EL PUERTO DE ALGECIRAS A TRAVÉS DE LA HISTORIA

Edificio de Sanidad Marítima, los Prácticos y la Caseta de Aduana (y II)

Fotografía realizada hacia 1945. En primer plano, aparece el nuevo Edificio de Sanidad Marítima que sustituyó al anterior construido en 1912.

Fotografía realizada hacia 1945. En primer plano, aparece el nuevo Edificio de Sanidad Marítima que sustituyó al anterior construido en 1912. / Archivo Fotográfico de la APBA

En este segundo capítulo dedicado a otras obras y servicios con que se dotó el puerto de Algeciras entre el siglo XVIII y principios del XX, se tratará del servicio que existió con el fin de controlar e impedir la entrada de epidemias en la ciudad, el servicio de prácticos y la instalación de la caseta de aduana.

El Servicio de Sanidad Marítima

En las primeras décadas del siglo XIX, los brotes epidémicos de fiebre amarilla afectaron a las poblaciones de la comarca. Dado que el período de incubación y transmisión de la enfermedad por medio de los mosquitos era muy breve (aproximadamente tres días) las posibilidades de expansión del mal por vía terrestre eran muy remotas. No sucedía así con los desplazamientos por mar, puesto que los viajes eran rápidos y podían contagiarse las poblaciones a través de viajeros contaminados que arribaran por vía marítima. A finales del siglo XVIII se habilitó un Servicio de Sanidad en el puerto algecireño para controlar a los viajeros que deseaban desembarcar y para ponerlos en cuarentena cuando las circunstancias lo exigían. Si la enfermedad se presentaba especialmente virulenta, el Servicio de Sanidad prohibía el desembarco de pasajeros de los buques fondeados en la rada o provenientes de Gibraltar. Entre agosto de 1803 y enero de 1804 la epidemia provocó 5.000 muertes en la comarca. En 1813 apareció un nuevo brote. En esta ocasión, el Presidente de la Chancillería de Granada dictó un bando con una serie de normas destinadas a preservar el territorio bajo su jurisdicción de la epidemia. Entre otras órdenes, cursó la de "prohibir toda comunicación por mar y tierra con la plaza de Gibraltar y obligar a permanecer en observación durante cuarenta días a todo buque que procediera del puerto de la colonia inglesa". En el proyecto portuario, nunca realizado, de 1859 se preveía la construcción de un lazareto y de un edificio de sanidad desde el que controlar la entrada de viajeros y mercancías. Aunque ese servicio existía al menos desde mediados del siglo XVIII, desconocemos dónde estaban instalados los funcionarios de sanidad encargados de llevarlo a cabo. Sabemos que en el año 1782 había una falúa de sanidad que era la que navegaba hasta los buques que debían ser inspeccionados.

En 1807, el escritor francés Chateaubriand se vio obligado a esperar varios días para poder desembarcar en Algeciras por haber sido sometido el barco en el que viajaba a cuarentena por los servicios de sanidad del puerto a causa de la epidemia de fiebre amarilla. Otra epidemia sufrida en el siglo XIX por los habitantes de la comarca fue la de cólera morbo, que se extendió por el Campo de Gibraltar en 1834, 1854, 1859 y 1885. Como en ocasiones anteriores, en el puerto de Algeciras los servicios de sanidad extremaron sus inspecciones y cuarentenas con la intención de oponer algún obstáculo a la expansión del mal. En 1832 llegó por mar a Algeciras, procedente de Francia, el pintor Eugène Delacroix. Intentó saltar a tierra con otros viajeros pero no les dejaron los funcionarios de sanidad, obligándoles a permanecer en los botes a pocos metros de la playa. En 1885 se instaló un lazareto de observación y cuarentena "con su correspondiente almacén y tinglado para el ventileo, expurgo y fumigación de las personas, géneros y buques llegados a la ciudad". (Se encontraba en la playa de Getares y aparece en algunos planos antiguos).

A principios del siglo XX, la Caseta del Servicio de Sanidad Marítima se hallaba ubicada en el arranque del muelle Comercial (muelle Viejo), al norte de la Caseta de Aduana. Sin embargo, el proyecto de ensanche de dicho muelle, presentado por el Ingeniero Director de las Obras del Puerto el 7 de agosto de 1908, obligó a su traslado. En la Sesión Ordinaria de la Junta del día 9 de diciembre de 1908, se leía un oficio del Gobernador Civil de la provincia autorizando el traslado de la caseta citada desde el arranque del muelle Comercial hasta el local de la Caseta de Salvamento de Náufragos, en la orilla derecha del río, a la espera de poderse acometer la construcción de una nueva. Por Real Orden de 3 de julio de 1911 se autorizaba la construcción de un edificio para la Sanidad Marítima al sur del río. Las obras de llevaron a cabo, a partir de esa fecha, con rapidez, puesto que consta que en la sesión ordinaria del día 6 de abril de 1912 se dio cuenta de que "se ha terminado la construcción del Edificio de la Estación Sanitaria". El Ingeniero Director comunicó a la Comisión de la Junta que podía hacer entrega del mismo a las autoridades sanitarias cuando lo considerara oportuno. Sin embargo, el incremento del tráfico obligó a realizar una profunda reforma del edificio. La nueva Estación Sanitaria remodelada, proyectada por el ingeniero Cástor Rodríguez del Valle, se entregó a las autoridades sanitarias en el mes de octubre de 1918. El edificio perduró en la trama urbana de la ciudad hasta la década de los ochenta del siglo XX.

El Servicio de Prácticos

Según el documentado trabajo de M. Rodríguez Barrientos, en los Estados Generales de la Real Armada de los años 1806, 1807 y 1808 se mencionan cuatro prácticos en la bahía de Algeciras, pertenecientes al Cuerpo de Pilotos de la Armada. Éstos eran Ramón de Hoyos, Miguel Marques, José Francisco Volante y Juan Francisco de Torres. Sin embargo, estos datos no están avalados -según el citado investigador- por la documentación existente en la Comandancia de Marina de Algeciras que se conserva en el Archivo del Museo don Álvaro de Bazán. En un documento sin fecha, pero probablemente emitido en el año 1868, consta que en el puerto de Algeciras existían dos prácticos de número y dos supernumerarios. En la documentación analizada por el citado investigador aparece con frecuencia la dotación de los prácticos que estaban destinados en el puerto de Algeciras en la segunda mitad del siglo XIX y cuyo número era de uno, aunque en el año 1894, cuando se puso en funcionamiento la línea regular de vapores de la Compañía del Ferrocarril de Bobadilla a Algeciras, que unía el muelle de Madera con el puerto de Gibraltar, no existía ningún práctico de servicio en el puerto. Esta circunstancia obligó a crear una plaza y a modificar las tarifas que se debían aplicar a los buques. En octubre de ese año se celebraron oposiciones para cubrir la plaza vacante y el día 24 del citado mes, el Comandante de Marina de Algeciras elevó al Capitán General del Departamento de Cádiz la propuesta del nuevo práctico que fue confirmado en su puesto el día 30. Unos días después, el Comandante Militar de Marina comunicó a la Compañía del Ferrocarril que el vapor “Elvira”, de su propiedad, que hacía el trayecto entre Algeciras y la colonia inglesa, había de tomar obligatoriamente práctico para el atraque en el muelle de la ciudad.

La Caseta de Aduana

Desde los primeros años de existencia de la renacida Algeciras, el servicio de Rentas y Aduanas estuvo presente en el incipiente puerto de la ciudad con el claro objetivo de controlar el comercio, grabar con las tasas legales establecidas las escasas mercancías y pasajeros que entraban por él y cuantificar las salidas de productos. Aunque uno de sus principales cometidos consistía en poner coto al creciente comercio ilegal que se hacía con la colonia inglesa. En otro artículo anterior se hizo mención al establecimiento de una aduana en la ciudad en el año 1748 y, de manera definitiva, en 1766.

En 1842 Algeciras tenía una Subdelegación de Rentas, dependiente de Cádiz, cargo que ostentaba el Comandante General del Campo de Gibraltar, contando con un juzgado compuesto de un asesor, un abogado fiscal y un escribano, estando habilitada para fallos de causas de contrabando. Según Pascual Madoz, a mediados del siglo había una Administración de Rentas y Aduana de cuarta clase dotada de un administrador, un contador, un oficial, un fiel de muelle y dos de los derechos de la línea. Refiere este autor que, en algunos momentos, el puerto de Algeciras había contado con una Aduana de segunda clase, pero que se suprimió, estando habilitado solo para importar cueros al pelo y para el comercio de cabotaje. Según Pérez-Petinto, el puerto de Algeciras contó con una aduana de segunda clase desde el 8 de abril de 1855. El 15 de octubre de 1894 se aprobaron, por Real Decreto, las "Novísimas Ordenanzas de Aduanas" por las que se establecían las diferentes categorías de las oficinas aduaneras ubicadas en los puertos. El de Algeciras quedaba encuadrado entre los que disponían de Aduana de Primera Clase, estando habilitado, por tanto, para desarrollar todas las operaciones de importación, exportación, tránsito y cabotaje. Es muy probable que desde la habilitación para el comercio del muelle-embarcadero situado en la orilla izquierda del río, hacia mediados del siglo XIX, se colocara una Caseta de Aduana en el extremo meridional de la Marina, a la entrada del denominado después muelle Viejo. A principios del siglo XX está documentada la citada caseta en el arranque del mencionado muelle. Se trataba de una pequeña construcción de madera que albergaba a los funcionarios encargados del control de la actividad comercial y del tráfico de pasajeros realizado por dicho puerto. El ensanche del muelle Viejo o Comercial, emprendido en enero de 1913, y las obras del muelle de la Galera, en marcha desde mayo-junio del mismo año, obligó a cambiar la ubicación de la Caseta de Aduana. A principios del mes de febrero de 1914, el Ingeniero Director de la Junta de Obras propuso que el servicio de aduana fuera trasladado a uno de los tinglados que se estaban habilitando en el muelle. Antes de acabar dicho año fue demolida la caseta por estorbar al tráfico y hallarse en estado ruinoso.

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