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Carlos Colón
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La sección séptima de la Audiencia Provincial de Cádiz impuso una pena de tres años de cárcel a T. P. E. por distribuir papelinas de cocaína desde un bar ubicado en la barriada de San García. La sala, que acogió la vista el pasado 21 de marzo, lo consideró así culpable de un delito contra la salud pública.
Varios agentes de la Policía Nacional -que declararon durante el juicio como testigos- ya apuntaron directamente a este hombre como la persona responsable de vender la droga en dicho establecimiento, propiedad de su propio hijo. Y es que, a pesar de que el negocio se encontraba a nombre de su descendiente, el Ministerio Público mantuvo siempre la tesis de que el acusado se encargaba también de la gestión del local, situación que aprovechaba para la distribución.
Una versión que negó el procesado. En este sentido, T. P. E. afirmó en la vista que nunca había distribuido y consumido este tipo de estupefacientes; y, además, insistió en que sólo acudía al pub de forma esporádica para ayudar a su hijo.
La operación policial se desarrollo el 9 de julio de 2010. Las fuerzas de seguridad detectaron la existencia de un punto de venta de cocaína en San García y comenzaron las investigaciones precisas para proceder a su desarticulación. Los efectivos de la Policía Nacional, tras poner en el punto de mira al acusado, efectuaron finalmente la entrada y registro del establecimiento. Una intervención que se saldó con la aprehensión de tres papelinas de cocaína: la primera se encontraba en posesión del procesado, que la llevaba escondida en el pantalón; la segunda la portaba una mujer; y la tercera se hallaba en el suelo, junto a un grupo de chicas.
Al preguntarle la Fiscalía por la droga encontrada en su ropa, el acusado explicó que halló la papelina en el servicio y se la "echó al bolsillo". Una versión opuesta a la mantenida por el Ministerio Público y los agentes de las fuerzas de seguridad, quienes destacaron que también se le intervino 75 euros en efectivo -los cuales, según la versión de los investigadores, habría obtenido de las dos papelinas vendidas ese día en el bar-.
Los efectivos de la Policía Nacional describieron con detalle el modus operandi. Según las pesquisas de los agentes, los supuestos clientes accedían al bar y contactaban con el condenado. Entonces, se producía la transacción del dinero por la droga y, posteriormente, salían del establecimiento sin consumir nada en éste.
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