Historias de Algeciras | El trienio liberal

Falso celo municipal

  • Algeciras jugó un relevante papel en la victoria liberal de 1820

  • Las instituciones intentaban coordinarse para afrontar el nuevo ciclo político

Imagen de época de la calle Convento.

Imagen de época de la calle Convento.

En aquel esperanzador y liberal comienzo de 1821, a un año vista del comienzo de la aventura constitucionalista, el Partido del distrito del Algeciras compuesto por los ayuntamientos de la zona y centrado en nuestra ciudad, otorga nuevamente su confianza para su representación ante los organismos regidores de la demarcación de Cádiz, a Joaquín Abreu, a las órdenes del Jefe Superior Político Tomás O'Donojú, y formando equipo con los conocidos doceañistas Francisco Javier Ísturiz, Pedro Juan de Zulueta y Félix Trapero, actuando como secretario el también liberal Joaquín Lozano.

El devenir del distrito estaba en manos de estos reconocidos reformadores. La primera medida patriótica que tomaron los anteriores, según consta en acta, consistió en: “No apremiar a los Ayuntamientos por los atrasos que renunciaron a la liquidación y cobro de los suministros hechos durante la guerra de la Independencia”. La lucha contra el francés aún estaba muy presente.

En cuanto al consistorio algecireño, comentar que a la Alcaldía sita en la calle Ancha llegaron varios escritos desde la capital de la provincia anunciándole, entre otras: “Real Decreto previniendo que no pueden ser concejales ninguno de los empleados de nombramiento del Rey […], exigencia de intervención municipal en Hospital y Casa de Beneficencia […] Se propone para la representación en el Congreso Nacional al diputado por este distrito de Algeciras Dn Joaquín Abreu”. Noticia esta última de gran importancia e interés para toda la comarca; pues venía a significar que nuestro distrito tendría una voz en su defensa ante las más altas instancias políticas del Estado liberal.

Por aquellos días y desde nuestra ciudad, se eleva ante la superioridad: “Oficio dirigido por el Ayuntamiento de Algeciras, acompañando el expediente que ha firmado para la subasta y remate de la barca del río Palmones para el presente año […] Otro personándose el Subgefe del Partido como representante del algecireño Dn Antonio de los Santos, para que se le conserve la posesión de las tierras que disfruta en el municipio de Sn Roque […] Y acuse de recibo del Decreto de 8 de Octubre sobre matricula de mar”.

La comarca tuvo representación en el Congreso Nacional gracias a Joaquín Abreu

Mientras las distintas instituciones tratan de coordinarse administrativamente para afrontar el nuevo curso liberal que acaba de comenzar, los vecinos de Algeciras prosiguen su cotidiana vida, no exenta de problemas ante la nueva administración, tal y como aconteció a la vecina Francisca Illar, quién estuvo casada con Benito Librado. Su difunto esposo: “Recibió de Antonio Tomás Rovira Caparrós –según se observa en el correspondiente expediente–, una suerte de tierras de 24 fanegas, situada en la Dehesa que llaman del Acebuchal, de este término y Partido de Algeciras […], teniendo por occidente la playa y por septentrión otra suerte propiedad de José Díez del Real”. La citada señora debía de clarificar su posesión ante la administración: “Al ser comprehendida en el repartimiento que hizo el Ayuntamiento de Algeciras como consecuencia de la orden del Supremo y Real Consejo de Castilla, señalándose tal suerte con el número tercero”.

Litigios aparte con la administración como el reseñado, los algecireños también debían afrontar circunstancias de otra índole, como así aconteció a los miembros de las familias Guibert-Aballe cuando: “José Guibert expresó ante su hermano que su sobrino político, e hijo legal de los también algecireños Bernardo Guibert y Nicolasa Pastos, ambos difuntos, ha solicitado la gracia de que se le admita para colegiar en el de San Bartolomé de Cádiz, para seguir en él la carrera de los Estudios […] y se le exige la cantidad de 3.000 r.v. Para manutención y para que tenga efecto y no se le ponga el menor impedimento en su admisión, Manuel Aballe –su otro tío– con domicilio en Cádiz se obliga ante su hermano José, avecindado en Algeciras, a dar asistencia al expresado sobrino José Guibert”.

De regreso a las relaciones entre las administraciones del Partido, comentar que el jefe político del distrito de Algeciras elevó a las altas instancias: “Informe en el expediente promovido por Antonio Balderrama ofreciendo 6.000 r.v. por el arrendamiento de la barca del río Guadarranque”.

Por su posición estratégica, se produce la llegada de militares destinados a la ciudad

Con fecha 28 de noviembre del año anterior, se aprobó mediante Decreto por la Cortes un adicional del 4 de enero de 1813 para la promoción de la agricultura. Este Decreto fue enviado al Jefe Político del Partido con el oficio adjunto, expresando dada la importancia del mismo: “Al efecto de que no se presenten dificultades á los Ayuntamientos de los Pueblos de esta Provincia en ejecución de lo determinado por la circular de primero de septiembre próximo pasado sobre deslinde, amojonamiento y reparto de tierras […] para que los Ayuntamientos de ese Partido cumplan las aclaraciones en la conformación de sus expedientes que se dirán en ellos la información oportuna para el Crédito público cuando los terrenos fuesen baldíos […] deseándose a toda costa la Comisión de Propios, se hallen repartidos los terrenos en el presente año para que puedan ser labrados por sus nuevos dueños, y que está dispuesta a no perdonar medios ni fatigas para conseguirlo”.

Aunque alumbró el himno de Riego los problemas cotidianos de Algeciras persistían

En referencia sobre este último asunto y su aplicación en nuestra ciudad, expresar que el consistorio local recibió el siguiente escrito: “En vista del expediente que con oficio del 31 de julio envió el Ayuntamiento de Algeciras relativo al reparto de tierras de la Dehesa de Las Abiertas (cerros de Getares), y examinado por esta Comisión con el debido detenimiento advierte que dicho Ayuntamiento de Algeciras guiado por un falso celo en beneficio de aquel vecindario, ha repartido la citada Dehesa entre los pobres jornaleros sin la menor atención á que siendo, según aparece baldía, corresponde al Crédito público la mitad de su cabida, y faltando a lo que previene el artículo cuarto del Decreto de cuatro de Enero de 1813 […] si bien se observa en dicho expediente las irregularidades indicadas, también conoce que exceptuando el canon impuesto á los acreedores del premio patriótico, solo ha faltado la autorización competente para las operaciones ejecutadas por el Ayuntamiento, hecha con pureza y la mayor publicidad, acordó se remita al Gobierno para que, si lo tiene a bien apruebe y confirme el repartimiento hecho de la expresada Dehesa; con la inteligencia de que estando mandando cumplir el citado Decreto, deberá hacerse al Crédito público la debida compensación en el expediente general que se está formando dándose noticia de este acuerdo al Ayuntamiento de Algeciras para su inteligencia”.

Extracto reparto dehesa entre jornaleros por el Ayuntamiento de Algeciras. Extracto reparto dehesa entre jornaleros por el Ayuntamiento de Algeciras.

Extracto reparto dehesa entre jornaleros por el Ayuntamiento de Algeciras.

De vueltas al comienzo del segundo año constitucionalista, aún colea la victoria liberal acontecida un año antes, y en la que Algeciras desempeñó un destacado papel además de ser la cuna del popular himno de Riego. Un semanario político impreso en Madrid, titulado El Cetro Constitucional. Núm. 6. Imprenta de la Viuda de Aznar. 1821, recuerda en su página 9: “Ofrecieron entonces los llanos de Tahivilla entre Algeciras y Vejer un espectáculo desconocido en las disensiones civiles de todos los pueblos. Pasa impávida la columna patriótica por medio de 800 jinetes, á la manera que en otro tiempo divididas las aguas del Jordán, ofrecieron camino al pueblo de Dios, perseguido por sus enemigos. El himno de la patria, en boca de sus hijos, pudo más que la orden de los tiranos”. Recordemos que el teniente coronel Evaristo de San Miguel recoge en sus Memoria Sucinta […] Reimpreso en Granada. Oficina de Don Juan María Puchol, callejuela del Colegio Catalino. Año de 1820; pág. 3..." Y como era de costumbre, se entonó la canción patriótica y guerrera que se había compuesto en Algeciras. Posteriormente en la pág. 11 del reseñado semanario político, también se recuerda el paso de Riego por nuestra ciudad, cuando expresa... “En Algeciras se habían hecho fiestas y regocijo público á su entrada”.

En otro orden de asunto en aquel constitucional año de 1821, dada la posición estratégica de nuestra ciudad se producen nuevas llegadas de militares aquí destinados como: “El capitán de fragata de la Marina Nacional, Dn Manuel de Palacios, o el auditor del departamento marítimo Dn José Felipe de Toscano”. En otras parcelas, también se producen nombramientos que afectan muy directamente a Algeciras, según se deduce de la relación publicada de: “Jueces de primera instancia, establecidos en los pueblos que son cabeza de partido, en función de la división provincial aprobada por las Cortes […] Algeciras Dn Pedro Juan Barte Ortega”. Publicación tardía, pues Barte venía ejerciendo su función desde tiempo atrás. Recordemos la controversia con el nuevo consistorio liberal: “Solicitud que hace el Ayuntamiento de Algeciras, para que se diga al juez letrado […] que no está en sus atribuciones intervenir en el manejo de Caudales que dicha Corporación tiene á su cargo”. Pedro Barte fue el alcalde absolutista destituido un año antes con la llegada de Riego. De profundas convicciones monárquicas, Barte había presidido anteriormente la alcaldía algecireña en 1814 nombrado mediante una Real Orden.

De regreso a la vida cotidiana de los algecireños, comentar que la vecina de esta ciudad: “Antonia Jiménez, esposa del también algecireño de origen gibraltareño Juan Chinestra, vendió a Félix Fernández la casa que le dejó Francisco Soler situada en la Plazuela de la Cruz de la Marina (Pescadería), siendo vecina por al mar del presbítero Sebastián González”. También y por aquellos días la también vecina de Algeciras, María Micaela Fernández, esposa legitima de Valentín Rubio, ha de afrontar, además del dolor por el fallecimiento de sus padres (acontecido en una aldea llamada Villacantid, situada en la lejana provincia de Santander), el del siempre farragoso trámite legal para hacerse cargo de los bienes de sus queridos difuntos; depositando para ello su total confianza en la figura de su hermana Juana Fernández, vecina de aquel lugar.

Durante aquellos meses del segundo año liberal, un algecireño recibirá una muy grata noticia: “Antonio Dabán, cadete de la Compañía de Escopeteros de Getares, había sido agraciado sobre la llamada Encomienda de Aceche (prebenda económica que en la orden militar de Alcántara se daba a algunos de sus caballeros), con una pensión de 2.000 r.v. con arreglo a la Real Orden de 15 de Marzo último, según se comunicó por el Ministerio de la Guerra al Consejo de Órdenes”. El cadete Dabán era hijo del vecino de Algeciras Manuel Dabán Urrutia, quien tenía su domicilio en la calle del General Riego (Convento). Se desconocen los justificados motivos para tal “gracia”.

En aquellos primeros meses del nuevo año, aún estaba muy presente para la clase política el cambio institucional que se había producido, siendo Algeciras testigo directo de dicho cambio. Pero para el algecireño de a pie, salvo la jornada triunfal de Riego con sus tropas en la Plaza Alta un año antes, aquel año había significado bien poco. Sus cotidianos problemas continuaban siendo los mismos que en la época absolutista.

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