Monumentos y edificios históricos de Algeciras

La Casa Consistorial de Algeciras

  • La sede del Ayuntamiento ha pasado por numerosos edificios desde que, en 1756, el alcalde Marcos Vivas propusiera la compra de la casa de Carlos Conde 

Salón de Plenos del Ayuntamiento de Algeciras donde se celebraron las sesiones de la Conferencia de 1906. Hacia 1924. Véase, a la derecha, la placa conmemorativa de la Conferencia regalada a la ciudad por la casa alemana “Wratzker & Steiger” de Halle en 1909.

Salón de Plenos del Ayuntamiento de Algeciras donde se celebraron las sesiones de la Conferencia de 1906. Hacia 1924. Véase, a la derecha, la placa conmemorativa de la Conferencia regalada a la ciudad por la casa alemana “Wratzker & Steiger” de Halle en 1909.

El 9 de febrero de 1755 el Consejo de Castilla otorgó el título de ciudad a Algeciras, segregándola de San Roque y autorizándole a poseer ayuntamiento propio.

El primer local que funcionó como improvisada Casa Consistorial fue la vivienda del alcalde por carecer el recién nacido Consistorio de fondos con los que adquirir o alquilar un inmueble adecuado a las necesidades del gobierno municipal.

Un año más tarde, siendo alcalde Marcos Vivas, éste propuso que se realizaran gestiones para comprar la casa llamada de don Carlos Conde, situada en la Plaza Alta, que iba a ser subastada por haber pertenecido a la suprimida Compañía de Jesús.

Adquirida la casa, que fue la primera sede Consistorial de Algeciras, la planta baja se destinó a oficinas del Ayuntamiento y la alta a vivienda del alcalde. Como, años más tarde, el inmueble se deterioró amenazando ruina, los concejales tuvieron que abandonarlo alquilando una casa situada en la calle Imperial (hoy Alfonso XI) en el mismo lugar que actualmente ocupa la Casa Consistorial.

Según Emilio Santacana: “Disponía de dos plantas, patio interior, columnas de piedra, dos de ellas flanqueando la entrada, y torre-mirador con escalera de caracol.” La vivienda sería compartida por el Ayuntamiento y el Juzgado, hasta que en el año 1821 quedo sólo para uso municipal.

El edificio comenzó pronto a presentar signos de ruina, por lo que el Consistorio decidió trasladarse de nuevo, en esta ocasión a la parte alta del expropiado Convento de Nuestra Señora de la Merced. Por fin, en el año 1879 el Ayuntamiento tomó la decisión de encargar un proyecto para la edificación de una nueva sede adaptada a las crecientes necesidades del órgano de gobierno local. Sin embargo, el Consistorio continuó ubicado en el Convento.

Pero, dado el estado de ruina del edificio conventual, se vio obligado a cambiar una vez más de sede, teniendo que trasladarse a un local de alquiler en la calle Real. Hubo que esperar hasta enero de 1883 para que se diera el visto bueno definitivo al proyecto de 1879 después realizadas algunas mejoras. Sin embargo, el Arquitecto Provincial, Amadeo Rodríguez, había presentado un ambicioso proyecto firmado el 27 de junio de 1887 que sería el que, al final, se llevó a cabo, aunque muy modificado, adjudicándose el 12 de febrero de 1892 con un presupuesto de 47.999 pesetas.

La Casa Consistorial a principios del siglo XX. A la derecha de la fotografía, la llamada Casa de los Muñecos (Colección de Juan Antonio Matas Serrano). La Casa Consistorial a principios del siglo XX. A la derecha de la fotografía, la llamada Casa de los Muñecos (Colección de Juan Antonio Matas Serrano).

La Casa Consistorial a principios del siglo XX. A la derecha de la fotografía, la llamada Casa de los Muñecos (Colección de Juan Antonio Matas Serrano). / E.S.

El proyecto de Amadeo Rodríguez respondía a la estética historicista y ecléctica que caracteriza a este arquitecto. Se trataba de un edificio de dos plantas cuyas dependencias se distribuían en torno a un patio principal rodeado de una galería cubierta con bóvedas de aristas apoyadas en pilares al que se accedía desde la calle a través de un amplio vestíbulo.

Una escalera de un solo tramo en su inicio, con un rellano en el que se bifurcaba en dos brazos, uno a cada lado, servía para subir a la segunda planta. Las cuatro crujías se cubrían con tejados a dos aguas. Lo más destacado era la monumental fachada que recuerda al estilo francés del Segundo Imperio y al Isabelino español, ajustada a la corriente ecléctica imperante en su época en la que se utilizaban elementos clásicos ―griegos y romanos― (pilastras de orden corintio, frontones triangulares, arcos de medio punto, etc.) con un acentuado barroquismo goticista (crestería en el pretil) y decoración orientalizante en los frisos (animales fantásticos afrontados). No obstante, esta parte del edificio (la fachada), que se construyó entre 1892 y 1897, en nada se parecería a la obra proyectada en 1887 por Amadeo Rodríguez, aunque el resto del inmueble siguió el esquema propuesto por el Arquitecto Provincial pero con menos decoración.

En planta, el edificio se articula en torno a dos patios separados por un cuerpo en el que se localiza la escalera con la misma distribución de tramos que la diseñada en 1887. El patio delantero y principal, en cuyo fondo arranca la escalera, ha perdido su condición de espacio diáfano al haberse instalado un enorme kiosco de madera que lo ocupa casi en su totalidad. No sería una mala idea desmontar este elemento discordante y devolver al patio su primitiva imagen.

La estancia más interesante de la Casa Consistorial algecireña es el Salón de Plenos, que fue sede de la Conferencia Internacional sobre Marruecos celebrada en 1906 en la que participaron España, Alemania, Austria, Bélgica, Estados Unidos de América, Francia, Gran Bretaña, Italia, Países Bajos, Portugal, Rusia, Suecia y Marruecos. La fachada actual se estructura en dos cuerpos y tres calles. Está construida con sillares labrados de piedra arenisca que se alternan con ladrillos rojos vistos produciendo un acusado contraste cromático de aire neomudéjar que rompe la monotonía del paramento. En la parte baja se abre la puerta de ingreso al edificio con arco de medio punto formado por dovelas de piedra y enmarcada por dos pilastras carentes de decoración.

Composición de azulejos realizada por la Casa González de Triana con la representación del Molino del Águila (1930). Salón de Plenos del Ayuntamiento de Algeciras. Composición de azulejos realizada por la Casa González de Triana con la representación del Molino del Águila (1930). Salón de Plenos del Ayuntamiento de Algeciras.

Composición de azulejos realizada por la Casa González de Triana con la representación del Molino del Águila (1930). Salón de Plenos del Ayuntamiento de Algeciras. / E.S.

En las calles laterales posee sendas ventanas cubiertas con arcos escarzanos. En la parte alta se dispone el mismo juego de vanos, sustituyendo a la puerta de ingreso un gran ventanal y cubriéndose las ventanas laterales con dinteles sostenidos por dos ménsulas y decorados con sendos elementos a modo de veneras en el centro y acroteras en los extremos. Remata la calle central una estructura o penacho de piedra que termina en un semicírculo semejante a un ático en la que aparece grabado el escudo de la ciudad enmarcado por dos pilastras. Un pretil de muro continuo con pilastras y, entre ellas, decoración de elementos tripétalos, remata la fachada.

Fachada principal del proyecto de Casa Consistorial para Algeciras de Amadeo Rodríguez. Cádiz, 27 de junio de 1887. Fachada principal del proyecto de Casa Consistorial para Algeciras de Amadeo Rodríguez. Cádiz, 27 de junio de 1887.

Fachada principal del proyecto de Casa Consistorial para Algeciras de Amadeo Rodríguez. Cádiz, 27 de junio de 1887. / E.S.

La nueva Casa Consistorial fue inaugurada el 15 de agosto de 1897 siendo alcalde Rafael de Muro y Joaristi. En 1930, ejerciendo la alcaldía de la ciudad Emilio Morilla Salinas, se procedió a reformar el Salón de Plenos con un notable conjunto cerámico con el que se cubrió los cuatro muros de la sala realizados por la prestigiosa Casa González de Triana. Como es característico de la cerámica sevillana, predominan los colores azul marino, amarillo, naranja y verde, con “grutescos” y elementos florales propios del estilo neo-renacentista puesto de moda en 1929 por la Exposición Iberoamericana. En el frontal de la sala se representaron los escudos de la Monarquía Española y de Algeciras; en los muros laterales paisajes típicos del término municipal: el río de la Miel, el Molino del Águila, los Arcos y la Plaza Alta y en el muro del fondo se situó una gran escena con una de las sesiones de la Conferencia Internacional rodeada de los escudos de las naciones participantes. A modo de anécdota hay que señalar que una vez impuesto el Estado franquista en 1936, se pintó sobre el escudo de la España monárquica el del nuevo régimen con el águila de San Juan como elemento central. Con tanta maestría estuvo realizada la pintura, que nadie reparó en ella cuando en 1978 se instauró la democracia. Una llamada anónima al Ayuntamiento comunicó la existencia del escudo de la monarquía de Alfonso XIII debajo del escudo franquista, procediéndose a restituir el original de 1930. A finales del siglo XX se remodeló y se amplió el edificio. En el año 2001 se colocó un reloj en la fachada.

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