Neila Pascual, como buena vallisoletana, sigue sin reconciliarse con su tierra. No tiene alma castellana. Estudió Bellas Artes en Salamanca y continuó su formación en Lisboa, Sevilla y Granada, en una migración hacia el sur. Acabó en Vejer de la Frontera, donde reside con su familia y tiene su taller. 

Tarifa, sus playas y paisajes, el baile de cometas y una multitud de cuerpos tumbados al sol protagonizan su obra más marinera y salvaje. Asegura que le mueve reflejar lo que vive, lo que pinta es lo que le pasa.
Pero también lo que pinta es su recuerdo.

"A veces, mis acuarelas terminan pareciendo croquetas de tanta arena pegada", bromea


Desde agosto de 2021, esta artista enamorada del Campo de Gibraltar tiene una pequeña tienda en la plaza de Oviedo de Tarifa, donde se pueden adquirir obras originales y láminas sueltas o enmarcadas con su personalísimo estilo. También vende por Internet a través de su página web. 

Asegura que su conexión con Tarifa es por amor. "La primera vez que fui, hacía poco tiempo que vivía en Vejer", cuenta Neila Pascual a Europa Sur. Fue durante una visita con sus tíos. "Recuerdo que nos sentamos en una placita a comer y había un local que se alquilaba, le hice una foto y pensé: Qué bonito lugar para tener una tienda". Así empezó todo.

Interior de la tienda de Neila Pascual en la plaza de Oviedo.

"A los dos o tres años volví con un amigo a visitar a otro amigo suyo", continúa la artista. "Ese amigo y yo nos enamoramos y hoy es mi marido. Pasamos un año más o menos entre Vejer y Tarifa, coche arriba y coche abajo. Fue entonces cuando decidí llamar al dueño del local que había visto años antes y lo alquilé. Es donde se encuentra ahora la tienda", narra la pintora, a quien le encanta pintar las playas de Tarifa. "El problema es que pinto al aire libre y son pocos los días sin viento. A veces, mis acuarelas terminan pareciendo croquetas de tanta arena pegada", bromea.

Además de Tarifa, otras series de Neila Pascual tratan sobre Lisboa, peces, faros, sirenas o flamenco. Ofrece, además, algunos objetos con su obra serigrafiada, como posavasos, tazas o bolsas. Es fácil encontrar a la vallisoletana con sus acuarelas en la playa, bien pintando sobre una toalla o en algún chiringuito de la zona, como el popular Carbones 13.