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La inestabilidad que se siente la primera vez que una persona se sube a una bicicleta es la pureza que encierra el miedo a lo desconocido. Lo habitual es que esa primera vez con una bicicleta sea cuando apenas un pequeño echa a crecer. Cada vez más habituales son las que sin ruedas enseñan a los casi bebés a manejarse entre los muebles de un hogar. Quizás esos niños son los afortunados, pero no todos tienen esa suerte.
Una veintena de niños de hasta 12 años sin familia han estrenado estos días su primera bicicleta. Ha sido gracias al esfuerzo realizado por un grupo de voluntarios de Algeciras y el apoyo logístico de la Fundación Balearia, que opera en el puerto de Algeciras y ha permitido el desembarco de estos regalos de dos ruedas en la otra orilla del Estrecho de Gibraltar, en Marruecos.
La iniciativa, gracias a la cual esos niños sin familia del centro Dari de Tetuán tienen ya su bicicleta y su casco, partió de un grupo de aficionados al ciclismo que conoció casualmente esta institución privada de Tetuán durante un viaje. Las bicicletas fueron cedidas al proyecto por particulares, con la condición de que se encontraran en muy buen estado. Se solicitaron en diferentes urbanizaciones de Algeciras y Madrid y, antes de lo que se pensaba, se consiguieron más del triple de las que se necesitaban.
Esos mismos voluntarios repasaron frenos, cubiertas y piñones para que las bicicletas funcionaran a la perfección y evitar que ningún pequeño se llevara un susto inesperado en esa primera toma de contacto.
Las bicicletas recopiladas se embarcaron en un buque de la compañía Balearia, que se sumó al proyecto colaborando con el precio del pasaje, y se llevaron hasta la urbanización de Cabo Negro, en Tetuán, donde fueron entregadas a sus destinatarios y disfrutadas durante varias horas.
Para los gastos de transporte de las bicicletas que venían de Madrid, este grupo de amigos diseñó una camiseta con el lema Bicis para Tetuán, que lograron vender a a 10 euros. Así, con el importe recaudado se pagó el desplazamiento de todas las bicicletas hasta Tetuán y ya los pequeños desde hace varios días pueden sentir en su piel la velocidad y las sensaciones que brotan al subirse en estas dos ruedas.
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