Asier Unciti-Broceta: "Hemos desarrollado un fármaco seguro y diez veces más potente contra el cáncer que otros inhibidores de la proteína SRC"
4 de febrero | Día Mundial contra el Cáncer
Algecireño y catedrático de Química Médica en la Universidad de Edimburgo, acaba de patentar un segundo medicamento para actuar frente a una nueva proteína: "Será la siguiente gran revolución para los pacientes oncológicos", vaticina
El algecireño Asier Unciti-Broceta descubre un revolucionario fármaco contra el cáncer

Algeciras/El regreso de Asier Unciti-Broceta a Algeciras será breve, pero significativo. El próximo 10 de febrero, este reconocido investigador, líder del Edinburgh Cancer Research Centre, compartirá su experiencia en una clase magistral organizada por la asociación Julia Traducta, dentro del Aula Universitaria de Mayores de la Universidad de Cádiz. Será en el salón de actos de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería, un espacio que acogerá a quienes quieran conocer de primera mano el trabajo de un científico que ha llevado la química médica a la vanguardia de la lucha contra el cáncer. Será un reencuentro con su tierra para hablar de ciencia, innovación y el futuro de la medicina.
En esta entrevista con motivo del Día Mundial contra el Cáncer, el investigador repasa los últimos avances en torno al fármaco NXP900, los retos de la oncología y el papel de su familia para gestionar el peso de su descubrimiento.
Pregunta.¿Cómo resumiría, en términos sencillos, la importancia de su hallazgo para alguien que no tiene conocimientos científicos?
Respuesta.Para entenderlo desde el principio tendríamos que remontarnos muy atrás, pero, en esencia, lo que hemos descubierto es un fármaco, la pastilla NXP900, con un potente efecto inhibidor sobre una proteína clave en muchos tipos de cáncer. Descubrimos este fármaco alrededor de 2016. Desde el principio supe que era algo único. Entonces comenzó el trabajo de entender su funcionamiento y cómo influía sobre la proteína SRC, hasta llegar a inhibirla por completo. Para explicarlo de forma sencilla, las proteínas suelen fallar de algún modo y desencadenan el cáncer. La SRC es especialmente relevante ya que regula la proliferación de las células tumorales y su capacidad para generar metástasis. Nuestro siguiente reto fue determinar qué hacía a nuestro fármaco diferente. Eso nos llevó varios años más de investigación. Cuando finalmente comprendimos su mecanismo, confirmamos que habíamos desarrollado una forma completamente innovadora de bloquear la SRC.
P.¿Cuál es la gran diferencia de la pastilla NXP900 respecto a otros tratamientos descubiertos hasta la fecha?
R.Todos los fármacos anteriores mantenían abierta la proteína SRC, lo que solo detenía una función química sin impedir que formara complejos con otras proteínas. Nuestro fármaco, en cambio, la cierra por completo, como si fuese una almeja, que es la forma natural de desactivarla. Nadie antes había descubierto que este era el verdadero secreto para inhibir la SRC.
P.Convencer a la comunidad científica y a la industria farmacéutica de su hallazgo fue un reto. ¿Cuál fue el mayor obstáculo que encontró en ese proceso?
R.Como le digo, a lo largo de estos años, primero identificamos el fármaco, luego comprendimos su funcionamiento y su eficacia. Más recientemente, hemos dado un paso fundamental: licenciarlo. Cedimos sus derechos comerciales a una empresa estadounidense, Nuvectis Pharma, que, afortunadamente, consiguió toda la financiación necesaria para desarrollar los estudios clínicos. Este es un punto crítico, porque, aunque contemos con un fármaco prometedor, sin los recursos económicos adecuados, el avance clínico es imposible. Estamos hablando de inversiones de decenas de millones de euros. En ese sentido, también ha sido cuestión de suerte.
P.¿Cómo es la relación con esa farmacéutica?
R.Desde el principio confiamos en Nuvectis Pharma. Lo realmente interesante es que nuestra relación con ella ha sido tan fluida que estamos trabajando codo con codo para sacar adelante los estudios clínicos. La primera fase se centró en estudios preclínicos con animales. Diseñamos una cápsula que contiene un polvo: el fármaco en sí. Al ingerirse, atraviesa la mucosa intestinal, entra en el torrente sanguíneo y se distribuye por el organismo. En esta etapa, era crucial comprender cómo se absorbe y elimina, entre otras muchas cuestiones. Otro desafío fue la síntesis industrial. En mi laboratorio de Edimburgo, fabricábamos el compuesto en miligramos, pero necesitábamos producirlo en kilogramos. Como químico responsable de la síntesis, diseñé el proceso para escalar su producción, lo que redujo los costes de forma muy importante. Actualmente, disponemos de unos 14 kilos del fármaco listos para su administración en pacientes.
Como químico responsable de la síntesis, diseñé el proceso para escalar su producción, lo que permitió a Nuvectis ahorrar millones. Actualmente, disponemos de unos 14 kilos del fármaco listos"
P.¿Cuáles son los próximos pasos para el fármaco?
R.Poco a poco. Por ahora, hemos completado la fase 1 del ensayo clínico. Su objetivo principal es determinar si el medicamento es seguro en humanos. Para ello, se administra a pacientes con cáncer en fases muy avanzadas, sin opciones de tratamiento. Son personas que, aun conscientes de su estado, deciden participar en el estudio con la esperanza de contribuir a la ciencia. Algunos se preguntan si podría ocurrir un milagro, si podrían ganar unas semanas o meses más de vida. Pero, sobre todo, son personas que se sacrifican para que otros puedan beneficiarse en el futuro. Este avance es crucial porque la seguridad es la parte más impredecible en el desarrollo de un medicamento. Por mucho que hayamos estudiado su comportamiento en modelos animales, siempre existe incertidumbre sobre cómo reaccionará el organismo humano. Los efectos pueden ser inesperados y muy diferentes a los observados en ratones o perros.
P.¿Cómo fue ese proceso?
R.El ensayo comenzó con dosis muy bajas, de apenas 10 miligramos, y hemos ido incrementándolas hasta alcanzar los 200 miligramos. No podemos afirmar que el fármaco cure el cáncer en estos pacientes, pero sí que es seguro y que no provoca un empeoramiento de su enfermedad. En comparación, los inhibidores anteriores de la SRC no superaban los 110 miligramos y eran diez veces menos potentes que el nuestro. Estamos extremadamente satisfechos con estos resultados. De hecho, la empresa ya está gestionando nueva financiación para continuar con los estudios.
El ensayo clínico ha demostrado que el fármaco es seguro y diez veces más potente que los anteriores inhibidores de la SRC"
P.¿Y a partir de ahora?
R.El siguiente paso es la fase 1B, una expansión del ensayo en pacientes que potencialmente podrían beneficiarse del medicamento. Se centrará en tumores de pulmón, riñón, pleura y esófago, que parecen responder mejor al tratamiento. Estamos entrando en una etapa decisiva: por primera vez, administraremos el fármaco a pacientes con expectativas reales de mejora. Esperamos obtener los primeros resultados este verano. Si todo va bien, terminaremos la fase 1B a finales de 2025. Luego pasaremos a la fase 2, que podría extenderse hasta que concluya 2026. En ese punto, si vemos que el fármaco funciona mejor en pacientes con cáncer de pulmón, por ejemplo, nos centraremos en ellos. Nuestro gran sueño sería empezar la fase 3 en 2027, con estudios en múltiples tipos de cáncer y la entrada de las grandes farmacéuticas.
Por primera vez, administraremos el fármaco a pacientes con expectativas reales de mejora"
P.Ha trabajado durante más de una década en este proyecto. ¿Qué es lo que más le ilusiona ahora?
R.Personalmente, este salto me tiene en vilo. Normalmente, un científico entrega su descubrimiento a una farmacéutica y pierde el contacto con su evolución durante años. Sin embargo, en mi caso, estoy al tanto de cada avance gracias a la relación con Nuvectis Pharma, una empresa más dinámica y especializada que los gigantes del sector.
P.En una ocasión mencionó que este compuesto no solo frenaría el cáncer, sino que también podría activar el sistema inmune. ¿Cómo cambiaría esto la forma en que entendemos los tratamientos oncológicos?
R.Efectivamente, uno de los aspectos más intrigantes de nuestro fármaco es que, además de inhibir la SRC, parece tener un efecto inesperado sobre el sistema inmunológico. En oncología, es común que los tratamientos también afecten a las defensas del organismo. La quimioterapia, por ejemplo, no solo ataca el cáncer, sino que debilita enormemente el sistema inmunológico, provocando efectos secundarios como infecciones o caída del cabello. En cambio, nuestras terapias están dirigidas específicamente a una diana molecular. Durante los ensayos, hemos observado que nuestro fármaco actúa sobre ciertos macrófagos -células inmunitarias- que, en algunos cánceres, se vuelven “malos” al recibir señales falsas del tumor. El cáncer les ordena transmitir al sistema inmunológico que no hay nada de qué preocuparse, impidiendo así su eliminación. Curiosamente, nuestro fármaco no solo inhibe la SRC, sino que parece reactivar estos macrófagos para que vuelvan a cumplir su función. No sabemos aún cómo sucede, pero podría ser un descubrimiento de gran importancia. Este es un campo de estudio que nos llevará años de investigación, pero representa un efecto adicional inesperado y esperanzador.
P.Si todo sale bien, ¿cómo imagina el impacto de este medicamento en la lucha contra el cáncer dentro de diez años?
R.Todo esto es apasionante, pero también está lleno de incógnitas. No duermo bien por las noches; casi siempre estoy soñando. Hay pocas cosas que me relajan: tomarme una cerveza y hablar de tonterías, o jugar a videojuegos. Debo admitir que no creo que sea del todo saludable tener un trabajo con el potencial de influir en tantas personas… a menos que seas un sociópata. Es duro cargar con las expectativas de tanta gente. Cada vez que doy una charla, cuando termino de hablar y la gente viene a abrazarme -sobre todo en España- me quedo en shock. Por eso no tengo un smartphone, ni WhatsApp, ni redes sociales. Intento aislarme y vivir aquí, en Edimburgo, con mi familia, con mi mujer y mis hijos. El sábado nos vamos los cuatro a jugar a los bolos y en ese rato solo estamos jugando a los bolos, sin más. Eso me ayuda muchísimo.
Mis hijos estuvieron en una de mis charlas, con pacientes oncológicos. Cuando terminé, la gente se levantó y rompió a aplaudir. Y mis hijos, en ese momento, comprendieron algo profundo, más allá de las palabras"
P.¿Qué otros avances en oncología cree que están más cerca de revolucionar el tratamiento del cáncer?
R.En el laboratorio somos ahora mismo trece personas a mi cargo. Los grandes grupos de investigación pueden tener 40 o 50, pero yo con trece tengo suficiente porque he logrado un equilibrio entre distintas áreas: seis o siete químicos, cuatro o cinco biólogos, un experto en estudios de animales y un bioinformático. Con ese equipo tengo todo lo necesario para desarrollar mi investigación. Mi idea es hacer ciencia dentro del ámbito académico. De momento, me está funcionando muy bien.
P.¿El siguiente paso?
R.Hemos descubierto un segundo fármaco, que patentamos el pasado mes de diciembre. Creo que puede ser la siguiente gran revolución. En este caso, está dirigido a otra proteína, la mTOR, que está implicada en numerosos tipos de cáncer. Varias empresas ya han mostrado interés, aunque esta proteína es mucho más compleja. Lo que sabemos hasta ahora es que la inhibición es total y que las propiedades de nuestros fármacos son absolutamente increíbles, algo que no se había visto antes. Aún me cuesta creer que lo hayamos conseguido de nuevo en un laboratorio tan pequeño, pero creo que hemos dado con la clave. En este oficio hay que tener intuición, pero también influye la suerte… una suerte buscada.
"Hemos descubierto un segundo fármaco con propiedades absolutamente increíbles"
P.¿Ha sido capaz de que sus hijos comprendan la trascendencia de su trabajo?
R.Mis hijos tienen 9 y 11 años. Siempre les digo que he inventado algo nuevo. “Papá, ¿otra vez has inventado algo?”. “Sí, sí, y esta vez es la mejor de todas”, les respondo. Se emocionan. “¡Qué guay!”, dicen. Hace un año estuvieron en una de mis charlas. Era una jornada de puertas abiertas en un instituto, con un público formado en su mayoría por pacientes oncológicos y familiares de personas que habían fallecido por la enfermedad. Los niños pasaron toda la conferencia abrazados a su madre. Cuando terminé, la gente se levantó y rompió a aplaudir. Y mis hijos, en ese momento, comprendieron algo. Algo profundo. Algo que iba más allá de las palabras.
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