Guerra en Ucrania

Los refugiados del este dan vida a la economía de Odesa

Desplazados de zonas cercanas al frente u ocupadas por Rusia reciben ayuda en una iglesia evangélica de Odesa.

Desplazados de zonas cercanas al frente u ocupadas por Rusia reciben ayuda en una iglesia evangélica de Odesa. / Marcel Gascón (Efe)

Tras dos años de guerra en la que se ha acostumbrado a vivir bajo los bombardeos rusos, Odesa compensa la pérdida de población y pujanza económica con el empuje de la sociedad civil y la contribución de los emprendedores que han llegado de las zonas ocupadas por Rusia.

"Las grandes empresas han sido las principales afectadas por la guerra, y, aunque muchos pequeños empresarios también cerraron, la gente se ha dado cuenta de que la guerra va para largo y ha empezado a abrir negocios de nuevo porque la gente tiene que vivir", dice a Efe la emprendedora Olga Simonenko.

Natural de la región vecina de Mikolayiv, Simonenko proviene de una familia que se dedica a la producción de piezas para la industria de maquinaria pesada.

"Una cuarta parte de nuestros clientes han cerrado o se han visto afectados por los bombardeos y la ocupación rusa", explica la empresaria, cuya empresa familiar recibía parte de la materia prima de zonas mineras e industriales más al este que ahora están ocupadas por Rusia.

Pequeños negocios al rescate

Esta caída en la actividad de las empresas de más peso, cuenta Simonenko, se ve parcialmente compensada por la iniciativa de muchos residentes en Odesa a los que se suman numerosos desplazados de zonas del sur de Ucrania que han sido ocupadas total o parcialmente por Rusia como Jerson, Mikolayiv o Mariupol.

La propia Simonenko ha abierto junto con su marido y sus suegros uno de los pequeños negocios que mantienen a flote la economía de Odesa, que antes de la guerra dependía en gran medida del turismo y de la actividad ahora diezmada de su puerto.

En julio de 2022, después de muchos meses de aplazamientos, Simonenko y sus familiares inauguraron en el centro la cervecería Hoppy Hog, una réplica más juvenil del establecimiento del mismo nombre que ya regentaban en la ciudad.

"Eran momentos de gran incertidumbre, nadie sabía qué iba a pasar, y por eso mismo mi marido pensó que o lo hacíamos entonces o no lo haríamos nunca", dice la empresaria sobre el mismo impulso que ha animado a muchos otros en Odesa a tirarse al ruedo en plena guerra.

Menos inversión extrajera

El consultor empresarial y activista social Alexei Sandakov tiene 45 años y se ha establecido en Odesa tras salir de Jerson, donde vivió la ocupación rusa y la liberación a manos de las Fuerzas Armadas de Ucrania.

"Mis clientes han suspendido la mayor parte de sus proyectos", afirma sobre las empresas extranjeras a las que asesora para hacer negocios en Ucrania.

Igual que Simonenko, Sandakov ve un influjo de nuevos residentes en Odesa que han huido de la ocupación y los ataques rusos, y están contribuyendo a la revitalización del tejido social y económico de la ciudad que les acoge, donde decenas de ONG ayudan a diario a los desplazados más vulnerables.

"Los negocios de Jerson se están trasladando a Odesa", señala el consultor, que destaca la importancia de esta inyección de talento, energía y capital humano ante la fuga de población y talento que ha provocado la guerra.

Éxodo de marineros

Entre los colectivos profesionales con más emigrados recientes fuera de Ucrania están los marineros, un oficio muy popular en este puerto del mar Negro.

Muchos marineros ucranianos han decidido establecerse en el extranjero ante el temor de ser reclutados o que no se les dé permiso para salir a trabajar en el mar debido a la ley marcial que prohíbe la salida de los hombres en edad militar.

Según un experto en el sector marítimo que pide el anonimato, un número creciente de marineros ucranianos deciden por este motivo radicarse en países limítrofes, en los que puede visitarles periódicamente su familia.

En muchos casos, estos trabajadores del mar acaban mudándose con su mujer y sus hijos a sus lugares de acogida.

"Cuando volvían a casa gastaban aquí su dinero e invertían en pequeños negocios", dice Sandakov, el consultor empresarial, sobre una fuente de ingresos de la economía ucraniana que se está resintiendo.

Hasta que Rusia empezó a bombardear Mariupol, en la región oriental de Donetsk, la coctelería-restaurante Seven Goats era uno de los locales más populares en este puerto del mar de Azov.

Hace aproximadamente un año el negocio volvió a abrir sus puertas en Odesa, donde se ha asentado su dueño, Vladislav Nemikin.

"Vienen muchos viejos clientes de Mariupol que ahora viven en Odesa, y estoy muy contento con el apoyo que tengo de la gente de aquí", indica a Efe el empresario de 32 años.

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