TURISMO

Un paseo en kayak por el Palmones, el río al revés

Javier Goyeneche guía al grupo por el río Palmones

Javier Goyeneche guía al grupo por el río Palmones / JORGE DEL ÁGUILA

Hace unos años, el Ayuntamiento de Los Barrios construyó un embarcadero para piraguas en Puente Grande, un acceso directo al Palmones prácticamente a las puertas del municipio. Hoy aquella iniciativa se ha convertido en un atractivo para muchos turistas que desean navegar por este tramo del río.

No satisfechos con ello, la Delegación de Turismo organiza cada cierto tiempo una ruta en kayak de manera gratuita para todo aquel que desee apuntarse. “Si la actividad se desarrolla un sábado, intentamos anunciarla por redes sociales dos días antes, sin mucha antelación, porque la demanda es muy alta”, explica Antonio Dávila, concejal de Turismo. “Nuestro objetivo es que el público, tanto del municipio, como del Campo de Gibraltar, como de fuera, conozca la oferta de ocio que tenemos aquí, que es amplísima”.

El sábado ha amanecido soleado y con levante suave. En los alrededores del embarcadero de Puente Grande asoman varios galápagos. Son tortugas americanas, las clásicas que se venden en tiendas de animales y que, al cabo del tiempo, generalmente cuando crecen mucho, se abandonan en los ríos cercanos. Cuando los kayaks se echan al agua, sus cabezas desaparecen bajo el agua.

El responsable de dirigir la actividad es Javier Goyeneche, propietario de la empresa de turismo activo Mundo Posibilidades. Lleva diez años al frente del proyecto, aunque reconoce que la pandemia lo frenó en seco y que ahora, poco a poco, vuelve a reactivarse. Javier Goyeneche ha intentado que sus aficiones se conviertan en su forma de vida, sin embargo, no siempre ha sido así. Pamplonica de nacimiento y enamorado de los encierros de San Fermín, trabajaba en una planta de reciclaje en Palencia, aunque volvía a Navarra cada 7 de julio cuando se lanzaba el chupinazo. En 2011, en una carrera por Estafeta, se destrozó la rodilla. Fue aquel accidente lo que le hizo replantearse su vida. Tomó entonces la decisión de instalarse en el Campo de Gibraltar y reencontrarse con sus abuelos maternos, ambos de los Barrios, lugar donde pasaba los veranos cuando era niño. Así, de un encierro en San Fermín, nació Mundo Posibilidades. “Me di cuenta de que el secreto de la vida consistía en aprovechar esas pequeñas cosas que estaban al alcance de la mano”, explica Goyeneche, que también ha trabajado cinco años como socorrista en las playas de Tarifa.

Once personas forman la excursión por el Palmones, además de Javier Goyeneche y su hija de cuatro años, Isis. Para la mayoría es su primera vez en esto de la navegación. Antes de embarcar por parejas y de repartir los chalecos, el guía da unas nociones básicas sobre cómo coger el remo, avanzar y virar. Asegura que el kayak es estable y difícil de volcar. Aún así reconoce que, en este tipo de excursiones, ha presenciado de todo: “Parejas que se han subido aparentemente enamoradas y que, en un momento de agobio y desincronización, se han dicho de todo”.

Patos en el río Palmones Patos en el río Palmones

Patos en el río Palmones / JORGE DEL ÁGUILA

La ruta por esta parte del río resulta sencilla, sin apenas corrientes y mucho espacio para maniobrar. Desde el agua, se pueden observar patos, alguna garza y mirlos escondidos entre los eucaliptos. A lo largo de la ribera también crecen alisos, sauces, olmos, álamos, chopos y fresnos. Las márgenes están llenas de cañas, que es el segundo nombre que recibe el Palmones, El río de las Cañas. “Se le conoce por un tercer nombre -apunta Goyeneche- y es el río al revés porque, cuando sopla el levante, si miras la superficie, se produce el efecto del agua avanzando en dirección contraria”.

Sobre los seis kayaks sobrevuelan buitres y cigüenas. A veces, también se pueden ver águilas pescadoras. La zona de la marisma, hacia la desembocadura, es paraje protegido y refugio de gran variedad de aves que realizan sus movimientos migratorios a través del Estrecho, como los flamencos rosados.

Embarcadero bajo Puente Grande Embarcadero bajo Puente Grande

Embarcadero bajo Puente Grande / JORGE DEL ÁGUILA

“El Campo de Gibraltar, a nivel turístico, tiene de todo -explica Goyeneche-. Si los ocho municipios se pusieran de acuerdo y crearan una verdadera sinergia, se podría ir de un sitio a otro realizando actividades con una pulserita, como en Cancún”. No obstante, opina que a los campogibraltareños aún les cuesta valorar la riqueza natural y cultural de la zona. “Hay tarifeños que me dicen que Baelo Claudia son tres piedras, y eso que la entrada es gratuita; en cambio, están dispuestos a pagar quince euros por tomarse una copa en un chiringuito de la playa. Es muy curioso”.

Asegura que algún año regresará a San Fermín, pero que no es el momento. “En julio hay aquí mucho trabajo, por ser temporada alta, y debo aprovecharlo”. La pequeña Isis -nombre de la Diosa egipcia de la Naturaleza- acaba de ver pasar una tortuga a un palmo del kayak. Históricamente, el hombre siempre soñado con volar y navegar. A través de actividades como ésta por el río Palmones, lo tiene un poco más fácil.

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