Fc Cartagena - Real Balompédica | La crónica

(3-2) La Balona tira otro partido por la borda

  • Los linenses tutean al todopoderoso Cartagena, pero le regalan tres goles

  • Los albinegros han recibido nueve dianas en sus tres últimos viajes

Moussa sale al paso del local Cayarga, autor del primer tanto local

Moussa sale al paso del local Cayarga, autor del primer tanto local

La Real Balompédica Linense le ha cogido el gusto a eso de pasearse por media España poco menos que a hacer turismo. Los albinegros compiten, dejan pinceladas, se atreven incluso a tutear a presupuestos que les sepultan como el del Cartagena, pero llegada la hora de la verdad se empeñan en hacer presentes en forma de goles que les penalizan una y otra vez. Como en el famoso anuncio, el algodón no engaña. Y una Balona que ha marcado siete goles en sus tres últimos desplazamientos ha sumado un mísero punto. Así no es que sea complicado dar caza a la cuarta plaza, es que es sencillamente imposible. Todo lo demás, pañitos calientes.

La única consecuencia ¿positiva? que puede extraerse de la visita de los de Antonio Calderón al campo del todopoderoso Cartagena es que después de regalar unos puntos que no solo valían para la clasificación, sino también para la autoestima, siguen séptimos. Eso sí, la renta con los dos conjuntos murcianos que tiene a rebufo se va reduciendo. Y el próximo domingo toca llevar esta máquina de hacer agasajos en forma de goles nada menos que al terreno del líder, el Marbella.

El míster balono introdujo una modificación notable en el once. Renunció a los dos nueves –una filosofía que él mismo había defendido a capa y espada– y dio entrada a Luis Alcalde en su puesto natural de segunda punta. Pero o el roquetero no está del todo restañado de sus heridas o, sencillamente, fue a enseñar lo peor de su fútbol en el escenario más inoportuno. En banda parece que el entrenador empieza a contagiarse del sentir general de que Koroma es, sobre todo, un revulsivo. Dejó su sitio a Moussa, que la puso tres veces para empujarla y no defendió mal.

El partido comenzó con equilibrio, pero con la Balona osada, sin dejarse intimidar por la alcurnia del rival. Tanto que a los diez minutos ya había disfrutado de dos ocasiones. En el 2’ Moussa ganó la banda y la puso en las entrañas del área, pero Tomás remató mal. Y en el 11’ otra vez la colocó Moussa, pero Pito Camacho –que tampoco es que tuviese su mejor tarde– cabeceó justo donde estaba el meta. Enmedio, una salida en falso de Javi Montoya estuvo a punto de provocar que Caballero adelantase a los de casa.

En esas estaban unos y otros cuando empezó la sección de las dádivas balonas, de las que se podría escribir una telenovela que duraría más que Santa Bárbara. Porque hay varias en cada viaje. Fabrizio Danese perdió un balón  casi en el centro del campo [porque yo lo valgo] y el internacional panameño Carrasquilla, de largo el mejor sobre el terreno de juego, metió a la espalda de los zagueros. Míkel Fernández no llegó, Cayarga encaró a Montoya y no falló.

Con el marcador en contra la Balona dio el paso adelante. Pero si hay un equipo en este grupo IV que se maneja agazapado en su área como pez en el agua es, sin duda, el Cartagena. Lo más que logró la Balona en la media hora restante fue que un córner de Manu Molina se pasease por el área pequeña sin encontrar rematador.

Cuando el primer tiempo expiraba la Balona añadió una segunda gentileza, pero el esférico le llegó en el borde del área pequeña a Johannensson, que no está acostumbrado a moverse por esos espacios y no atinó. No era más que un indulto momentáneo.

La segunda mitad arrancó con la Balona al mando. Que es lo que da más coraje. Que el equipo no se descompone, no da mala imagen... pero tira los partidos. Y así no se juegan liguillas. Y a lo peor, ni copas del Rey.

Fruto de ese descaro con el que los linenses le estaban jugando al segundo clasificado llegó el empate. Una falta botada por Manu Molina, Marc Martínez que salió a por uvas y Fabrizio Danese, que cabeceó como si le fuese la vida en ello (1-1, 56’). Seguramente porque era la forma de enjugar el error del 1-0.

El Cartagena se desperezó. Es tan buen equipo, tiene tantos recursos, tanto talento individual, que da la sensación de que gana cuando quiere. Y quiso. 

En el 57’ Javi Montoya metió una muy buena mano a un disparo de Lucas de Vega desde la frontal. En el 62’ Cayarga estuvo a punto de hacer doblete después de robarle la cartera [otra vez] a la zaga, pero en esta ocasión su disparo se fue a una cuarta del poste. Y en el 71’ llegó el gol. Uno de esos que encajan los equipos que andan con problemas atrás y a los que todo se le vuelve en contra: un córner muy cerrado que Manu Molina trató de interceptar... y lo que hizo fue cabecear hacia su propio marco. Si no fuese porque sucedió en el marco equivocado, un golazo.

Ahora sí la Balona se tambaleó. Y en el 80’ acabó de poner de manifiesto el disparate defensivo [que ojo, no es solo una cuestión de los cuatro zagueros] en el que se convierte este equipo a domicilio. Tomás fue incapaz de frenar una cabalgada por la banda, los centrales se acunaron, nadie del centro del campo se implicó para ayudar y evitar la llegada del rival desde la segunda línea así que un centro a la frontal del área lo remató a placer Vinicius Tanque, que era el primer balón que tocaba como futbolista del Cartagena, para ponerlo en el marco.

El 3-2, obra de Koroma en el 88’ tras otro error de Marc Martínez, sonó como a esos chistes que intercalan en los títulos de crédito del final de las películas. Ya casi nadie le prestó atención.

La Balona, que sigue sin conocer el triunfo en Cartagonova, vuelve otra vez de vacío y su empeñó en ir por ahí regalando partidos le va a terminar apartando de la pelea por una cuarta plaza que a poco que no hubiese pegado los tres últimos patinazos a domicilio estaría a tiro de piedra. Pero es que en esos tres viajes ha encajado nueve goles. Los mismos que la temporada pasada en toda la primera vuelta.

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