Ni en el Llano Amarillo ni en el Parque Feria: los comerciantes sumarán tres semanas sin poder montar el mercadillo en Algeciras
Un informe técnico desaconseja el recinto ferial por los restos y desperfectos del desmontaje de las casetas
El espacio portuario está dedicado ya a pleno rendimiento a la Operación Paso del Estrecho
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Ni en el Llano Amarillo, ni en el Parque Feria, ni en ningún sitio. Los alrededor de 190 comerciantes que tienen licencia para el mercadillo de Algeciras cumplirán este martes día 15 de julio tres semanas consecutivas sin poder montar sus puestos, con el consiguiente perjuicio económico que eso supone. Del Llano, donde llevaban siete semanas exiliados, tuvieron que marcharse el 24 de junio cuando el espacio tuvo que dedicarse a la Operación Paso del Estrecho. En el Parque Feria -la fiesta terminó el sábado 28 de ese mes- tampoco pueden porque un informe técnico lo desaconseja: hay todavía restos del desmontaje de las casetas (tornillos, clavos...) que pueden ser peligrosos para los clientes y además hay también alcantarillas rotas que pueden provocar un accidente. Por no hablar del mal olor que generan. Por último, hay casetas que aún siguen en pie. El resultado: tres martes sin piojito pero con gastos que, al menos este mes de julio, son inasumibles para los vendedores.
La asociación Fénix, que agrupa a los comerciantes, ha dirigido una instancia al Ayuntamiento de Algeciras para manifestar su "profundo malestar y desacuerdo" respecto de una situación que consideran "injusta y perjudicial" para el desempeño de su actividad profesional. En el escrito, el colectivo expone esta interrupción del mercadillo no ha sido provocada por ellos, y ni siquiera responsabilizan a la delegación de Mercados, Comercio, Salud y Consumo, sino a una "mala gestión" por parte de la delegación de Feria y Fiestas en relación con el desmontaje de las casetas y las tareas de limpieza necesarias para poder retomar la actividad comercial en condiciones óptimas.
Desde Fénix insisten en que esta situación no solo afecta a los comerciantes, sino también al público asistente, que se ve privado de un espacio tradicional de compra y convivencia, además de enfrentarse a riesgos si las condiciones no son seguras.
Ya de por sí el Llano Amarillo les supone un hándicap. La afluencia de clientes baja por la falta de aparcamiento y las condiciones del terreno, complicado sobre todo para las personas mayores. En definitiva es un espacio que no está preparado para un mercadillo y, en cualquier caso, más pronto que tarde tendrán que abandonarlo cuando esté en pleno funcionamiento el complejo del Lago Marítimo.
Tres semanas
Al conocer por tercera semana consecutiva que no podrían ejercer su actividad, los comerciantes solicitaron que se descuenten las tres semanas no trabajadas de las tasas municipales. Consideran injusto tener que asumir el coste total de unas tasas cuando no se les ha permitido trabajar durante una parte considerable del mes.
La asociación subraya que el mes de julio implica importantes obligaciones económicas para los trabajadores del comercio ambulante, entre ellas, el pago de los módulos de Hacienda que vencen el día 20 del mes. Recuerdan que la Agencia Tributaria no tiene en cuenta las circunstancias laborales particulares y que los pagos deben realizarse, trabajen o no.
Este nuevo episodio se enmarca en un problema más amplio que, según Fénix, lleva tiempo arrastrándose: la falta de sostenibilidad económica del mercadillo. Aseguran que ya no goza del dinamismo que tuvo en los años 90 y que cada vez resulta más difícil mantener la actividad. Como prueba de ello, citan la renuncia de más de 100 licencias debido a la imposibilidad de cubrir los gastos que implica tener una en regla. Quienes aún resisten lo hacen al borde del colapso económico, luchando por defender una profesión que sienten abandonada.
En la parte final de su exposición, la asociación lamenta que causas como esta estén privando a los trabajadores de su derecho al trabajo. Reconocen que la delegada de Comercio ha hecho lo posible por evitar esta situación, pero insisten en que es necesario dejar constancia formal de su disconformidad y elevar esta queja al órgano competente. Reivindican que se reconozca la importancia de su labor y se actúe con empatía. A diferencia de otros colectivos, recuerdan, ellos no tienen una nómina asegurada a fin de mes, y las circunstancias actuales están provocando ansiedad, frustración y una creciente inseguridad económica.
Finalmente, solicitan una solución que evite el malestar generado y exigen que se reconozcan sus derechos de la misma forma que el Ayuntamiento se encarga de hacer cumplir sus obligaciones. Reclaman, en esencia, respeto, comprensión y una respuesta institucional que atienda las necesidades reales de los comerciantes ambulantes.
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