La del Jueves Santo es una noche especial en Tarifa. Una noche de recogimiento y de devoción hacia una de las estampas más bellas de la Semana de Pasión en el municipio: el Santo Encuentro. La Venerable y Real Archicofradía de Penitencia de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de la Paz regaló anoche un bello desfile procesional marcado por la reunión entre Madre e Hijo en la Calzada.

La procesión comenzó puntual, con la salida de la Virgen de la Paz a la Plaza del Ángel sobre las nueve y media; momento en el que las calles del centro de Tarifa volvieron a colmarse con el inconfundible olor a incienso y el de flores frescas que adornaban el palio de la Virgen. Bajo las órdenes de Andrés Aranda como capataz y con el acompañamiento musical de la Asociación Musical Pintor Manuel Reiné de la localidad, el paso de palio comenzó su lento pero seguro avance camino de Sancho IV el Bravo seguido por numerosos fieles que quebraron el recogimiento de la noche con las saetas, la más bella expresión vocal del dolor y la penitencia.

Y cuando daban las once, su Hijo, Nuestro Padre Jesús Nazareno, salió desde San Mateo al encuentro de su Madre. Frente a frente, el Sermón del Encuentro es una de las tradiciones cofrades más seguidas en la localidad por su belleza y simbolismo. Tras el rezo, aplausos y vítores, el desfile de ambos titulares continuó por las diferentes rutas haciendo que el público buscara entre las callejuelas salir al encuentro de ambos para no perder detalle. El Cristo lo hizo con el acompañamiento de la Agrupación Musical Santa Águeda, de Villalba del Alcor (Huelva), y estuvo en la calle hasta las tres de la madrugada cargado con maestría por la cuadrilla bajo las directrices del capataz Sebastián Chicano, quien supo dar el ritmo al avance del paso de misterio. Hora y media antes, la Virgen se recogió en su templo.