Tres generaciones desde 1958
Con el traslado de El Rodeo a Isla Verde y el derribo de los viejos astilleros el litoral se abre a Algecirasl último servicio La última embarcación que entró en el varadero antes del cambio de ubicación fue el barco de recreo 'Taiba IV'
El yate Taiba IV, un barco de recreo procedente de Puerto Banús (Marbella) fue el último trabajo realizado en las instalaciones que hasta hace poco tiempo ocupaba el varadero El Rodeo. Con el derribo de estos astilleros, trasladados a la zona de Isla Verde, el paisaje marítimo de esa zona del litoral, frente a la dársena de El Saladillo, se ha integrado de nuevo a la ciudad. La picota ha servido para descubrir un nuevo paisaje desde tierra.
Era 1958 cuando El Rodeo inició su actividad de manos de la primera de las tres generaciones que, de momento, han pasado por este negocio. Entonces ocupaba terrenos que posteriormente desarrolló la conservera Garavilla, hoy ya desaparecida. Remigio García es el nieto de su fundador y cree que el negocio tendrá su continuación en generaciones posteriores.
Desde que comenzó su actividad son numerosos los barcos que han pasado por las antiguas instalaciones (yates, pesqueros, barcazas...). Se han hecho construcciones, reparaciones, puestas a punto etc... y entre ellos uno de los últimos trabajos fue con una embarcación perteneciente al servicio marítimo de la Guardia Civil. Ahora, Remigio García afronta la nueva etapa con gran ilusión y con nueva inversión para sacar adelante los nuevos talleres de carpintería, mecánica, grúas etc. Trabajos que seguirá ofreciendo tanto a barcos de alto standing como a embarcaciones de servicios auxiliares en la Bahía.
De hecho, el nuevo varadero mejora en cuanto a capacidad y calidad y en él se pueden atender barcos de mucho mayor calado y tamaño, antes cabían barcos de hasta 300 toneladas, ahora de hasta 1.000. De momento, están terminando de completar la infraestructura en tierra y, mientras, trabajando a flote con algunas embarcaciones.
Remigio García reconoce que siente cierta nostalgia después de tantos años en su antiguo emplazamiento, pero se muestra muy contento porque además considera que el lugar donde está ahora el varadero es mucho más adecuado por encontrarse más alejado de la ciudad, de las viviendas. Remigio García lleva 30 años trabajando en El Rodeo, un negocio que ha tenido siempre un énfasis eminentemente familiar. "Es un mundo muy bonito, el de los barcos", apuntó. Da la casualidad, según recuerda García, que el primer barco que fue atendido en El Rodeo también fue un yate procedente del puerto deportivo de Puerto Banús. Este se llamaba Elena.
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