La situación estratégica del Campo de Gibraltar condujo a Franco hasta Tarifa. Allí, entre 1940 y 1941, en plena II Guerra Mundial, se llevó a cabo la construcción de Paloma Alta, una zona militar que lleva inactiva desde 2008, con la que el caudillo pretendía invadir Gibraltar y controlar el Estrecho.

En este emplazamiento espectacular, debido a sus vistas, se encuentran desde entonces tres de los cañones más grandes de España, los que forman la Batería D3. Estas armas de grandes dimensiones fueron trasladadas hasta el municipio campogibraltareño en barco para que después las transportaran hasta su localización los prisioneros republicanos que formaban parte de unidades disciplinarias, según los datos aportados por el historiador José Manuel Algarbani a Nius.

Los cañones, modelo Vickers 381, fueron adquiridos en Inglaterra en 1926. Cada uno pesa 97 toneladas y alcanza los 17 metros de longitud. A pesar de no haberse utilizado nunca en una batalla, si que han estado en funcionamiento para maniobras.

Fueron elementos que tuvieron un efecto disuasivo. Sus disparos eran capaces de fulminar objetivos a más de 30 kilómetros de distancia con munición creada a partir sacos de pólvora y proyectiles que pesaban casi una tonelada, todo ello con una cadencia de tiro de entre 1 y 2 disparos por minuto.

Actualmente, los cañones se encuentran en un entorno abandonado. Muchas personas, a pesar de ser de Tarifa o de la propia comarca, no saben que estos elementos se encuentran allí, puesto que no hay señalización ninguna, aunque son parte del patrimonio militar del que dispone el país.

Los Vickers 381 formaron parte de muchas baterías distribuidas por el territorio español y, en estos momentos, pueden visitarse y son un atractivo turístico de sus localizaciones. En Tarifa, la Asociación Conde de Gazola, formada por militares de Artillería, lleva a cabo un proyecto para que se protejan y esto también ocurra en el municipio campogibraltareño.