La cada vez más inminente finalización de la construcción de la grada de Preferencia del Ciudad de La Línea (aún oficialmente estadio Municipal) va camino de ser el único legado que deje a la afición de la Real Balompédica (y por extensión a toda la población) la decepcionante temporada 2023-24, en la que a falta de cuatro jornadas los albinegros centran sus objetivos en cerrar la permanencia y tratar de auparse a la séptima plaza para lograr un billete para la próxima edición de la Copa del Rey. Exiguo premio para un conjunto que se presentó a sí mismo como candidato al ascenso directo a la Primera Federación.

Parece que fue ayer, pero hay que remontarse a septiembre de 2018 para encontrar la fecha en la que un informe informe e los técnicos municipales anunciase que la zona cubierta de la grada de Tribuna del estadio Municipal no podía seguir siendo utilizada por el peligro de desprendimiento de la visera.

Después llegaron las gradas supletorias, el derribo de la Tribuna... y por fin en pleno parón navideño de 2021 el anuncio de que la Junta de Andalucía había aprobado un importante desembolso económico para la reconstrucción del recinto.

Sobrecostes indeseados e infinitas molestias después el fin de la obra ya se atisba. Tanto en una Preferencia inexistente a comienzos de curso y que ya es casi un hecho consumado, como en Tribuna, con la aparición de las cabinas de prensa y en breve de la visera que la cubrirá.

Un esfuerzo político que no ha tenido reflejo en el terreno de juego. La idea de que ese estadio, con su nueva fisonomía, fuese estrenado en Primera RFEF se ha desvanecido. Como mucho queda la esperanza de la presencia en la Copa y de la posible llegada de un equipo de campanillas. Al día de hoy esa obra es el único balance positivo tangible de una campaña que los balonos no tardarán en querer olvidar.