Las puertas de la Iglesia de Nuestra Señora de la Palma se abrieron el Viernes Santo por última vez para encumbrar la salida del Santo Entierro y María Santísima de la Soledad.

Viernes Santo de túnica negra y capa negra. Luto con mayúscula a las nueve de la noche en la Plaza Alta. La mantilla se recupera para despedir la Semana de Pasión especial. ¿Qué sería del Viernes Santo sin mantillas? Pero en Algeciras no hay apogeo. Será cuestión de tiempo que el traje de luto y gala tome las calles desde bien temprano. Por ahora, las jóvenes no se atreven.

A las nueve de la noche nadie se acordó de la meteorología. Tras una agotador invierno de incesantes lluvias la Semana Santa dejó en un segundo plano los paraguas. El buen tiempo ha querido que el esfuerzo cofrade se vea correspondido. La Iglesia de la Palma siempre reúne a mucha gente. Es el centro neurálgico. Resulta baladí repetir que en la Plaza Alta es más fácil hacerse un hueco.

El Regimiento de Artillería de Costa número 5, hermano mayor honorario desde 1944, embelleció más si cabe el cortejo formado por un centenar de nazarenos. El Santo Entierro tiene historia. Fue fundada en 1752. Es difícil echar la vista atrás pero sin duda es la más antigua de Algeciras. No es injusto que sea Real, Antiquísima y Venerable Cofradía.

Un tambor acompañó el paso de Misterio dirigido por Cándido Romaguera.

María Santísima de la Soledad fue escoltada por la agrupación musical Amando Herrero, de Algeciras. Especial por los cuatro costados. El Himno de España emocionó pese a quien le pese.

La Soledad salió minutos más tarde con la ayuda de 60 costaleros. La maniobra no resultó perfecta pero fue aplaudida. Que nadie piense que es fácil. Y quien critique, que pruebe primero.

La Cofradía del Santo Entierro también tuvo su estreno, cuatro ciriales elaborados por los alumnos de La Chicotá.