Un jueves de Feria con calma y resaca festiva

Tras dos jornadas muy intensas, las casetas recuperan el pulso con almuerzos de los socios y los aficionados del toro preparados para la primera jornada taurina

Galería: Búscate en las fotos del jueves en la Feria Real de Algeciras

Los socios de la caseta No ni ná.
Los socios de la caseta No ni ná. / Vanessa Pérez

El jueves de Feria en Algeciras ha amanecido con la resaca emocional de dos días frenéticos. Las calles del recinto ferial, tan abarrotadas el martes y miércoles —aprovechando el festivo local—, se han mostrado este jueves inusualmente tranquilas a mediodía. El eco de los altercados registrados la noche anterior, en la calle Castañuela como en las escaleras a los puestos de comida, eran la comidilla de las conversaciones que se daban en cada esquina.

Grupo de mujeres disfrutando la Feria.
Grupo de mujeres disfrutando la Feria. / Vanessa Pérez

Muchas casetas han aprovechado la calma del jueves para celebrar sus tradicionales almuerzos entre socios, en un ambiente íntimo y relajado. Es una jornada que, más que apagarse, se transforma: se vuelve un respiro dentro del torbellino festivo, un espacio para quienes apuestan por que la Feria brille cada año. Son ellos los que la preparan con mimo bastante antes y hoy la disfrutan desde dentro, sin prisas, con la satisfacción de ver cómo todo cobra vida día tras día.

Una imagen que resume esa comunidad ha sido la de los socios de la caseta No ni ná, que, tras compartir su tradicional almuerzo, se han reunido para su foto anual. Se han dejado llevar por las risas y el ambiente previo para disfrutar de la segunda parte del día: la fiesta que comienza con la digestión hecha.

Aficionados camino de la plaza de toros.
Aficionados camino de la plaza de toros. / Vanessa Pérez

Los socios se mezclaban en las escalinatas que llevan a la plaza de toros con los aficionados de la tauromaquia. Bien vestidos, con cojines bajo el brazo y neveras a cuestas —porque allí el bocadillo es sagrado—, iban tomando posiciones para el primer paseíllo de la semana.

Mientras, en el recinto ferial, las casetas comenzaban a sonar. Las sevillanas y los grandes éxitos del pop —algunos con tintes aflamencados— ponían ritmo a una tarde que prometía animarse con la caída del sol. Aunque las calles seguían vacías, se intuía el bullicio que vendría.

Concierto en la caseta Suspiros 5.
Concierto en la caseta Suspiros 5. / Vanessa Pérez

En la zona de atracciones, los más pequeños eran los primeros en subirse a los cacharritos, mientras los jóvenes esperaban en las tómbolas la apertura del Barco vikingo o el Top Gun. Esos mismos jóvenes que, con la noche por delante, devolverán al recinto el pulso acelerado que parece haberse tomado al mediodía un merecido descanso.

Jóvenes jugando en una tómbola.
Jóvenes jugando en una tómbola. / Vanessa Pérez

Porque si algo demuestra este jueves es que la Feria también se vive en los pequeños gestos, en los instantes compartidos y en esa relativa calma que quizás solo valoran quienes la sienten como parte de su hogar.

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