CAMPO CHICO

La calle de la Aduana

  • En la calle había también una casa cuartel de Carabineros, junto a donde se construyó el edifico de los Gaggero

  • Esa casa cuartel se convertiría en un patio de vecinos al que la gente llamaba “El Cuartelillo”

Pintura de Moulton, hacia 1900

Pintura de Moulton, hacia 1900

La calle de la Aduana, como ocurre con la mayoría de las calles de Algeciras, ha sido llamada así desde que existe. Según parece, no obstante, nunca fue ese su nombre oficialmente. Siendo un eje entre la Plaza y el Río, a veces era aludida equivocadamente con el nombre que llevaba su paralela –la calle del Río− yendo hacia los Callejones. Es seguro que se llamó “Soledad”; probablemente éste sería su primer nombre hasta no mucho después de la Conferencia de 1906, cuando fue rotulada con el nombre José Santacana, el de uno de los miembros de la familia de origen catalán que tuvo tanta relevancia social en Algeciras. No sólo por su emprendedora labor industrial en el sector de los destilados, sino porque los hermanos José y Emilio, fueron alcaldes de Algeciras. Emilio fue además el alcalde de la Conferencia y –hombre de gran cultura− autor de una Historia de Algeciras de excelente ejecutoria. Pero, como en una ocasión me señaló el alcalde Landaluce, los de Algeciras llamamos a las calles por nombres que nada tienen que ver con el que llevan. El caso es que nos entendemos de maravilla a pesar de la confusión que crean las caprichosas decisiones de los próceres. La calle del Río, sin embargo, no ha sido víctima de interpretaciones, pero sí sus paralelas. La que hoy es Teniente Riera siempre fue la calle López. La gente se refería a la calle como la del Patio del Cristo porque nada más acceder a ella desde la calle de la Pescadería, estaba uno de los numerosos patios de vecinos que había en la ciudad, pero en éste un imponente Cristo crucificado mural lo había convertido en un lugar de recogimiento y oración. Desempeñando un rol parecido al altarcillo que estuvo un tiempo adosado a la Capilla de Europa, enfrentado a la bocana de la Plaza Alta y camino de la Escalerilla.

El Patio del Cristo

El mural del Patio del Cristo El mural del Patio del Cristo

El mural del Patio del Cristo

El Cristo del patio del número 4 de la calle López estaba accediendo a su interior a la izquierda y convivía con las viviendas habitadas que lo constituían. El tiempo, la leyenda tejida en torno a su presencia y la devoción popular habían convertido la pintura en un retablo alrededor del cual se había construido una auténtica capilla en la que fueron acumulándose exvotos de todas las hechuras. Decían que el Cristo había sido pintado por un soldado, un legionario quizás, durante una corta estancia en la ciudad en la que su unidad estuvo asentada antes de acudir a la larga y costosa, en vidas y haciendas, guerra de Marruecos. En las proximidades del río, en los aledaños del Puente del Matadero y a poco de alcanzar la Villa Vieja, unos caserones formaban parte de lo que se llamaba el Cuartel de Transeúntes, que acogía por unos días o unas horas a las tropas que embarcaban para el Magreb cuando España era una de las potencias coloniales del Norte de África. El patio del Cristo padeció también el vandalismo antirreligioso que se desató días después de la proclamación de la República, en abril de 1931, pero fue muy bien restaurado. Una urna permitía contribuir a su mantenimiento y cuidado. En la web del Grupo Filatélico y Numismático Algeciras (GFNA) –que tanto y tan bien contribuye al enriquecimiento cultural de nuestra gente− hay un cuidadoso relato de Fernando Ruiz Parias, sobre la historia de este entrañable lugar que fuera declarado en ruina y destruido.

La Facultad de Económicas

La familia de uno de nuestros más reputados economistas, Manuel Alarcón Vázquez, una referencia junto a Manuel Natera García; pieza clave en la ejecución del Plan de Desarrollo Económico y Social del Campo de Gibraltar; vivió un tiempo, de niño y con sus padres, en el Patio del Cristo. Cuando, Natera, primero, y Alarcón después, cursaron la licenciatura en Economía, no existía Facultad en Andalucía. De modo que ambos estudiaron en Madrid, en la joven Facultad de Ciencias Políticas y Económicas proyectada desde el Instituto de Estudios Políticos y creada como consecuencia de la aplicación de la Ley de Ordenación Académica de 1943. Las clases comenzaron en el mes de febrero de 1944 y el primer Decano fue nada menos que Fernando María Castiella y Maíz, un joven y brillante catedrático de Derecho Internacional, al que tanto debe el Campo de Gibraltar, cuyo nombre ha sido hurtado no hace mucho del callejero de San Roque. El complejo petroquímico de la Bahía existe gracias a aquel gran hombre, extraordinario diplomático y excepcional ministro que obligó, en los años sesenta, a la compañía CEPSA a instalar la refinería en el término de San Roque, estando prevista su radicación en el norte de España. En el desarrollo de aquella Facultad, entonces albergada en el viejo, histórico y noble edificio de la madrileña calle de San Bernardo, sede primera de la Universidad de Madrid en 1836 (después Complutense), heredera de la de Alcalá, fue de capital importancia la figura del profesor José Castañeda Chornet. Los estudiantes de la época recordarán a esta insigne figura de la Universidad española, por lo difícil que era superar su asignatura. Pero sabrán valorar también su decisiva aportación a la ciencia económica y su magnífica labor en la universidad madrileña tras la realizada en la Escuela de Ingenieros Industriales, pionera en la enseñanza de la economía y, sobre todo, en la de la administración de empresas.

Comida del Ayuntamiento a un batallón a la vuelta de África en 1910 Comida del Ayuntamiento a un batallón a la vuelta de África en 1910

Comida del Ayuntamiento a un batallón a la vuelta de África en 1910

Natera y Alarcón

Tanto Manuel Natera como Manuel Alarcón pertenecían a familias modestas de una ciudad que como Algeciras estaba alejada de los grandes núcleos universitarios. Familias que con mucho esfuerzo crearon riqueza y bienestar, y propiciaron que de ellas surgieran personalidades de la importancia de estos admirables paisanos. La familia de Natera era gente de hostelería, su padre regentó el Bar Español, un café de los de antes instalado en la calle Prim (o Mola), junto a la histórica sastrería del inolvidable José Saavedra y a la no menos histórica Librería Papelería Nogue. Y un tío suyo fue el propietario de La Taurina, un bar adosado a la fachada norte de la Capilla de Europa después y cuando nuestra querida iglesita era un almacén de maderas. Alarcón, como Natera, puso sus conocimientos al servicio de la comarca trabajando en Petresa, una empresa de primerísima importancia, a nivel mundial, en la producción de alquilbenceno, un derivado del benceno, por lo tanto del petróleo, esencial en la fabricación de detergentes. Alarcón sería entre 2006 y 2010 secretario general de la AGICG, asociación de grandes industrias del Campo de Gibraltar, en la que está integrada la Autoridad Portuaria. Sus padres, José y Matilde, eran esteponeros y él se dedicaba al transporte de mercancías, frutas y verduras sobre todo, entre Málaga y Algeciras. Un buen día a José se le ocurrió que podía pensar en asentarse, bien en Málaga, bien en Algeciras. Tuvimos suerte y lo hizo en nuestra ciudad, en un local de la Plaza esquina a la calle de la Aduana, que compartió al principio de su instalación con la oficina de la Andalusia Water Co. Lt. administradora de las aguas de Algeciras que más tarde desaparecería y permitiría a José la ampliación de su negocio.

Emilio Santacana Emilio Santacana

Emilio Santacana

El Teniente Riera

En la calle López, a espaldas del Hotel Almar, que parece va recuperarse, un poco más hacia el Río y en la acera de la izquierda estaba la panadería de Curro Molina, muy popular en su tiempo. No sé a qué ni a quién se debe lo de López, pero por esta vez y sin que sirva de precedente, es una pena que no haya sido modificado el nombre, en el conocimiento de la gente, a favor de ese joven militar algecireño –no hubo pocos en tales circunstancias− que entregó su vida en combate, durante la guerra de Marruecos. Murió el día 24 de junio de 1913, cerca de Tetuán, después de, estando en Valencia, solicitar voluntariamente el destino en el que su vida se daría por concluida. Pertenecía a una conocida familia que recaló en Algeciras a principios del siglo XX. El Teniente Riera lo era de Infantería de las Fuerzas Regulares Indígenas. Los Grupos de Regulares constituyen una fuerza de vanguardia, de choque, y es la más condecorada del Ejército. Desfilaron en la última Semana Santa algecireña y si bien ahora no son tan conocidas, eran muy populares en ese tiempo de conflictos bélicos que se llevó tantas jóvenes vidas por delante. El padre del teniente, José Riera y Alberni, era capitán de navío y fue comandante militar de Alicante. Su madre, Mercedes García Reina era secretaria de la Junta de Obras del Puerto, precedente de la actual Autoridad Portuaria.

Edifico Gaggero, imagen actual Edifico Gaggero, imagen actual

Edifico Gaggero, imagen actual

La calle de la Aduana

Nuestro celebrado paisano, Manuel Tapia Ledesma, al que tantos conocimientos sobre Algeciras, debemos, publicó hace más de dos lustros, un relato sobre la calle de la Aduana, que sería difícilmente mejorable. Su padre, Juan Tapia Carrasco, al que dedica el relato, nació en esa calle, lo que supone para Manuel un incentivo y un saber sobre el lugar que no admite competencia. En él cuenta detalles tales como el establecimiento en ella de la Administración de Aduanas, creada a finales del siglo XIX, en el número 23. En 1902, en una casa propiedad de la conocida familia García de la Torre. La monumental casa de los Gaggero; una extensa familia de origen genovés y residencias compartidas entre Algeciras y Gibraltar; que hace esquina con la margen izquierda del Río, se construiría en 1926, aportando a la zona una espectacularidad añadida a la presencia, en la margen derecha, de los hoteles Término y Anglo Hispano que, junto al formidable Hotel Reina Cristina, fueron referencia en la celebración, años antes, de la Conferencia Internacional sobre Marruecos, que retrasó pero desgraciadamente no evitó la Primera Guerra Mundial de 1914, primera de una terrible cadena de conflictos bélicos que asolaron Europa durante una buena parte de ese siglo. En la calle había también una casa cuartel de Carabineros, junto a donde se construyó el edifico de los Gaggero, que fue Hotel Sevilla y ubicó a los juzgados. Hacia los años sesenta, fue secretario de esa institución judicial, Ángel del Valle. Tanto él como su esposa Angelita, eran gallegos. Personas extraordinarias que recuerdo con especial cariño, como a sus tres hijos, Ángel Antonio, Alfonso –maestro del dibujo a plumilla− y Jaime. Esa casa cuartel se convertiría en un patio de vecinos al que la gente llamaba “El Cuartelillo”. En una de sus viviendas nació Juan Guerrero Soriano, el hacedor del legendario Mesón Algeciras de Madrid.

Hotel Sevilla Hotel Sevilla

Hotel Sevilla

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios