El mundo de ayer
Rafael Castaño
Una línea en la pared
El territorio físico ocupado por el término municipal de Antequera, era muy amplio en los siglos XVI y XVII. Los territorios dedicados al cereal aportaban anualmente una gran producción que estaba controlada tanto por el poder civil como eclesiástico. Así, la producción de este tipo de pan estaba constatada en Antequera, desde el Antiguo Régimen, en las autorizaciones que el Cabildo de la Ciudad hacía a los horneros para cocer pan, y en la cual se especificaban los tipos, pesos y precios a los que estaban autorizados. Por otra parte, su fabricación se vió afectada durante la Guerra Civil, donde las grandes carencias en las producciones de cereales eran una triste realidad. Sin embargo, no sería hasta la década de los años 40, cuando se comenzó a recuperar la normalidad tanto en las producciones agrícolas como en las industriales; las panaderías nuevamente se veían abastecidas y comenzaban a elaborar las tradicionales piezas de pan local como el chusco, el pan o el medio pan, así como el genuino y tradicional ‘Mollete de Antequera’.
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