jueves santo | almas y angustias en la línea

La belleza de las Angustias despierta el fervor y la fe de los fieles linenses

  • El conjunto de la Piedad, obra del imaginero Luis Ortega Bru, realiza una brillante estación de penitencia por las calles del centro

Un año más La Línea se rindió a la belleza y fuerza del grupo de la Piedad, formado por las imágenes de Nuestra Señora de las Angustias y el Cristo de las Almas, que representa el momento en el que la Virgen recoge en sus brazos el cuerpo sin vida de su hijo, recién descendido de la cruz. Se trata de una obra del genial imaginero sanroqueño Luis Ortega Bru, finalizada en 1954, y que no deja indiferente a nadie.

A las 21:00 se abría el pórtico del santuario de la Inmaculada para que el cortejo de nazarenos, con elegante túnica blanca y antifaz y capa negros, diera paso al majestuoso paso de la hermandad de las Angustias, realizado en madera de color caoba con tallados y orfebrería dorada y cuyo frontal representa el campanario del Santuario de la Inmaculada, con una capilla central con una imagen de la Patrona y Alcaldesa Perpetua, en el que se realza aún más la belleza de las imágenes del Cristo de las Almas y Nuestra Señora de las Angustias, que lucía de riguroso luto por el fallecimiento del que fuera director espiritual de la hermandad, Juan Valenzuela. El exorno floral estaba formado por claveles rojos y lirios.

La imagen daba sus primeros pasos bajo las notas de la agrupación musical Virgen del Refugio, de Jerez de la Frontera, y con las acertadas instrucciones de los capataces, José María Soldevilla Moreno y José María Soldevilla Moreno Jr., hacia el pasaje Torres Vico, desde donde tomó la primera revirá hacia la calle Carboneros para iniciar su céntrico recorrido, en la que el grupo de imágenes estuvo arropado por muchos fieles hasta su recogida, prevista para la 1:15 de la madrugada.

Cabe destacar que la hermandad del Santísimo Cristo de las Almas y Nuestra Señora de las Angustias fue la que introdujo a la mujer de mantilla dentro de las cofradías linenses, de ahí la tradición de que participen muchas en su estación de penitencia.

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