Los más pequeños se convierten en los protagonistas en el ferial

La Feria siempre ha sido el momento más esperado del año para los niños. Nadie como ellos encierra la ilusión y la emoción de la llegada de la fiesta, que en este caso tiene la forma heterogénea de los cacharritos. Los niños normalmente son los protagonistas en el recinto ferial, pero más en días como los de ayer, sobre todo en jornadas así. Fue el día de los descuentos en los precios de las atracciones, la excusa para que los críos tomaran las calles de la diversión.

A nadie se le escapa, claro está, que son momentos difíciles en cuanto a la situación económica se refiere. Un día como el de ayer supone un alivio para los padres y madres y más en aquellos casos de familias con varios niños. No hay un precio unitario de las atracciones, pero, en general, la mayoría cuesta 3 euros normalmente. Ayer se aplicaron descuentos del 50%, por lo que cada viaje salía por euro y medio.

El ambiente, igualmente como es frecuente y natural, fue creciendo a medida que avanzaba la tarde y se acercaba la noche. Ayer la verdad es que estaba justificado, puesto que la jornada deparó un sol espléndido y un calor de justicia que invitaba a salir cuando el termómetro fuera aflojando.

La zona de las atracciones para los más infantes, la más cercana a las casetas, fue la que empezó a registrar movimiento antes. A eso de las seis de la tarde ya estaban dando sus primeras vueltas todo tipo de tiovivos y escalextrics. Los ponys aún se encontraban en sus pequeños boxes.

Los carteles advertían que "todos" los niños pagaban y que no se admitían devoluciones. También hacían hincapié en que el de ayer era un día para aprovechar con la reducción de tarifas. Y para darle bien a las esforzadas piernas de los progenitores. Una atracción lo sabía y colocó sillas plegables delante de la instalación para la observación reposada y descansada de papá y mamá.

Había un Club Náutico en el que se podía simular la navegación en embarcaciones y alfombras mágicas por voladoras. O sea, diversión por tierra, mar y aire. En otro mar simulado, un pequeño estanque en este caso, daban la oportunidad de pescar 3 patos a 3 euros.

Uno de los cacharros, llamado Jumpict, sube a los críos hasta una pequeña altura y de repente los asientos descienden con rapidez. Es una adaptación para pequeños de una atracción similar de los mayores. Acaso una simbólica transición hacia las máquinas de allá arriba, más allá de la autovía, para las que hay que tener edad y paciencia.

Allí no faltan clásicos como la noria o dos montañas rusas, una bautizada inopinadamente como Ratón vacilón. Llaman la atención las siete plantas del Mistery Hotel y el enorme Show de mister Bean 4.

A eso de las nueve de la noche quizá se notaba algo menos de presencia de gente que el año pasado. Pero aún se iba llegando, claro.

Y, al margen de los cacharritos, el ferial vivió un jueves con buen ambiente. Las casetas más de marcha estuvieron llenas toda la tarde, y encima se podían encontrar huecos. Las más tradicionales sí pasaron algunas horas con menos público. Destacaron para el almuerzo y se fueron recuperando camino de la cena.

No faltó ni una divertida fiesta infantil en la caseta municipal. Los niños, en definitiva, se acostaron con los ojos como platos. A ver quién los convence hoy para que aminoren el ritmo de peticiones.