ATAQUE EN ALGECIRAS

Yassine Kanjaa amenazó con matar a más personas si lo dejaban libre

El féretro de Diego Valencia a su salida de la iglesia de La Palma.

El féretro de Diego Valencia a su salida de la iglesia de La Palma. / Erasmo Fenoy

El presunto yihadista que atentó contra tres iglesias de Algeciras el pasado 25 de enero, Yassine Kanjaa, declaró ante el juez Joaquín Gadea, instructor de la Audiencia Nacional, que mataría a más personas si lo dejaban en libertad. 

Según una noticia que publica este martes El País, así lo advirtió durante su declaración ante el magistrado, quien confirmó su reclusión en prisión preventiva. El ciudadano marroquí de 25 años avisó de "un modo claro y directo" de que llevaría a cabo más "acciones similares", además de definir su ataque en Algeciras como "una misión de Alá"

Tras asesinar de un machetazo al sacristán de la Parroquia de La Palma, Diego Valencia, Kanjaa no mostró estar arrepentido durante su comparecencia ante Gadea el pasado 30 de enero. Tampoco ningún "signo de compasión" o "empatía con las víctimas", según destacan los magistrados de la Sala de lo Penal.

Dos mujeres colocan una vela en el sitio donde asesinaron al sacristán Diego Valencia. Dos mujeres colocan una vela en el sitio donde asesinaron al sacristán Diego Valencia.

Dos mujeres colocan una vela en el sitio donde asesinaron al sacristán Diego Valencia. / Andrés Carrasco

"Quitar de en medio a más gente"

Admitió ser autor de los hechos; explicó por qué había cometido el ataque —comparó a los agredidos con "satán" y los describió como "enemigos del islam y de los musulmanes"—, y reconoció su intención de "quitar de en medio a más gente", según recoge El País. "Él mismo reconoce que su propósito es matar a más personas", afirman los jueces en su auto.

Finalmente, Kanjaa declaró que, durante los tres días previos al atentado, había tenido la sensación de "verlo todo negro, ver la muerte o pensar en suicidarse". El juez Gadea solicitó un examen psiquiátrico del presunto yihadista para evaluar la existencia de algún trastorno a los efectos de informar sobre su imputabilidad. El día en el que se produjo, trascendió por fuentes jurídicas que el investigado había insistido ante los psiquiatras que "veía diablos".

La Sala vio en el investigado una peligrosidad "extrema" y "por tanto incompatible con la vida en libertad" o con la imposición de cualquier otra medida alternativa a la prisión preventiva, "que no podrían impedirle llevar a cabo el propósito homicida confesado".

Los compañeros de piso de Kanjaa también observaron un cambio radical de hábitos en el investigado en el mes y medio antes del atentado. Consideraron que su vida era "normal" hasta ese momento: el joven marroquí bebía alcohol y fumaba hachís, pero llegó un día en que cambió de hábitos y comenzó a escuchar de manera asidua el Corán a través de audios desde su teléfono móvil, según recoge el informe policial.

Dos médicos de la Audiencia Nacional han propuesto trasladar provisionalmente a Kanjaa a una unidad psiquiátrica adscrita a Instituciones Penitenciarias. 

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