Tarifa probará un proyecto piloto para convertir las 40.000 toneladas de algas acumuladas en electricidad y fertilizantes
Un bioreactor generaría un cuarto de megavatio con el tratamiento de 15.000 toneladas al año y evitaría el alto coste del traslado a un vertedero, inasumible para las arcas municipales
El Ayuntamiento lo ve con buenos ojos pero insiste en que, sin la ayuda de otras administraciones, la retirada de las playas es inasumible para las arcas municipales
El incierto destino de una montaña de 40.000 toneladas del alga invasora en Tarifa

Tarifa/Tarifa recibirá un biorreactor experimental para convertir en electricidad y fertilizantes sostenibles las 40.000 toneladas del alga invasora Rugulopterix okamurae que se ha visto obligada a almacenar junto a la depuradora, las que quedan por recoger del litoral hasta Algeciras y las que están por llegar desde el Estrecho. El Ayuntamiento probará la planta portátil como alternativa al traslado a un vertedero autorizado de estos residuos sólidos marinos, cuyo coste superaría los cuatro millones de euros y resulta, por tanto, inasumible para las arcas municipales.
El alcalde, José Antonio Santos, y el primer teniente de alcalde, Jorge Benítez, han mantenido una reunión este lunes con representantes de la empresa valenciana Poplac Development y de Futuralga, sociedad cooperativa andaluza, que le han explicado su proyecto para intentar que se instale en Tarifa. Se trataría de una planta de tratamiento del alga que tendría un coste de un millón de euros y que serviría para generar un cuarto de megavatio con 15.000 toneladas de restos de algas al año. Para realizar el proceso serían necesarios dos operarios.
Una planta de este tipo se ha probado ya en México. Benítez considera la iniciativa "interesante" y en principio "buena" para paliar el problema generado por la acumulación del alga invasora, pero recalca que no elimina el gasto de retirar las arribazones de las playas, que a su juicio no pueden asumir los ayuntamientos sin la implicación del Gobierno y la Junta de Andalucía. "Es imprescindible que las administraciones competentes asignen partidas económicas específicas para abordar esta crisis de forma eficiente y sostenible", explica el teniente de alcalde, que considera que esta catástrofe medioambiental no puede repercutir solo en el bolsillo de los tarifeños, en su caso. Lo mismo podría aplicarse a los algecireños, los linenses, los sanroqueños o los barreños, todos los municipios costeros que sufen el alga parda.
Mientras el Ayuntamiento estudia la posibilidad de instalar la planta, las empresas recibirán el visto bueno para instalar un bioreactor experimental con el que mostrar a los representantes municipales la efectividad de su propuesta. Estas plantas diseñadas con tecnología de vanguardia optimizan el proceso de digestión anaeróbica para transformar desechos orgánicos en biogás, una mezcla rica en metano y dióxido de carbono que puede ser utilizada como combustible limpio para generación de energía o calor. Además, el proceso produce biofertilizantes como subproducto, cerrando el ciclo de aprovechamiento de los residuos.
Poplac entiende que se da una nueva vida a los residuos de plantas marinas y algas como la rugulopterix, transformándola en biogás y biofertilizantes. "Este enfoque innovador aborda un desafío global: la acumulación de millones de toneladas de estos residuos que el mar deposita cada año en nuestras costas", explica la empresa, que intenta así "convertir este problema ambiental en soluciones que no solo redefinan el sector de la construcción, sino que también impulsen la transición energética y la agricultura sostenible".
"Estas iniciativas no solo responden a la problemática de la acumulación de desechos marinos en las costas, sino que también generan valor en sectores clave como la construcción, la energía, la agricultura y la regeneración de ecosistemas". El proyecto presume que sirve para "capturar metano de materiales orgánicos antes de que sea liberado de manera descontrolada al medioambiente, disminuyendo su impacto como gas de efecto invernadero, cuyo potencial de calentamiento global es 28 veces mayor al del CO₂", indica Poplac.
En Tarifa, una montaña de más de 40.000 toneladas de algas retiradas de las playas se levanta junto a la estación depuradora de aguas residuales de la ciudad. Está allí, aumentando de tamaño, desde 2019. En realidad, el Ayuntamiento debería por ley trasladarlas al vertedero, por ejemplo, de Los Barrios, donde tendrían que ser quemadas y enterradas para evitar su dispersión. Pero las arcas municipales no podrían soportar el coste.
Las otras administraciones, de momento, miran para otro lado. Como hacen también frente al problema que supone la pérdida de arena en algunas partes del litoral a la hora de retirar las algas para evitar su impacto negativo en el medioambiente, el turismo y la salud. En la multitud de calas que existen entre el litoral de Algeciras y el de Tarifa se calcula que superan las 100.000 toneladas.
Como publicó Europa Sur el pasado 19 de enero, el problema no tendría por qué suponer un gasto extra para los ayuntamientos, ni para la Junta ni para el Gobierno. Hay empresas que retirarían los arribazones de forma gratuita a cambio de poder darles un uso comercial. Pero, por ahora, el Ministerio de Transición Ecológica no lo autoriza, como sí hace con otras especies, invasoras o no, caso del cangrejo rojo en el Guadalquivir, la trucha arcoiris en Galicia o elvisón americano en Castilla y León y el País Vasco, entre otros.
Los únicos recursos que se destinan al alga parda son para la investigación, casi siempre a través de las universidades. Algunos de estos proyectos, completamente desarrollados y de probada efectividad, se han quedado en el camino cuando están listos para pasar a su comercialización. En el momento en el que hay que conseguir una autorización administrativa para poder hacerlo realidad, se deniega. Este proyecto intentará acogerse a que en realidad se trata del tratamiento de residuos sólidos marinos. Su futuro está por ver.
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