Algeciras festeja 270 años de independencia con un robo en el barrio de La Caridad
El bar 'La Conferencia' amanece desvalijado mientras el Ayuntamiento celebra con un concierto callejero la efeméride de la independencia municipal
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Algeciras cumple este sábado 270 años como ciudad independiente, aunque la jornada ha empezado recordando que en estos pagos la celebración suele durar lo que tardan en forzar una persiana de chapa. A las seis y veinte de la mañana de este 6 de septiembre, Antonio Alcalde López, propietario del bar La Conferencia en la calle Monet, ublicado en el barrio de La Caridad, se encontró el local abierto en canal: persiana descuadrada, luz de la cocina encendida y cristales rotos por la barra.
Faltaban la caja registradora, una hucha con quinientos euros en billetes grandes, algo de calderilla y diez décimos de la Lotería de Navidad.
Antonio, que cerró la cervecería a las tres de la tarde del viernes, descubrió la escena con la intuición de que alguien podía seguir dentro. Llamó al 091. Llegaron los agentes, hicieron la primera inspección y le aconsejaron que no tocara nada. Poco después, el propietario de La Conferencia ya estaba en comisaría interponiendo la denuncia, mientras en la sala contigua la Policía Nacional tomaba declaración a dos chavales que, quizá en su propio homenaje al Día de Algeciras, habían intentado prender fuego a unos pastos en San Bernabé. Una madrugada animada.
La otra cara de la efeméride
Al mismo tiempo, desde un ordenador a escasos metros de la zona baja, el Ayuntamiento difundía una nota de prensa solemne. El alcalde felicitaba a la ciudadanía, recordaba la Cédula Real de 1755 que independizó a Algeciras de San Roque y prometía que su equipo seguirá “dejándose la piel a diario trabajando por y para Algeciras”. Un compromiso que coincidía con Antonio observando, impotente, cómo se llevaban hasta su caja registradora.
El contraste era de manual: la historia con mayúsculas celebrada en el papel oficial y la intrahistoria, la de Unamuno, desparramada por el suelo de un bar de barrio.
A Antonio, el dueño de La Conferencia, también le han llegado campanas de que el ladrón ya ha sido detenido, un reincidente, viejo conocido de la policía, que hace unos días salió de la cárcel de Botafuegos
En el grupo de WhatsApp de la asociación de vecinos de La Caridad el robo ha sido trending topic local durante toda la mañana. El presidente pedía calma y más policía; otro residente respondía que los delincuentes “los sueltan al rato y se ríen de las víctimas”; una señora aseguraba que el mismo ladrón había intentado entrar en más locales. "Me comentan que la joyería del callejón del Ritz también ha sido forzada", confirmaba un cuarto. El barrio tiene ya un máster en criminología práctica.
A Antonio, el dueño de La Conferencia, también le han llegado campanas de que el ladrón ya ha sido detenido, un reincidente, viejo conocido de la policía, que hace unos días salió de la cárcel de Botafuegos. Un prenda, según le han contado. Mientras espera a la científica, se lía un cigarro. Cada vecino que pasa por la calle Monet le pregunta lo mismo: “¿Qué te ha pasado, Antonio?”. Y él, como un mantra, repite: “Pues que me han robado”. Los clientes habituales lamentan la tragedia gastronómica. “Hoy no vas a comer pan”, confirma el hostelero junto a la persiana forzada. Un mollete mixto con café por 3,70 euros, insuperable en calidad-precio, quedará fuera de servicio hasta el lunes.
La rutina del desastre
Después de 18 años sirviendo desayunos en la calle Monet, es la primera vez que roban a Antonio Alcalde. “Por las noches, está habiendo mucho lío aquí”, reconoce con la serenidad del que sabe que la estadística acaba alcanzando a todos. Entre cigarro y cigarro, piensa en llamar al seguro, buscar una nueva caja registradora y preguntar a Pepe, el del papeleo, cómo se tramita una indemnización que siempre llega tarde.
Un cliente le recuerda con nostalgia la Ley de Vagos y Maleantes. Antonio se encoge de hombros: ni ley ni lotería. Él lo que necesita es una caja nueva.
El robo de un bar no cambia la historia de una ciudad, pero sí su paisaje cotidiano
Por la noche, la calle Castelar —perpendicular a la calle Monet— acogerá el acto oficial del Día de Algeciras, con actuación de David Cordobés. Pan y circo. O, más bien, circo sin pan, porque La Conferencia seguirá cerrada.
El robo de un bar no cambia la historia de una ciudad, pero sí su paisaje cotidiano: un sábado sin molletes, un vecino con la persiana torcida, un grupo de WhatsApp ardiendo y una efeméride que, de tanto repetirse en las notas institucionales, parece un chiste. Quizá dentro de 270 años alguien recuerde que, tal día como hoy, Algeciras amaneció celebrando su independencia con un robo en La Caridad.
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