El tiempo
La borrasca Emilia golpea el Campo de Gibraltar

Volantes al viento: las mujeres conquistan el miércoles de Feria

El recinto ferial vivió una de sus jornadas más tradicionales, con las mujeres como grandes protagonistas

Búscate en las fotos del miércoles de la Feria Real de Algeciras

Mujeres y caballistas en la calle Farolillos. / Vanessa Pérez

Antes de que el reloj marcara las tres de la tarde, ya podrían verse grupos de jóvenes caminando con bolsas en mano hacia los habituales puntos de encuentro del botellón. En el ferial, los mayores disfrutaban su tradicional almuerzo en la caseta municipal. El miércoles de Feria en Algeciras arrancaba con fuerza, y aunque para muchos el día grande fue ayer —sin despertador que impidiera trasnochar gracias a este festivo local—, hoy el ambiente se mantenía encendido.

Es, sobre todo, el día de las mujeres. Y ellas lo saben. Vestidas con sus mejores galas, los trajes de gitana volvieron a reinar en el recinto ferial como símbolo de alegría, color y pertenencia. Muchas se reivindicaban: “Hoy es nuestro día. Sin trabajo, sin niños. Solo nosotras, con nuestras amigas”. Era una declaración de intenciones. Las mesas se llenaban al mediodía de risas femeninas y jarras de rebujito. Al otro lado, los niños jugaban o dormían la siesta en sus carritos. Y entre brindis y confidencias, se respiraba un ambiente de complicidad que llenaba las casetas de algo más que música.

Dos mujeres sentadas en una de las casetas. / Vanessa Pérez

La jornada, además, trajo un coprotagonista inesperado pero muy bien recibido: el viento. Ese soplo constante que movía volantes y aliviaba las horas centrales, convertía cada paseo por la calle Farolillos en un respiro entre bailes, rebujito y risas.

Fue precisamente esta calle la que volvió a convertirse en el centro neurálgico, repleta de caballos, trajes y miradas curiosas. Incluso una vendedora de la ONCE, vestida con un traje original, se sumó —un día más— al desfile de color.

La vendedora de la ONCE con su particular traje de gitana. / Erasmo Fenoy

Quienes por fin podían estrenar feria hoy cruzaban la entrada del recinto saltando a la pata coja, derecha, por supuesto, para entrar “con buen pie”. Y el gesto, entre simpático y supersticioso, se hacía con la ilusión del que aún tiene toda la feria por delante.

Pasadas las cinco de la tarde, el ritmo cambió. Las comidas dieron paso a los espectáculos y relativa calma que hasta entonces reinaba por las calles, se convirtió en un torbellino de música, caballos y volantes. Las sevillanas empezaron a sonar dentro y fuera de las casetas. Nadie parecía resistirse a esa primera que comienza con un “mí­rala cara a cara”. El recinto latía al compás de la música, con un ir y venir de gentes que bailaban, charlaban, buscaban otra caseta o simplemente se dejaban llevar.

Mujeres disfrutando del miércoles de feria. / Vanessa Pérez

Y es que este miércoles no es uno más. Es uno de los días grandes. De esos que están marcados por la tradición, por las risas compartidas y por un sentimiento que no se puede explicar, solo vivir.

La noche, ya se sabe, promete. Porque esto es solo el principio.

No hay comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Así es la batalla por controlar Las Palomas a partir de 2026

Los empresarios que pugnan por la plaza de toros de Algeciras

Lo último