OBSERVATORIO DE LA TROCHA | NUESTRA ARQUITECTURA RESIDENCIAL

La arquitectura burguesa de Algeciras

  • Con el nacimiento de la burguesía empiezan a florecer bellas edificaciones de las que actualmente quedan pocos vestigios

Patio de la antigua Escuela de Artes, en la esquina de las calles San Antonio y Sevilla.

Patio de la antigua Escuela de Artes, en la esquina de las calles San Antonio y Sevilla. / E. S.

Será, sobre todo, a partir del siglo XIII, cuando surgirá dentro de la férrea estructura inamovible de la sociedad estamental de la Edad Media una nueva clase social, aunque en puridad no se podría denominar así: la burguesía. Esta clase social nace en las ciudades, o burgos, de ahí su nombre y, a diferencia de la aristocracia o nobleza, que era un estamento pasivo y parásito, la burguesía era activa y emprendedora; pues surge de la actividad comercial y mercantil.

Las ciudades se enriquecen arquitectónicamente gracias al patronazgo de los burgueses que intentan emular a la nobleza. No será hasta finales del siglo XVIII, tras la Revolución Francesa de 1789, cuando esta clase social acentúe su poder económico y, por ende, político. El siglo XIX va a ser el siglo de la burguesía, que sustituirá a la cada vez más decadente nobleza como mecenas del arte. Nuestra ciudad, por desgracia, no va a contar con una aristocracia que patrocine grandes y bellos edificios y solo una exigua e incipiente burguesía será la que lleva a cabo un desarrollo arquitectónico singular y de apreciable valor artístico.

Una vez que nuestra ciudad renace de sus cenizas en el primer cuarto del siglo XVIII, tras tres centurias y media de abandono como ciudad, recobrará el título de tal, aun en contra de una población rival de la comarca, pese a que Algeciras ya había ostentado esa distinción durante la Edad Media. Esta recuperación fue en 1756, bajo el reinado de Fernando VI, hijo del primer rey de la Dinastía Borbónica. A partir de esta histórica fecha continúa su desarrollo urbano, iniciado a partir de 1721 gracias al impulso del Marqués de Verboom, aunque su proyecto urbanístico, desgraciadamente, no se cumplió en su totalidad. Una incipiente clase burguesa se asentará en nuestra ciudad, proveniente bien de Gibraltar, bien del Levante peninsular. Esta burguesía construirá unos edificios que destacarán entre el resto de las humildes viviendas de campesinos o marineros del resto de la Algeciras dieciochesca, que, como ave Fénix, resurgirá de sus ruinas medievales.

La especulación urbanística acabó con las pocas casas de estilo británico que quedaban

El perímetro que delimita el área por la que se extiende este tipo de construcciones burguesas queda comprendido por las siguientes calles: Sevilla, Juan Morrison y Cayetano del Toro, por el oeste; avenida Blas Infante, por el norte; Segismundo Moret, por el sur; Alfonso XI, plaza Alta, Real, plaza Baja y acera de la Marina, por el este. Las calles en las que se hallaban el mayor número de estas casas señoriales eran Alfonso XI, Regino Martínez, Real, Gral. Castaños, Cristóbal Colón, San Antonio y Joaquín Costa. Aparte se encontraba el núcleo de mansiones de estilo británico situado en la Villa Vieja y en parte del Secano. Desgraciadamente, la mayoría de estas viviendas fueron desapareciendo, víctimas de la inmisericorde piqueta, a partir de 1965 y hasta nuestros días, pues la especulación urbanística acabó con ellas.

Cabe señalar tres grandes periodos en la arquitectura señorial burguesa: El primero, el de los siglos XVIII y principios del XIX, con edificios que presentan elementos característicos de la arquitectura tardo-barroca y neoclásica andaluza, inspirados en modelos sevillanos o gaditanos; el segundo, el del eclecticismo, del modernismo y del regionalismo, del último cuarto del siglo XIX al primero del XX; y el tercero , el periodo del primer cuarto del siglo XX, con ejemplares de la arquitectura victoriana y eduardina .

Portada del nº 8 de la calle General Castaños, la mansión más notable de Algeciras. Portada del nº 8 de la calle General Castaños, la mansión más notable de Algeciras.

Portada del nº 8 de la calle General Castaños, la mansión más notable de Algeciras. / E. S.

Las casas que pertenecen al primer periodo adornaban sus fachadas con miradores y balcones de rejas, con una bella labor de forja. Hemos de hacer constar que en Algeciras, lo tradicional es pintar las rejas de verde, particularidad que debe ser respetada. Estas casas lucían elegantes molduras en torno a los vanos de sus balcones, las cuales solían mostrar una sección escalonada; otros elementos ornamentales eran frisos, con roleos y volutas; cornisas denticulares, y frontones curvos o triangulares. Los miradores o cierros, pues de ambas formas se pueden denominar, tienen su origen más remoto en los ajimeces hispanoárabes de la Edad Media, los cuales estaban formados por una estructura de madera protegida por unas rejas. Los miradores de los siglos XVIII y XIX constaban de unas estructuras de madera con vidrios, que podían estar protegidas o no por unas rejas de forja, ya al estilo sevillano, ya al de Cádiz o Málaga. En muchos casos, estas estructuras de madera se eliminaron y quedaron únicamente las rejas.

Las puertas de acceso al interior de las casas mostraban en el siglo XVIII y principios del XIX, dinteles con molduras y pilastras, y ya avanzado el XIX, arcos de medio punto, resaltados con molduras de sección escalonada, cuyas claves se adornaban con molduras de motivo floral o foliar o con la fecha de construcción de la vivienda en relieve. El intradós del arco solía estar cerrado por una reja de hierro forjado. Su procedencia se halla en Gibraltar, que a su vez los importa de Italia o de Malta. Su origen más pretérito hay que buscarlo en las puertas de los arcos triunfales del Imperio Romano.

Ejemplos de esta arquitectura son las siguientes edificaciones: la casa nº6 de la Plaza Alta, con frontispicio de perfil mixtilíneo y miradores enrejados; la casa nº 4 de la C/ Gral. Castaños, también con cierros, con un patio interior columnado y con un hermoso frontispicio triangular partido de factura barroca; demolida y reconstruida sin este elegante frontón, sino con uno de estilo muy esquematizado.

Planta alta de la Casa del Consulado, nº 11 de la calle Cristóbal Colón. Planta alta de la Casa del Consulado, nº 11 de la calle Cristóbal Colón.

Planta alta de la Casa del Consulado, nº 11 de la calle Cristóbal Colón. / E. S.

El nº 11 de la C/ C. Colón, o Casa del Consulado con frontispicio semicircular, cornisas, molduras, balcón corrido con un magnífico trabajo de forja y dos miradores enrejados. Una elegante puerta con arco de medio punto da acceso a su interior, donde se abre un gran patio columnado en sus cuatro lados, con columnas toscanas y arcos de medio punto. Antaño fue la sede del Consulado belga en nuestra ciudad. Esta casa está siendo restaurada de forma minuciosa. De parecida factura era la casa nº 5 de la misma calle; pero en una desafortunada reforma de mediados de los años setenta se eliminaron todos los elementos artísticos originales, se colocó un mirador de aluminio y se enlució su fachada con granito artificial. Solo se conserva su patio interior, con columnas toscanas y arcos de medio punto en la mitad. La casa nº 34 de esta calle contaba con un frontón curvo y cornisas. Tras su demolición se ha construido una imitación muy cuestionable. El edificio nº 20 de la C/ Gral. Castaños mostraba un elegante friso con roleos y cornisa; flanqueando cada lado, tenía sendos miradores enrejados. Fue demolido y en su reconstrucción, aunque se imitó en parte, no se reprodujo este bello friso. Otros edificios semejantes son el nº 26 de la C/ C. Colón, (desaparecido) y el nº 11 de la C/ Ventura Morón (abandonado).

Por su posición en la esquina de las calles Jerez y Muñoz Cobos, la casa nº 12 de la citada calle, derribada a principios de los años 90 del pasado siglo, tenía cierros en los extremos de sus dos fachadas y balcones corridos en su centro. Este desaparecido edificio contaba con patio sobre columnas toscanas y arcos de medio punto, una gran escalera con varios tramos y torre vigía de armador. Los soportes de forja bajo sus numerosos balcones eran los mejores de la ciudad y su posición le confería una excelente vista desde la cuesta de la C/ Cristóbal Colón.

El nº 11 de la Plaza Alta, presentaba la singularidad de un patio en su interior con galerías acristaladas, de estilo netamente gaditano; el nº 21 de la C/ Alfonso XI, demolido , aunque en la construcción nueva se conservaron las rejas de sus balcones y miradores; el nº 29 de la C/ Regino Martínez, casa en la que vivió don Buenaventura Morón (desaparecida); contaba con tres miradores enrejalados .La casa nº 5 de la C/ Cayetano del Toro luce unos preciosos miradores enrejados.

Cabe destacar el edificio nº 8 de la C/ Gral. Castaños, que fue demolido y reconstruido imitando el original en su exterior. Lucía una portada con dos columnas de orden toscano, sobre sendos plintos, con arquitrabe y gola en la parte central superior. La actual es una imitación de la primitiva, solo en su exterior y prescindiendo de importantes elementos. Entre ellos, la torre-palomar de su azotea, que era cilíndrica y coronada por un tejado cónico de tejas vidriadas, cuyo uso era militar y única en la comarca. Es representada en un conocido grabado de la plaza alta, fechado en 1807, donde también aparece la gran torre-vigía, de uso militar entonces y que estaba coronada por un mástil de barco gracias al cual se hacían señales con grandes banderas, dentro de un sistema de incipiente telégrafo óptico. Otro elemento importante y único era su monumental escalera en mármol de colores, con varios tramos, columnas y extrañas figuras en relieve. La notable rejería se ha vuelto a instalar, pero repintada en negro en vez de su color verde original y característico de Algeciras. Esta mansión, del siglo XVIII y no de la fecha que en la obra actual se ha puesto en la fachada lateral, era la más notable de Algeciras y su pérdida es infinitamente lamentable

La casa nº 28 de la C/ Regino Martínez presenta una portada con cornisa alabeada y luce tres espléndidos miradores enrejados en su planta baja; los vanos de los balcones se adornan con cornisas y molduras. El nº 26 lucía en su fachada dos miradores enrejados y un elegante frontispicio triangular sobre el dintel del vano del balcón central; los voladizos se apoyaban sobre artísticas ménsulas. En los años setenta sufrió una brutal reforma que eliminó todos estos elementos decorativos, con lo que ahora presenta un horrible aspecto.

El nº 10 de la C/ San Antonio- Edificio La Escuela- luce unos bellos balcones corridos de forja y en su interior se abre un gran patio columnado, con columnas de orden toscano y arcos de medio punto en sus cuatro lados. Era la antigua Escuela de Artes de Algeciras, mas cómoda y adaptada a esa función didáctica que el extravagante edificio actual.

El elegante patio de la antigua Comandancia de Ingenieros Militares. El elegante patio de la antigua Comandancia de Ingenieros Militares.

El elegante patio de la antigua Comandancia de Ingenieros Militares. / E. S.

La casa nº 7 de la C/ Río también tiene en su interior un gran patio columnado, uno de los más bellos de los que quedan en nuestra ciudad. También es preciso mencionar el elegante patio columnado de mármol blanco de la antigua sede la de la Comandancia de Ingenieros Militares, en la C/ Muñoz Cobos, y que fue sede del Gobierno Militar, antes del edificio que hoy conocemos con esa función, en la plaza de los caballos. A estas casas habría que añadir un sinfín de otras demolidas, que sería demasiado prolijo enumerar.

Otro tipo de casas lucían en sus fachadas miradores de madera, al estilo gaditano o malagueño. De entre ellas hay que destacar el nº 5 de la C/ Río, con un mirador o cierro en el centro y balcones a ambos lados que muestran un magnífico trabajo de forja. En su interior se abre un patio columnado en su mitad, con columnas toscanas y arcos de tipo carpanel; del mismo estilo es la casa nº 13 de la C/ Colón, al que lamentablemente en una reforma reciente se le han arrancado sus cornisas, molduras y mirador de madera y actualmente presenta un feísimo aspecto.

Este excelente patio de la C del Río ha sido repintado desacertadamente. Este excelente patio de la C del Río ha sido repintado desacertadamente.

Este excelente patio de la C del Río ha sido repintado desacertadamente. / E. S.

En esta misma calle, se pueden citar dos edificios con miradores de madera y molduras en los vanos de sus balcones; se cubrían con una azotea en cuyo pretil se levantaban unas pilastras rematadas con florones. El nº 14, del que solo se conserva su fachada muy deteriorada, luce un hermoso cierro enrejado de finísima labor de forja; el contiguo, nº 12, fue demolido en los años setenta. Otros edificios de miradores de madera eran el desaparecido edificio de la C/ Muñoz Cobos, donde estaba el colegio de Los Marineritos; el reconstruido a imitación del original, en la misma calle, actual sede del Jugado de Menores, y otro en la calle Alfonso XI, desaparecido, en cuya planta baja se situaba el bar Coruña. Cabe señalar el elegante edificio nº 4 de la Plaza Alta, muy modificado, con miradores de madera que sustituyen a los originales y el pretil de su azotea coronado con florones que tampoco son los primitivos. (continúa en próximas entregas)

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