Los vecinos de Castellar volvieron a demostrar su fe y devoción hacia el Cristo de la Almoraima, el Nazareno y la Virgen de las Angustias en la única procesión de la Semana Santa local.

Minutos antes de las ocho de la tarde, la Plaza de Andalucía se encontraba llena de personas dispuestas a acompañar en su recorrido a las tres imágenes. Las puertas del Santuario se abrieron puntualmente dando paso a la salida de Nuestro Padre Jesús Nazareno, que salvó el dintel del templo gracias a la maestría de los cargadores ordenados por Mané Vaca. Los acordes del himno nacional y un respetuoso silencio marcaron la salida, sólo roto por los aplausos y el canto de los pájaros en el tranquilo municipio chisparrero. Los tibios rayos del sol, cerca del ocaso, embellecieron aún más las nuevas potencias del Cristo.

A los pocos minutos hacía su aparición el Santísimo Cristo de la Almoraima, momento en el que los fieles guardaron la respiración por la dificultad que entraña la salida del venerado crucificado. Francisco Mena, su capataz, y la cuadrilla de cargadores demostraron una vez más su buen hacer en una salida impecable. Tras ello, el paso de Palio de la Virgen de las Angustias, bajo las órdenes de Luis Miguel Salido vio los últimos rayos del día. En menos de media hora, las tres imágenes ya iban rumbo a la calle Montaser Katani.

Todas las imágenes, como marca la tradición, estuvieron escoltadas durante la estación de penitencia por una representación de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (Policía Nacional, Policía Local y Guardia Civil), con agentes vestidos de gala.

Ya en la calle, el olor a flores frescas se confundía con el del incienso en un bello recorrido que se cumplió en poco más de cuatro horas por las principales calles del municipio. Los vecinos acompañaron la procesión desplazándose para que sus tres veneradas imágenes nunca estuvieran solas en su estación penitencial.