de los linenses en el Nuevo Arcágel. No todo son deméritos de los de casa. Hay que reconocer también las virtudes a los rivales.

Los 72 puñeteros minutos del Balompédica-Unionistas que había comenzado el 11 de diciembre se le atragantaron a los de casa. Desde el córner con el que se reanudaba el choque -un auténtico churro después de más de un mes para preparalo- se palpaba que no era la Balona de otras veces. De hecho en el 27' (el nueve después de la reanudación) Chapela ya pudo adelantar a los visitantes, pero solo en el segundo palo envió alto un centro que había llegado con mucho veneno.

La Balona fue entrando poco a poco en el partido. Replicó en el 34', en una jugada en la que un centro de Loren se paseó por el área pequeña sin encontrar rematador. Omar Perdomo medio tiró medio centró desde el otro lado del área y Toni García falló una infinitamente más fácil (en apariencia) que la del domingo y disipó la oportunidad de constituirse en el nuevo ídolo de una hinchada que volvió a mostrarse fiel. Así es este negocio.

En el 37' tuvo otra la Balona. Una falta dejó a Fran Morante, tan hábil generalmente en ese tipo de suertes, para cabecear en el área con el portero a medio camino. Pero por algún motivo extraño, ni tocó el esférico.

Unionistas jugaba a lo que quería jugar. Y volvió a tenerla. A cinco del final. Juanpe aprovechó un despiste de un centro de la zaga que echaba en falta a Jesús Muñoz pero su disparo lo vomitó el poste.

Vista las dos ocasiones de las que habían disfrutado uno y otro se antojaba insólito que el primer tiempo acabase con empate sin goles.

Tras el descanso salió la Balona con un poco más de presencia y otra vez pudo adelantarse en el marcador, pero Fekir no llegó por milímetros a un centro de un muy activo Connor Ruane (51').

Parecía que era cuestión de tiempo que la Balona marcase. Pero en el 64' Nico Delmonte se fue al suelo, casi chocó con Connor y cuando vinieron a darse cuenta Raúl Beneit, que llevaba nada y menos en el césped, ya estaba celebrando el tanto después de superar a un indefenso Alberto Varo.

A partir de ahí fue un quiero y no puedo de los de blanco y negro. Los visitantes ofrecieron una lección táctica y de intensidad y jugaron al final hasta con cinco atrás para apenas pasaron apuros. Hubo más sobresaltos que ocasiones propiamente dichas.

Escobar lo intentó una vez más con los cambios. En esta ocasión da la sensación de que tardó un pelín en tomar alguna decisión, pero también es eso es fácil decirlo ahora, cuando la mayor parte de las veces acierta. Otra vez acabó defendiendo con tres, pero no siempre se remonta. Apenas Antonio Romero, sin excesos, proporcionó el fútbol que precisaba su equipo. Porque el resto de los que entraron fueron incapaces de encontrar la vía de agua.

Al final un partido que era para empate se lo llevó el que supo manejarse mejor en la cal. Después del espectacular triunfo en Córdoba puede dar la sensación de que a la Balona se le deshincha una mijilla el globo. Eso es hacer un balance prontista, excesivamente sencillo. Al final todos los puntos cuentan lo mismo y por muy mal sabor de boca que deje este resultado, la única verdad es que aquel equipo desvencijado tras la octava jornada acaba la primera vuelta dos puntos por encima del descenso. ¿Qué podían haber sido más? Pues claro. Pero todo lo demás es hacerse mala sangre.

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