Cultivos

Las lluvias tardías resultan un alivio para los cereales de invierno

  • Los dos meses de sequía han dejado siembras poco uniformes y dificultades de nascencia. Los ganaderos han tenido que adelantar la alimentación con granos ante la falta de pasto.

Los cultivos de invierno -cereales, habas, colza y hasta la remolacha- han sufrido por la falta de lluvias de otoño, que ha provocado que las siembras hayan sido malas y poco uniformes. Las lluvias de estos días pasados han salvado in extremis las siembras, pero son aún insuficientes para asegurar unas cosechas que, como mucho, si es que la primavera viene buena, podrían desembocar en un año mediano, según auguran los expertos.

La prolongada falta de lluvias de otoño -las que permiten que se siembren los cultivos de invierno en buenas condiciones- ha provocado daños que ya serán irreparables en muchos de los cultivos más habituales en Andalucía. Los herbáceos de secano tuvieron que ser sembrados en seco, con el riesgo de que no germinasen las simientes o no fueran sembrados en su momento -entre noviembre y diciembre- precisamente por ese miedo a tirar al campo una semilla muy cara sin garantía de nascencia.

Incluso en cultivos en regadío, ha habido daños por sobrecostes, ya que para asegurar esos cultivos se han necesitado riegos extraordinarios en una época en la que no están previstos.

Según explica José Vázquez, técnico de Asaja Sevilla, "las siembras han sido malísimas en general, hay quien ha sembrado en seco -y ha tenido dificultades de nascenscia o de debilidad en las plantas nacidas-, quien no sembró en su momento y lo ha hecho con el anuncio de lluvias y quien ya no lo hará". El resultado, según este experto, es que los sembrados son "como mínimo poco uniformes".

El agua que ha caído estos últimos días ha sido un alivio momentáneo, pues incluso siembras que no habían nacido han comenzado a emerger. Sin embargo, según Vázquez el agua caída es aún "insuficiente". "A las tierras les falta la humedad de fondo que producen las lluvias de otoño y que son las que permiten a los cultivos pasar el invierno -generalmente más seco- hasta la primavera". De hecho, según afirma "nos faltan unos 150 litros de agua que no han caído".

La media de las precipitaciones de estos últimos días de diciembre y primeros de enero ha sido de unos 40 litros por metro cuadrado (aunque hay mucha diferencia en unas zonas y otras de Andalucía), una cantidad insuficiente para los cultivos y por supuesto para mejorar el estado de los pantanos, ya que estas lluvias que caen en terreno seco no son lo suficientemente potentes para que calen y se produzcan para los regatos y escorrentías que luego surten de agua a los pantanos.

Por cultivos, José Vázquez dice que los cereales han sufrido la falta de agua y muchas tierras se han quedado sin sembrar, por lo que es de esperar que -ante la falta de rentabilidad del girasol- aumenten las parcelas que se dedicarán a retirada, es decir, sin cultivo alguno, algo que permiten e incluso propician las normas de la PAC, ya que estas tierras de retirada o barbecho forman parte de las opciones para acceder a cobrar el porcentaje de ayudas que viene de cumplir las condiciones del greening. Respecto a la colza, un cultivo del que se esperaba que este año hubiera habido un fuerte incremento, en opinión de José Vázquez "esto no se ha producido por la inseguridad que a los agricultores les ha dado la falta de perspectiva de lluvias".

También las habas, otro cultivo in crescendo en Andalucía al amparo de las normas del greening de la PAC -que incentiva la siembra de leguminosas- han sufrido la escasez de agua y han tenido, como los cereales de invierno, una nascencia y un crecimiento muy desigual. Es posible que su siembra tampoco haya sido la que se esperaba, aunque los datos de superficies no se conocerán con certeza hasta que los agricultores realicen las declaraciones para la PAC, en las que se detalla parcela a parcela lo sembrado.

La remolacha -tanto la de secano como la de regadío- también ha tenido problemas por la falta de agua. En secano -la mayor parte en la provincia de Cádiz- la razón es que no ha contado con el agua necesaria; y las de regadío, más en Córdoba y Sevilla, han tenido que hacer frente a riegos extra, con el coste añadido que eso tiene para los agricultores. Igual ha ocurrido con los pocos cereales en riego e incluso con el olivar que ha necesitado agua y riegos en una época que no corresponde y que, por tanto, aumenta los costes para el agricultor. En concreto, sobre el olivar José Vázquez asegura que los olivos presentaban mal aspecto, "muy decaídos, como si estuvieran en verano", lo que seguramente tendrá sus consecuencias de cara a la próxima cosecha.

En los frutales, ha habido también aumento de costes por los riegos fuera de temporada habituales, pero además el calor ha afectado a los ritmos normales de los árboles y se han producido floraciones a destiempo. "Ha habido naranjos con azahar en invierno y encinas y alcornoques en flor y habrá que ver lo que pasa en primavera pero son incidencias que afectan a los futuros frutos".

Igualmente, la ganadería en extensivo se ha visto afectada por los meses de sequía, ya que ese calor y falta de agua ha provocado que los pastos no fueran suficientes para alimentar el ganado, y ha habido que empezar a echar paja y granos para los animales, algo que no se suele comenzar a hacer hasta febrero o marzo. También la falta de agua ha afectado al porcino en montanera, ya que le está faltando la hierba que complementa su alimentación con bellota. En estos casos, las lluvias de estos últimos días también han sido una alegría para loa ganaderos.

Por otra parte, los pantanos están a menos del 60% y esto supone que, si no llueve lo suficiente para que recuperen agua, pueda haber problemas para los regadíos y vuelvan las temidas restricciones de riegos. Por ejemplo, en la Cuenca del Guadalquivir, el agua embalsada a final de la pasada semana era de 4.824 hectómetros cúbicos, y la diferencia con la semana anterior era de sólo cuatro hectómetros cúbicos en toda la cuenca, es decir, que la incidencia de las lluvias ha sido mínima. La cuenca está al 59% de su capacidad de embalse. En la misma fecha, el año pasado, el agua embalsada era de 6.337 hectómetros cúbicos, lo que suponía que los embalses estaban al 78,2% de su capacidad.

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