Semana Santa

San José Artesano arropa el camino de su venerada Trinidad

  • La barriada vuelve a volcarse con su gran cita de la Semana de Pasión El Cristo de Las Tres Caídas da solemnidad alumbrando el largo recorrido de la cofradía

Cientos de personas se agolparon ayer en torno a la salida procesional del Cristo de Las Tres Caídas y la venerada María Santísima de La Trinidad y San Juan de Mata. La cita volvió a convertirse en una de las más grandiosas del año de la barriada. No cabía un alfiler en la plaza ni en los aledaños, los desniveles entre bloques se usaron como balcones improvisados y el sol apretaba el ambiente, bañado de la intensidad radiante de un sol que jugaba a ocultarse entre las nubes.

Dos minutos faltaban para que el reloj marcase las seis en punto y las grandes puertas de la parroquia de la Santísima Trinidad, situada en la plaza del mismo nombre, se abrieron entre aplausos. Lejos de las estampas habituales del centro de la ciudad, en la plaza de San José Artesano se respiraba un ambiente más cercano y de vecindad, atrapado a la devoción de unas imágenes veneradas en el día a día de los vecinos que conviven con su parroquia.

Pasados los cinco minutos de rigor asomó, aún dentro del templo, el Cristo de Las Tres Caídas. El camino hacia el exterior no era fácil y el silencio se adueñó de las miradas. Sobre sus rodillas salieron los costaleros con la imagen también arropada por los varales. Sobre las 18:10 horas irrumpió en la plaza, visible para todos los citados, y con el Cristo sonó la banda Santa Bárbara de La Línea, testigo además de la Primera Levantá fuera del templo al cobijo de la atención del llamador.

La hermandad de Las Tres Caídas, con 364 hermanos, salió en procesión este año estrenando el banderín del Grupo Joven, financiado con el esfuerzo de los más jóvenes de la cofradía de San José Artesano.

El paso lento del Misterio, que mostraba al Cristo portando la Cruz, dejó un bella estampa en la plaza antes de tomar rumbo hacia la avenida Luxemburgo, aprovechando los rayos de sol de la tarde nublada. Mientras se iba alejando sigiloso ya se preparaban los devotos para volver a ver en las calles a La Trinidad, la gran protagonista de la procesión que atestiguó sobre sí todas las miradas. Las costaleras, todas mujeres, tomaron con fortaleza el camino hacia el exterior.

De riguroso luto y de mantilla desfilaron delante de La Trinidad más de una docena de mujeres, que abrieron el largo camino del paso. A las 18:34 horas sobrecogió la Primera Levantá de La Trinidad dentro de la parroquia. Enmudeció de nuevo la plaza para dar aliento a las costaleras que, al igual que con el Cristo, marcaron el camino hacia el exterior de rodillas. En los varales también cargaban con sumo cuidado, ya que el espacio era milimétrico entre la imagen y las puertas del templo. Sobre las siete menos veinte ya tomó la plaza la venerada Trinidad de la mano de la banda de música Virgen de la Palma.

El largo recorrido de esta procesión demuestra la devoción y fervor de sus hermanos. La carrera oficial estaba prevista sobre las 22:15 horas y la recogida en torno a las dos de la madrugada tras llegar hasta el centro de Algeciras saludando a todos los devotos.

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