La revista 'Hola' recomienda este pueblo de Cádiz para hacer un viaje directo al pasado

Enclavado en lo alto de una colina y rodeado por la frondosidad del Parque Natural de los Alcornocales, Castellar de la Frontera se alza como uno de los pueblos amurallados más singulares y encantadores de Andalucía. No es casualidad que haya sido destacado recientemente en un artículo de la revista ¡Hola! dedicado a los pueblos amurallados más bellos de España.

En esta pieza, en la que se encuentran 8 espacios amurallados con encanto de toda España, se ha incluido Castellar debido a su espectacular emplazamiento y el encanto de su entramado urbano. En el artículo se resalta que "entre sus murallas centenarias se esconden casas habitadas, talleres de artesanos, alojamientos rurales con encanto y miradores", desde lo que se puede observar la impresionante orografía del Campo de Gibraltar.

Castellar comparte artículo con municipios como los de Granadilla, Ureña o Rello, pueblos de diferentes provincias del Estado español, siendo Castellar el único de Andalucía que forma parte de esta lista.

Estas palabras capturan a la perfección el espíritu de Castellar Viejo, el corazón histórico del municipio, donde las murallas no solo protegen piedra y cal, sino también siglos de memoria viva. Pasear por sus calles empedradas es como adentrarse en un escenario detenido en el tiempo, donde cada rincón guarda una historia. Además de su valor histórico, el entorno natural que lo rodea convierte a Castellar en un destino ideal para los amantes del ecoturismo y la tranquilidad. Desde sus miradores se contemplan paisajes espectaculares, como el embalse de Guadarranque, y en días despejados, incluso se puede ver la costa africana, como bien señala ¡Hola!

Sin duda los chisparreros ha sabido conservar su esencia, que convierten a este pueblo en un refugio para quienes buscan autenticidad. Aquí, el turismo se mezcla con la vida cotidiana, sin artificios. Castellar de la Frontera es un ejemplo de patrimonio bien conservado y también hacen evidente cómo un pequeño pueblo puede convertirse en un símbolo de armonía entre historia, naturaleza y vida rural. Su aparición en diferentes medios, como la revista ¡Hola!, no hace más que confirmar lo que sus visitantes ya saben: que es uno de esos lugares que hay que ver, al menos, una vez en la vida.